LOS GLACIARES ÁRTICOS LIBERAN ÁCIDO AL FUNDIRSE
Amedida que la temperatura en el Ártico sube, el permafrost –la capa de suelo permanentemente congelado– se derrite a un ritmo alarmante. Rocas que llevaban millones de años cubiertas de hielo han quedado expuestas y empiezan a disolverse, corroídas por el ácido.
Y es que el permafrost es rico en minerales, que se liberan al fundirse y producen reacciones químicas que destruyen las rocas, según un estudio del Servicio Geológico de Estados Unidos. Tras investi- gar en áreas antes heladas en el noroeste de Canadá y Alaska, han hallado pruebas del desgaste causado por ácido sulfúrico emitido por el deshielo del permafrost.
UN MUNDO CAMBIANTE. Además, la erosión causada por el ácido sulfúrico libera ingentes cantidades de dióxido de carbono en la atmósfera, según los autores del ensayo. La región ártica, que se calienta dos veces más que cualquier otro punto de la Tierra, está viviendo cambios drásticos. La banquisa del océano se derrite, lo que reduce el tamaño del escudo protector contra la radiación y el calor, y acelera el aumento de la temperatura de los mares. Los osos polares se quedan sin territorios de caza. El permafrost menguante construye nuevos paisajes a través del llamado proceso de termokarst, y surgen nuevos lagos y pozos en el suelo cuyas consecuencias sobre el desgaste de los minerales y su impacto sobre las emisiones de CO se 2 ignoran por el momento. Se estima que en el permafrost se almacenen 1.400.000 millones de toneladas de carbono.