SUMMIT TOMA LA CABEZA EN LA LOCA CARRERA DE LOS SUPERORDENADORES
Donald Trump (“¡Estados Unidos primero!”) tuitearía con orgullo esta noticia, de la que probablemente no se entere jamás: su país tiene los dos superordenadores más rápidos del planeta. Al menos al cierre de esta edición, porque la carrera en el campo de la computación es frenética. El ordenador más potente del momento es Summit, del Laboratorio Nacional Oak Ridge. Emplea tecnología de IBM y acaba de completar el test matemático LINPACK, que se usa para medir la capacidad computacional, a una velocidad de 143,5 petaflops por segundo, aunque puede alcanzar 200. Un petaflop equivale a hacer mil billones de operaciones en un segundo, así que, si echamos cuentas, toda la población mundial debería hacer un cálculo cada segundo durante 305 días para competir con lo que este equipo consigue en un instante. El segundo en el ranquin se llama Sierra, lo han desarrollado en el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, también lleva tecnología de IBM y alcanza 94,6 petaflops. MEDIO MILLAR DE FIERAS.
La lista Top 500, elaborada por expertos de prestigio mundial, se publica dos veces al año y clasifica los quinientos superordenadores más potentes del momento. En los diez primeros puestos, además de los dos citados, hay otras tres computadoras estadounidenses, dos chinas y una de Alemania, Suiza y Japón. La capacidad de cálculo de estos equipos tiene muchas aplicaciones –puedes ver algunas en la columna–, y construirlos es un objetivo estratégico de los países avanzados: en 2017, el Gobierno de EE. UU. subvencionó con 258 millones de dólares a compañías como IBM, Cray, AMD, Intel y Nvidia, especializadas en su desarrollo.