Corremos el riesgo de que la privacidad sea un privilegio de los ricos y los poderosos
La criptografía moderna hace posible la transmisión segura de información electrónica en los e-mails y las transacciones financieras, y permite que haya innovaciones como la firma digital y las criptomonedas, entre otras muchas cosas. Ronald Rivest, Shafi Goldwasser y Silvio Micali, tres de los criptógrafos más importantes hoy, nos desvelan algunas de las claves de una disciplina imprescindible para nuestra vida cotidiana.
Vivimos sumergidos en un océano digital de contraseñas, números de tarjetas de crédito, transferencias bancarias y órdenes de compra, y toda esa información viaja como ondas de radio inalámbricas. Por supuesto, es vulnerable, pero hay una herramienta clave para protegerla: el algoritmo RSA, desarrollado a finales de los setenta por los criptógrafos Ronald Rivest, Adi Shamir y Leonard Adleman, y que toma su nombre de las iniciales de los apellidos de sus creadores. ¿Y cómo funciona este algoritmo? Usemos un ejemplo para profanos en matemáticas y criptografía. Imaginemos que queremos enviar un mensaje secreto a un amigo. Para ello lo introducimos en una caja fuerte cerrada con una combinación. Aquí llega el problema: ¿cómo le hacemos llegar la combinación en el mismo envío que la caja? Un tercero podría hacerse con la clave. El algoritmo RSA resuelve la papeleta. Nuestro colega nos envía una caja fuerte que tiene dos cerraduras: una para abrirla y otra para cerrarla. La caja nos llega abierta y con la llave para que la cerremos. Metemos nuestro mensaje, la cerramos y se la devolvemos. El destinatario es el único que tiene la llave para abrirla. Si alguien intercepta la caja, la encontrará cerrada; y si intercepta el envío antes, solo tendrá una caja vacía
abiertaabierta y la llave que sirve para cerrarla. La seguridad de la información queda ggarantizada.
Nuestro estilo de vida es imposible sin la criptografía que asegura las comunicacomunicaciones digitales. Por eso, el último PrePremio Fundación BBVA Fronterasteras del CConocimiento en la categoríaría de TecnologíasTec de la Información y la ComuComunicación fue para dos de los inventores del algoritmo RSA (Ronald Rivest y AAdi Shamir), y otros dos reputadosputados esespecialistas en criptografía: Shafi GoldwGoldwasser y Silvio Micali. MUY ha hablado con Rivest, Micali y Goldwasserwasser de pprivacidad, seguridad digital y otros asuasuntos que nos afectan a todos. Todos nuestros gustos y tendencias son registrados por gigantes como Amazon, Google y Facebook. ¿Gracias a ellos hemos perdido nuestra privacidad?
Rivest:
No, pero ahora tienes que conseguirla, trabajártela. Antes resultaba muy difícil acceder a los registros de datos, pero ahora es muy sencillo.
Micali:
Poseemos las herramientas para garantizar la privacidad. Pero hay situaciones contractuales, como las que propone Facebook, que la hacen imposible. Si les das el visto bueno porque necesitas sus servicios de forma puntual, en realidad se lo estás otorgando por mucho tiempo. Las primeras líneas de sus condiciones de uso dicen que pueden ceder a terceros tu información personal. Por eso no uso Facebook. Todo esto es un problema legal y político, y no depende de la criptografía. Además, la privacidad ya no se valora como antes.
Goldwasser:
No. Hemos perdido la privacidad de forma temporal. Pero no es sorprendente. Con la llegada de una nueva tecnología nos emocionamos, y luego vemos sus inconvenientes. Pero tenemos medios –matemáticas y algoritmos– que nos permiten aprovechar la tecnología y mantener la privacidad. ¿Se ha convertido la intimidad en algo accesible solo para los ricos y los poderosos?
Micali:
Si no se toman medidas legislativas, vamos en esa dirección. Los criptógrafos podemos crear herramientas para proteger la privacidad de los ciudadanos corrientes, pero no existe una legislación que los proteja de manera efectiva.
Rivest:
Estoy de acuerdo, corremos ese riesgo. Necesitamos más leyes para establecer un equilibrio entre el negocio y la privacidad de los usuarios; que esta venga por así decirlo.
por defecto, Goldwasser:
¿Es la privacidad un privilegio? Posiblemente. Parece que a la gente corriente le preocupa menos velar por su vida privada que a los más pudientes. ¿Por qué es tan importante la criptografía para nuestras actividades del día a día?
Micali:
Permitió las comunicaciones secretas y ha evolucionado para incluir la seguridad. Gracias a ella tenemos firmas digitales a salvo de impostores. Asegura que toda clase de transacciones sean seguras y que demos fe de nuestra identidad a un sistema.
Rivest:
Logra que la comunicación digital resulte segura. La seguridad puede entenderse de dos maneras: que algo sea confidencial o que sea auténtico. Si quieres comprar un producto, deseas que tu información esté segura. Si estás hablando, por ejemplo, con Amazon, deseas que sea con alguien de Amazon de verdad.
Goldwasser:
La criptografía interviene cuando compras por internet, haces una transferencia bancaria o envías un correo electrónico. Permite que los datos lleguen solo a quienes tienen que llegar, y que nos identifiquemos. La sociedad digital parece muy vulnerable. ¿Se exagera el peligro de los ciberataques?
Rivest:
Son un problema grave. Tenemos una dependencia crítica de los ordenadores y las redes de comunicaciones, herramientas muy eficientes y potentes, pero también muy frágiles. Y todavía hemos de aprender a hacerlas más seguras. Estamos mejorando, pero llevará tiempo, y veremos desastres en este terreno antes de conseguir una protección total.
Micali:
Es un asunto muy preocupante. Si un pirata informático logra infiltrarse en un sistema centralizado, lo controla por completo. La defensa más eficaz es descentralizar cada vez más los sistemas.
Goldwasser:
Creo que deberíamos preocuparnos más de nuestra intimidad. A la gente le encanta la idea de ver su ADN secuenciado para encontrar a sus familiares o explorar su árbol genealógico, pero es peligroso que esos datos circulen, y también aceptar sin leerlas las condiciones de uso de las grandes compañías tecnológicas. De todas formas, la tecnología avanza sin cesar y nos proporciona herramientas que pueden mitigar estos riesgos. Es como una carrera contra los malos. La criptografía, las matemáticas y los algoritmos pueden prevenir y no causar el desastre. Hemos entrado en la era del big data. Instituciones, empresas y personas producimos un alud de datos que, bien analizados, permiten hacer muchas cosas a quien los posee. ¿Comprometemete esto nuestra libertad?
Rivest:
Al hablar del big data, lo importante es saber a qué datos nos referimos, por qué están siendo recopilados, si se trata de informaciónmación per-personal y si comprometeete nuestra privacidad. A menudo,do, esos da-datos son solo sobre gustosustos y ac-actividades del usuario.o. La Unión Europea ha puesto en marcha el reglamento generalral de pro-protección de datos, y eses un paso adelante para la privacidad.vacidad. En EE. UU. vamos por detrás.etrás.
Micali:
El big data es una opor-oportunidad. Pensemos enen la medi-medi-
cina. Cuantos más datos tengas sobre una enfermedad y los historiales médicos de quienes la padezcan, más la conocerás. Si la gente sabe para qué se usa su información y da su consentimiento a hacerla accesible, el big data está bien. Pero si esto implica que una empresa vaya a hacer lo que quiera con nuestros datos, no veo los beneficios sociales. La criptografía nos ofrece muchas técnicas para mantener secreta la información que queramos y entregar solo la que deseemos. Los móviles recogen todo tipo de información sobre nuestra vida. ¿Son la puerta de entrada al Gran Hermano que imaginó George Orwell?
Goldwasser:
Esa posibilidad de control existe, desde luego, aunque no creo que las empresas que manejan todos estos datos tengan la intención de dominarte. Con las leyes adecuadas e incentivos a las firmas que respeten la privacidad de sus clientes, esta quedaría a salvo.
Rivest:
Es algo que asusta. En primer lugar, deberíamos ser conscientes de qué tipo de información se está recogiendo sobre nosotros y de cómo se usa, de quién lo hace, si la vende a terceros sin nuestro consentimiento…. De momento su explotación es comercial y no veo una amenaza política. Pero hay que estar vigilantes.
Micali:
En muchos países las grandes empresas tecnológicas forman lobbies y los Gobiernos no saben cómo responder por ignorancia: desconocen qué es posible hacer y qué no con la tecnología existente. Creo que los criptógrafos podríamos educar a los legisladores. Mucha gente afirma que si no permitimos que se recojan tantos datos personales no funcionarán las cosas, pero es falso. Es factible ganar dinero a partir de una porción de datos de los usuarios y mantener otros muchos en el dominio privado. Esas empresas han dictado la agenda de los políticos y han presentado su estrategia como inevitable, pero no es el caso. Hace un par de años, el FBI requirió a Apple su ayuda para desbloquear el iPhone de un terrorista y acceder a datos importantes. La compañía se negó por su política de privacidad. ¿Hizo bien?
Rivest:
Es un asunto complicado desde el punto de vista técnico, legal y filosófico, pero apoyo lo que hizo Apple. Tenemos que ser muy cuidadosos a la hora de proporcionar conversaciones privadas a terceros. Y tener una justificación absoluta antes de hacerlo y un modo de proceder. Mi temor es que los políticos aprueben leyes sin pensar en las consecuencias. Una vez que uno posee la llave de un teléfono, puede acceder al tuyo, al del vecino, al de cualquiera, también al de los legisladores. Y esa capacidad puede llegar a gente con malas intenciones.
Micali:
Debemos discutir qué tipo de equilibrio queremos alcanzar, y luego usar la criptografía para asentarlo. Es decir, que primero va el debate político y luego la solución tecnológica. Pero estoy de acuerdo con Rivest, hay que andar con mucho cuidado con la privacidad.
Goldwasser:
En Estados Unidos hay un gran debate al respecto de si debería proporcionarse al FBI y otras agencias de seguridad la capacidad de desencriptar los móviles y otros dispositivos. Por un lado, deseas que las fuerzas de la ley puedan realizar su trabajo. Pero abrir esta puerta es muy peligroso, ya que todas las claves que permitan leer tu teléfono o tus correos electrónicos se encontrarán en un mismo sitio. Y eso puede crear situaciones peores que una amenaza o un delito concretos. Además, ¿en cuántos casos es imprescindible acceder a un móvil para resolver un crimen? ¿Cuál es el futuro de la criptografía? Se habla de usar ordenadores cuánticos, muchísimo más potentes que los convencionales, de forma que obtendríamos cifrados imposibles de piratear.
Goldwasser:
Los ordenadores cuánticos son una idea maravillosa. Se están haciendo progresos, pero no sé si funcionarán antes de diez o veinte años. Estas máquinas podrían romper algunos sistemas de encriptación actuales. Pero se han desarrollado otros sistemas de encriptado que ni los ordenadores cuánticos serían capaces de descifrar. Por otro lado, podríamos usarlos para construir nuevos conceptos de encriptado, de naturaleza cuántica. Nos van a permitir el desarrollo de sistemas más seguros, tanto clásicos como cuánticos. Soy optimista, mejorarán la criptografía.
Rivest:
La criptografía es un campo dinámico y en continua evolución. Ya se están adaptando los sistemas criptográficos a los ordenadores cuánticos que vienen. La criptografía es el producto de la batalla de los tipos buenos contra los malos, y las herramientas y las reglas del juego cambian constantemente. Nuestra disciplina va a mejorar mucho en los próximos veinte años.
Micali:
Como ciudadanos, es importante que sepamos del increíble poder de la criptografía actual. Los criptógrafos podemos contribuir a la seguridad. Es una solución mejor usarnos que prohibir todo tipo de encriptación. Ya tenemos herramientas para hacer cómputos apenas invasivos, por ejemplo, para cruzar datos y encontrar a un delincuente sin violar la intimidad del resto de la gente. Creo que la criptografía ayuda a conseguir ese equilibrio entre la privacidad del individuo y las necesidades de la sociedad, para que no tengamos que decidir entre todo o nada. Podemos hacerlo mejor. Y lo haremos mejor.
La criptografía es el producto de la batalla de los buenos contra los malos. Los especialistas contribuimos de forma decisiva a construir una sociedad más segura