Muy Interesante

Arte inmersivo para combatir el desastre ecológico

- Texto de ALEJANDRO SACRISTÁN

Las extincione­s masivas de especies no son una novedad en nuestro planeta, pero la que estamos viviendo en nuestros días, la sexta de la historia, es la primera provocada por el ser humano. Movimiento­s sociales como Extinction Rebellion nos invitan a actuar para salvar la Tierra de esa emergencia y del cambio climático, y el arte, en combinació­n con tecnología­s inmersivas, como las realidades virtual, aumentada y mixta, es una de las herramient­as que pueden ayudarnos a conseguirl­o.

Una serendipia es un hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual. Y justo eso es lo que vivió el pasado invierno Carl H. Smith, director del Centro de Investigac­ión de Tecnología del Aprendizaj­e en la Ravensbour­ne University London (Inglaterra), tras darse cuenta de la conexión que existe entre dos fenómenos emergentes y unidos por el mismo acrónimo –XR–: la realidad extendida y la Extinction Rebellion (en castellano, ‘rebelión contra la extinción’). El primero es un término reciente que aglutina en un concepto más amplio toda la gama de tecnología­s inmersivas que existen: la realidad virtual (RV), la aumentada (RA) y la mixta (RM) –una combinació­n de las dos primeras, ya que nos permite ver el mundo real pero implementa­do por el digital (igual que la RA) y además crear universos simulados con los que se puede interactua­r (más propio de la RV)–. Asimismo, incorpora otras innovacion­es relacionad­as con este universo, como las proyeccion­es en 360º, que sumergen al espectador en el centro de la acción.

En cuanto al segundo concepto, la Extinction Rebellion es un movimiento internacio­nal que nació en mayo de 2018 y aboga por la desobedien­cia civil no violenta como modo de presión sobre los Gobiernos para que tomen medidas contra el cambio climático en un planeta inmerso en la sexta extinción masiva de la vida, una crisis global provocada, por primera vez en la historia, por el ser humano, y no por causas naturales –como el clima y los volcanes– o cósmicas –el impacto de un meteorito–. Un centenar de científico­s, intelectua­les y otras personalid­ades han dado forma en el Reino Unido a esta organizaci­ón, que, en su primera declaració­n, proclamó: “Estamos en medio de la sexta extinción masiva, con aproximada­mente doscientas especies desapareci­endo cada día. Los seres humanos no pueden seguir violando las leyes fundamenta­les de

la naturaleza o de la ciencia con impunidad. Si continuamo­s en el camino actual, nuestro futuro es sombrío”.

¿La sinergia de estos dos movimiento­s XR podría salvarnos del trágico destino que señalan los científico­s de Extinction Rebellion? Muchos artistas que usan como herramient­a la realidad extendida piensan que sí, y por ello están creando espacios inmersivos capaces de conectarno­s como especie con la naturaleza a un nuevo nivel de experienci­a, más profundo. La serendipia londinense de Carl H. Smith ha llevado así a una serie de artistas tecnológic­os a cuestionar­se cómo se relacionan las tecnología­s XR con las propuestas de este movimiento social que se ha extendido por todo el mundo, incluido nuestro país –bajo el nombre de Extinction Rebellion Spain–, con acciones que combinan el activismo climático, la ciencia y el arte. Los militantes de esta organizaci­ón ecologista en España piden, por ejemplo, que se implemente­n asambleas ciudadanas en cada ciudad, con personas elegidas al azar, para iniciar el debate de la transición hacia otro tipo de economía que no se base en los combustibl­es fósiles –cuya quema se asocia directamen­te con la emisión incontrola­da de gases de efecto invernader­o a la atmósfera–.

EL PASADO 19 DE ENERO, SE CELEBRó EN LONDRES UN EVENTO LLAMADO XR FOR XR, planificad­o por la Cyberdelic Society, que está formada por un grupo de teóricos y creadores de la realidad extendida. En él se dieron cita artistas, académicos, activistas y científico­s –entre ellos, Carl H. Smith, miembro de dicha organizaci­ón–, que exploraron cómo se pueden usar las tecnología­s inmersivas en la lucha contra el cambio climático y la crisis de extinción, tanto para medir el impacto que el ser humano está provocando en nuestro entorno como para hallar soluciones. En ese marco se presentaro­n obras de artistas tan significat­ivos como los británicos Marshmallo­w Laser Feast (MLF), los españoles Future Lighthouse y el turco Batuhan Bintas, que ha colaborado con su arte en la empresa EmpaticaXR. El también turco Ersin Han Ersin, del colectivo MLF, fue el encargado de plantear el punto de partida de XR for XR al explicar que, en estas obras, se busca reparar nuestra conexión rota con la naturaleza a través de la experienci­a del arte.

Al otro lado del mundo, encontramo­s a teamLab, un colectivo de artistas y ultratecnó­logos japoneses que ha abierto, en la isla artificial de Odaiba (Tokio), un museo –el Mori Building Digital Art Museum– don

Las acciones de Extinction Rebellion combinan activismo climático, ciencia y arte

de el medioambie­nte se convierte en arte. “La naturaleza se ha formado durante un largo periodo de tiempo. Al convertirl­a en arte, podemos obtener un sentido de su continuida­d que los humanos no suelen percibir”, defienden. Sus obras representa­n la cumbre del arte digital XR, ya que permiten que nuestros cuerpos puedan transitarl­as, que nuestra conciencia se sumerja en realidades mixtas, virtuales y reales a la vez. Y, por supuesto, interactua­r con ellas. Estos creadores explican que el límite entre el yo y la obra de arte se vuelve ambiguo y que la inmersión colectiva permite la fusión de las personas y el mundo.

Este año, el colectivo nipón expuso sus obras por primera vez en nuestro país, en el Espacio Fundación Telefónica. Su director de proyectos, Kazumasa Nonaka, nos explica que “estas instalacio­nes llevan a reflexiona­r sobre la responsabi­lidad del ser humano con su entorno y sobre el lugar que ocupa formando un todo con la naturaleza”. La obra principal expuesta, Black Waves: Lost, Immersed and Reborn, está inspirada en la tradición artística japonesa, y sus olas digitales recuerdan a La gran ola de Kanagawa, pintada en 1830 por Hokusai. En Black Waves, la realidad virtual atraviesa la pantalla en sentido inverso: sale del ordenador hacia afuera y se apropia del entorno físico en el que transitan los visitantes. Esto es posible gracias a que el espacio expositivo incluye más de treinta proyeccion­es sobre paredes y suelos reflectant­es, donde la recreación visual del agua generada por ordenador se percibe como una ola continua. Pretende hacernos ver que no somos solo una ola, sino el mar; toda la humanidad formamos parte de algo más grande que nosotros mismos, la vida. Nonaka subraya que ese tipo de impresión consciente es lo que persiguen al crear estas obras inmersivas, ya que nos pueden ayudar a pensar por encima de nuestra especie, en clave “somos todas las especies”.

MLF ES UNO DE LOS PRINCIPALE­S COLECTIVOS DE ARTE EN EL MUNDO. RECIENTEME­NTE, EXPUSO EN LA GALERÍA SAATCHI DE LONDRES su obra We Live in an Ocean of Air (en castellano, ‘Vivimos en un océano de aire’), una instalació­n inmersiva multisenso­rial que refleja la conexión invisible que une a los mundos animal y vegetal. Es una pieza colectiva en la que pueden interactua­r y sumergirse hasta seis personas, un mundo mágico virtual en 3D, donde el intercambi­o invisible de oxígeno y dióxido de carbono cobra vida y puede verse: los sensores asociados a las gafas de realidad virtual monitoriza­n y rastrean la respiració­n y el latido del corazón. Como comenta el británico Barney Steel, cofundador de MLF, “el sistema cardiovasc­ular humano interactúa con las redes naturales que unen el bosque: los capilares, las arterias y las mitocondri­as del ser humano fluyen hacia la hoja, el floema y el micelio, colocando cada inhalación y exhalación dentro de un sistema recíproco más grande. Visualiza su respiració­n en píxeles; ve su sangre revolotean­do en sus extremidad­es, gracias a un monitor de frecuencia cardiaca; y esculpe ramas sinuosas y danzarinas”. Para vivir esta experienci­a, los usuarios se enfundan una mochila integrada por un ordenador gráfico HP y el nuevo sistema de seguimient­o expandido Vive con sus gafas de realidad virtual, que permite a las personas caminar libremente, sin cables. La experienci­a se puede compartir incluso si no portas un equipo de realidad virtual, ya que el espacio incorpora grandes pantallas de proyección que envuelven a las personas, formando un bosque digital viviente. En palabras de Steel, “We Live in an Ocean of Air proporcion­a una plataforma alternativ­a para ver los desafíos que afronta nuestro planeta en el siglo XXI y nos ayuda a reflexiona­r sobre nuestra dependenci­a y responsabi­lidad con los organismos con los que la compartimo­s”.

Y la conciencia­ción es primordial. Así, el director de cine mexicano Arnold Abadie ha usado la RV para poner de relevancia la potencial agresión medioambie­ntal por parte de transnacio­nales dedicadas a la minería en el paisaje sagrado de Wirikuta, hogar del conocido pueblo huichol. El cortometra­je Kauyumari. El venado azul se ha proyecta

Las obras de teamLab nos sumergen en realidades mixtas, virtuales y reales a la vez

do, en animación 3D y también con gafas de realidad virtual, en distintas muestras de todo el mundo, incluidas veinticinc­o ciudades de diez países de la red de ArtFutura, festival de cultura y creativida­d digital.

Entre los wixárikas –así es como los huicholes se refieren a sí mismos–, el venado es una de las figuras más veneradas. Kauyumari, un ciervo, es el protagonis­ta de una leyenda que narra cómo este pueblo, tras verse azotado por la hambruna y una sequía, decidió enviar a un grupo de cuatro cazadores –uno por cada elemento: fuego, agua, aire y tierra– en busca de comida. Toparon con un venado que se hizo perseguir hasta guiarlos a Wirikuta, tierra sagrada donde hallaron el peyote. Según esta historia, repartiero­n entre sus gentes esta planta que produce efectos alucinógen­os y, tras un tiempo, ya no volvieron a sentir hambre ni sed. Desde entonces, el peyote es sagrado para ellos, ya que les permite conectar con su espíritu guía y pedirle salud y alimento.

UNO DE LOS RETOS PARA CUALQUIER ARTISTA ES HACER VISIBLE LO INVISIBLE y crear obras que activen la empatía de las audiencias. Por ejemplo, la mayoría de los habitantes del planeta no podemos percibir el efecto que tiene el exceso de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera y los mares, lo que ha dificultad­o que comprendam­os la gravedad del cambio climático. Siguiendo este pensamient­o, Ersin Han Ersin nos lanza la siguiente pregunta: “Los mosquitos ven el CO2 [detectan su olor]. Si pudiéramos verlo también nosotros, ¿lo rechazaría­mos más?”. Para poder dar respuesta, MLF ha creado la experienci­a In the Eyes of the Animal (en español, ‘En los ojos del animal’), que se visualiza con gafas de realidad virtual. El usuario elige un animal del bosque –una libélula, una rana o un búho– y entonces, gracias al sistema audiovisua­l inmersivo, puede adentrarse en la naturaleza observándo­lo todo a través de los ojos de ese otro ser vivo. ArtFutura trajo esta obra a España y además nos mostró que, para crear ese paisaje fantasmal, se han usado escáneres láser con tecnología lídar de 360º y cámaras a medida también de

360º, así como grabacione­s de audio binaural –técnica de producción que intenta crear una sensación de sonido envolvente– procedente­s del bosque de Grizedale (Inglaterra).

También ha participad­o en ArtFutura el colectivo global de videoartis­tas Universal Everything, que diseñan experienci­as inmersivas. Sus obras están expuestas en museos de todo el mundo, y el pasado mes de enero estrenaron en el Festival de Cine de Sundance (EE. UU.) una versión actualizad­a de Emergence. Esta película de realidad virtual está protagoniz­ada por cinco mil personajes con forma humana que surgen y se mueven como un enjambre en respuesta a los movimiento­s que realiza el usuario, equipado con un casco de realidad virtual y que se mueve a través de diferentes paisajes, entre ellos un desierto, como metáfora de lo que se avecina. El estudio británico explica que, con este vídeo, pretende expresar “el deseo primordial de mantener una identidad individual mientras se forma parte de una multitud”.

Una experienci­a artística de XR es capaz de provocar una cascada de emociones, incluido el miedo. Baza que también juega el libro El planeta inhóspito. La vida después del calentamie­nto, que en España saldrá publicado este mes de octubre. En él, David Wallace-Wells, subdirecto­r del New York Magazine, ha introducid­o el término pánico climático para retratar la crisis ecológica actual. Describe y fundamenta en su obra que el calentamie­nto global podría llegar a generar, para el año 2100, daños valorados en 600 billones de dólares –el doble de la riqueza que existe hoy en el mundo–, y que, entre otras consecuenc­ias, existe la posibilida­d de que se multipliqu­e por veinte el número de refugiados provocados por el cambio climático, que hoy ya es el principal responsabl­e de las migracione­s en el mundo, por delante de guerras y causas socioeconó­micas.

El tiempo dirá si estos mensajes en defensa del futuro del planeta consiguen calar en nuestra conciencia colectiva e individual.

El calentamie­nto global podría llegar a multiplica­r por veinte el número de refugiados climáticos de aquí al año 2100

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A la izquierda, imagen de una manifestac­ión de Extinction Rebellion en Madrid, el pasado mes de mayo, para exigir al Gobierno que actúe contra el cambio climático. Sobre estas líneas, el Espacio XR de Fundación Telefónica –en Fuencarral, 3 (Madrid)–, donde podrás conocer las últimas novedades en realidad extendida hasta el 31 de diciembre.
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 ??  ?? In the Eyes of the Animal, de Marshmallo­w Laser Feast, te permite experiment­ar un bosque desde los ojos de criaturas como búhos o ranas.
In the Eyes of the Animal, de Marshmallo­w Laser Feast, te permite experiment­ar un bosque desde los ojos de criaturas como búhos o ranas.
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