Una sabrosa sopa de cuarks
La interacción fuerte, responsable de mantener el núcleo atómico unido, es de corto alcance: solo tiene efecto por debajo de un femtómetro, o sea, la milbillonésima parte del metro. Pero, a la vez, es tan poderosa que ha sido imposible separar dos cuarks y obtener uno aislado. Si hacemos caso a lo que predice la libertad asintótica que demostró Frank Wilczek, “a altas temperaturas [superiores a dos billones de grados centígrados, cien mil veces más que las que reinan en el centro del Sol] y densidades muy elevadas, estas partículas podrían existir libremente en un nuevo estado de la materia, un plasma de cuarks que tendría la apariencia de sopa densa y caliente”, explica Wilczek.
Estas condiciones son las que se cree que el universo primigenio de hace unos 13.800 millones de años experimentó 10-6 segundos después del big bang. Y son justo las que pretende emular el gran colisionador de hadrones del CERN, el acelerador de partículas más grande del mundo, capaz de generar la mayor energía posible. “Quizá así podamos entender mejor qué pasó durante esas milésimas de segundo y obtener una muy buena y convincente fotografía de cuál es la estructura del cosmos y cómo se han conformado gran cantidad de detalles que todavía son una incógnita en él”, dice Wilczek.