RECREAN LA TUMBA DE UNA CELTA DE 200 A. C.
Tras estudiar los restos de una sepultura de 2.200 años de antigüedad hallada en marzo de 2017 mientras se realizaban unas obras escolares en Aussersihl, un barrio de Zúrich, arqueólogos suizos han llevado a cabo una reconstrucción muy precisa de la tumba –podemos verla sobre estas líneas–.
Los investigadores han descubierto que la mujer celta enterrada era natural de la zona –probablemente del valle de Limmat–, tenía unos cuarenta años cuando falleció y es bastante posible que no se viera obligada a realizar grandes esfuerzos físicos en vida. Fue enterrada en un ataúd fabricado con el tronco de un árbol –los celtas de la Edad del Hierro, cuyos clanes vivieron en gran parte de Europa, daban sepultura a miembros de su tribu en féretros de este tipo– y la vistieron, según revelan los restos hallados, de punta en blanco para el viaje al otro lado: con un fino vestido de lana, un chal, un abrigo confeccionado con piel de oveja y diversas joyas –entre ellas, un sofisticado collar con cuentas de cristal y ámbar sujeto con dos broches, un cinturón decorado con colgantes y brazaletes de bronce–, según explica la Oficina de Desarrollo Urbanístico de Zúrich. De igual manera, un análisis de su dentadura ha revelado que solía comer productos alimenticios ricos en almidón y azúcar.
VIEJOS CONOCIDOS. Los expertos localizaron sus restos a aproximadamente ochenta metros de otra tumba, la de un guerrero de su misma etnia hallada más de un siglo antes, en 1903, durante la construcción del gimnasio de la escuela. Dado que ambos fueron enterrados en la misma década, los investigadores consideran muy probable que se conocieran.