L'AQUÀRIUM DE BARCELONA
Las modernas técnicas de construcción han dotado a los acuarios de una espectacularidad casi futurista, pero la verdad es que llevan con nosotros desde tiempos de los sumerios, hará unos 4.500 años. Su finalidad inicial era puramente alimenticia, pero no tardó en ampliarse a la exhibición. Hoy son algo más: la ondulación hipnótica o las cabriolas de las especies que habitan estas instalaciones se complementan con su vocación de ilustrar sobre lo que la humanidad se juega si continúa permitiendo y fomentando la degradación de mares y océanos.
L'Aquàrium de Barcelona se toma esta función muy en serio, con su lema “Conocer para querer y querer para proteger”, mantenido desde su fundación, hace más de veinte años, hasta nuestros días. Como cabía esperar por su ubicación, está centrado sobre todo en la temática mediterránea, y ha mostrado y explicado sus maravillas, misterios y peligros a más de treinta millones de visitantes. Cuenta con más de 450 especies, y en sus instalaciones se han producido casi 1.900 nacimientos de animales marinos.
POR SUPUESTO, HAY ESCUALOS, Y DE LOS GRANDES: SUS EJEM
PLARES DE TIBURÓN TORO Y JAQUETÓN DE MILBERTO atraen buena parte de las miradas de un impresionante oceanario de 36 metros de diámetro. Y si el visitante los quiere conocer más de cerca, existe la posibilidad –con traje de submarinista y jaula de protección, claro– de introducirse dentro del tanque.
Pero este es solo uno de los veintiún acuarios que forman el complejo. Como un atractivo especial cabe
destacar que catorce de ellos están dedicados a representar las diferentes comunidades marinas presentes en la zona mediterránea: la de costa rocosa poco profunda, el delta del Ebro, las praderas de posidonia, los corales, las islas Medas… La información sobre cada una de las comunidades abunda en todas las salas del recinto, para asegurarse de que las visitas asuman que lo que tienen ante sus ojos es mucho más que una exhibición de animales marinos.
Como en todo acuario que se precie, la divulgación no está reñida con el espectáculo, y en el recorrido espera el paseo submarino por el túnel transparente de más de ochenta metros de longitud y el anfiteatro, desde el cual se puede pasar un buen rato siguiendo las evoluciones terrestres y submarinas de los pingüinos de Humboldt.
L'Aquàrium ofrece también actividades pedagógicas, divididas por grupos de edad –para educación infantil, primaria y secundaria–, así como jornadas de entrada libre para profesores. Y otras muy populares en este ámbito, como la posibilidad de dormir en sus instalaciones o contemplar la alimentación de las distintas especies.