EL METABOLISMO LE JUGÓ UNA MALA PASADA AL MEGALODÓN
Hasta hace unos 2,6 millones de años, el gigantesco tiburón prehistórico conocido como megalodón era el mayor depredador de los mares. Si hoy en día sobreviven aún numerosas especies de tiburón mucho más pequeñas, ¿qué ocurrió para que aquella se extinguiera? Según una investigación reciente, su alta temperatura corporal pudo resultar clave.
Al igual que algunas especies actuales, como el tiburón blanco y el marrajo, el megalodón era capaz de autorregular su temperatura corporal en función de la del agua. Según Michael Griffiths, profesor asociado en el Departamento de Ciencias Ambientales de la Universidad William Paterson de Nueva Jersey (EE. UU.), el megalodón era “bastante cálido” para tratarse de un tiburón –entre 35 ºC y 40 ºC, frente a los 20 ºC o 30 ºC de los antepasados del tiburón blanco o el marrajo que fueron coetáneos del megalodón–, lo que implicaba un metabolismo muy activo que requería grandes cantidades de comida.
A LA HORCA CON ORCAS.
Esa necesidad de alimentarse con frecuencia resultó letal cuando la temperatura global aumentó y las presas del megalodón se fueron a aguas más frías. La escasez de alimento, unida a la aparición de nuevas especies competidoras de depredadores, como las orcas, pudo ser lo que acabó con el mayor tiburón de la historia.