MUSEO DEL JURÁSICO DE ASTURIAS
Desde 2004, en la costa asturiana se levanta un llamativo edificio con forma de huella de dinosaurio; toda una declaración de principios para un centro que ha logrado destacar dentro de un campo tan saturado como la dinomanía. La silueta del Museo del Jurásico de Asturias –MUJA, para abreviar– no es solo un guiño al tema que trata: los tres dedos que conforman la pisada de una de aquellas criaturas extintas albergan las secciones dedicadas a cada uno de los periodos de la era mesozoica: Triásico, Jurásico y Cretácico. Completa la edificación una estructura de madera con arcos paralelos que simulan las costillas de los dinos. Y dentro, un repertorio de piezas que ha crecido desde las trescientas que constituían la colección original a las más de 4.600 de hoy.
El edificio cuenta también con un enorme jardín botánico convenientemente decorado con reproducciones a escala natural de algunas de las especies más populares de la prehistoria, como el Allosaurus y el Diplodocus.
Y HUELLAS, MUCHAS HUELLAS. DE HECHO, EL MUJA SE ENORGULLECE
DE TENER LA MEJOR COLECCIÓN DE ICNITAS –pisadas de dinosaurios– de Europa en un museo y la tercera del mundo, con más de 570 ejemplos. Y de recibir 150.000 visitantes al año, estimulados no solo por los atractivos de la visita, sino por las actividades de sus equipos científicos y de gestión en la labor divulgativa. “Esto permite que tengamos un programa repleto de actividades, con talleres y conferencias durante todo el año”, declara a MUY Marta Molleda, coordinadora del museo.
Dentro, no faltan las grandes estrellas, desde el tiranosaurio al Ca
masaurus, con sus diecisiete metros de longitud; o curiosidades tan atractivas como el plesiosaurio y el ictiosaurio, reptiles marinos de los que se exhiben los esqueletos más completos que se han encontrado en la península ibérica. Pero la principal atracción es el recorrido cronológico por la vida de estos animales, desde su aparición hace 228 millones de años hasta su extinción, hace 66 millones, recalca Molleda.
Además, el MUJA no es únicamente un museo, sino el epicentro de una zona que es testimonio privilegiado del pasado mesozoico. Su ubicación, en el concejo de Colunga, preside la llamada Costa Jurásica, una cadena de yacimientos ricos en icnitas y fósiles de dinosaurios que se extiende por diversas playas asturianas, de Gijón a Ribadesella. El más cercano es el de la playa de la Griega. “Allí se pueden ver las mayores huellas del mundo del periodo jurásico, que pertenecieron a un saurópodo”, recomienda Molleda.