El regreso del bisonte
El bisonte europeo se extinguió en libertad hace un siglo, pero fue recuperado a partir de algunos ejemplares que vivían en zoos. Hoy, el proyecto de restitución de este bóvido, el mamífero terrestre más grande del continente, está trasladando parte de los cinco mil bisontes existentes, la mayoría en Polonia, Ucrania y Rusia, a otros países, como España, para su conservación sostenible en semilibertad.
Hace unos miles de años, las praderas de toda Europa estaban pobladas de bisontes. Las pinturas de Altamira y otras cuevas rupestres dan fe de ello. Eran tiempos de abundancia para el Bison bonasus, como se conoce científicamente la especie del bisonte europeo, algo más pequeño que su pariente americano, aunque no menos imponente. Pero el crecimiento humano, unido a la tala de bosques y la ocupación de espacios para cultivos, fue reduciendo su hábitat. Junto con su caza masiva, hizo que al final de la Edad Media el bisonte desapareciera en casi todo el continente. Apenas sobrevivió en Polonia, Ucrania, Rumanía y Rusia, pero el hambre en tiempos de la Primera Guerra Mundial lo convirtió en un preciado alimento, por lo que hacia 1920 este animal se extinguió en libertad.
Sin embargo, aunque no quedaban bisontes europeos en estado salvaje, había ejemplares en algunos zoos, lo que impulsó a los conservacionistas a luchar para rescatar la especie de la extinción. En 1952, la Compañía Internacional de Defensa del Bisonte introdujo doce especímenes en el bosque de Białowieża, en Polonia, y así empezó un exitoso programa de conservación y cría. En 1966, la ONU incluyó al Bison bonasus en su lista de animales protegidos, y hoy se estima que hay entre cinco mil y seis mil ejemplares. La contrapartida es que las poblaciones de este bóvido no destacan por su diversidad genética, debido a la consanguinidad.
ENTONCES SE FUNDÓ EL PROYECTO DE RESTITUCIÓN
DEL BISONTE EUROPEO, que pretende crear nuevos corredores de cría en otras zonas del continente para su conservación sostenible en semilibertad y así mejorar el rango de la especie. España se adhirió al programa en 2009, y actualmente hay alrededor de un centenar de bisontes en la península ibérica, repartidos en varias reservas de Cáceres, Segovia, Palencia, Asturias, León o Burgos. La iniciativa no está exenta de polémica, pues el Bison bonasus no puede ser criado y tratado como ganado vacuno al uso, debido a su amplio linaje salvaje. Algunos sostienen que los animales reintroducidos ahora no pertenecen a la misma especie que habitó en España hace diez mil años, sin embargo, es un animal que puede cumplir la misma función ecológica que su antepasado ibérico, según otros expertos. Se adapta bien a ecosistemas muy variados, su forma de alimentarse a base de lignina o fibra de madera le hace generar zonas abiertas para pastos y además puede resultar un atractivo añadido en parques y reservas de ecoturismo.
La mayoría de los ejemplares llegados a España proceden del Parque Nacional de Białowieza, en el este de Polonia.