Catres famosos
Ana Estuardo (1665-1714), reina de Inglaterra, Irlanda y Escocia, mandó que le construyeran una de las camas más lujosas que han conocido los tiempos con el propósito de morir en ella. Lamentablemente, no lo logró, pues la gota y diversas infecciones acabaron con su vida a los 49 años, antes de que sus artesanos terminaran los bordados sobre terciopelo que había diseñado.
Otro tálamo fastuoso, con balaustrada y ostentosas telas hasta el techo, es el de María Antonieta. Aún puede visitarse en el Palacio de Versalles y dice más sobre los motivos del final de la monarquía que todos los libros de historia.
Tras su accidente de avión en 1946, el multimillonario Howard Hugues encargó a sus ingenieros que fabricaran una cama con motor y sistemas hidráulicos móviles que le permitieran adoptar posturas que le aliviaran los dolores. Fue la base para las actuales camas de hospital.
La artista británica Tracey Emin presentó en 1999 en la Tate Gallery de Londres la instalación My Bed (Mi cama), que se convirtió en un icono del arte vanguardista. Después fue subastada y vendida en Christie’s en 2014 por 2,5 millones de libras.