Cartografía del averno
Pese a que tiene una gravedad solo un 10 % inferior a la terrestre y está a un 72 % de la distancia Tierra-Sol, Venus es un lugar absolutamente extraño. Cubierto por llanuras de lava, volcanes y mesetas elevadas, su topografía es suave en algunos lugares y más escarpada en otros, con pronunciadas pendientes y estrechos cañones. Los montes Maxwell, con una altura de 11 km, son el techo venusino. Sus afiladas crestas se encuentran sobre una vasta llanura volcánica en el borde occidental de la Tierra de Ishtar, una meseta del tamaño de un continente próxima al polo norte. Se desconoce cómo se formaron, pero las cumbres de estas montañas brillan como si estuvieran nevadas, debido a la presencia de metales. Se cree que el calor abrasador volatiliza los minerales y forma una neblina que se condensa, quizá incluso precipitando en forma de copos metálicos.
Las altísimas temperaturas y la presión extrema –comparable a la que hay a un kilómetro de profundidad en el océano terrestre– hacen posible un extraño fenómeno: “Si pudieras saltar desde una de las pendientes más agudas de Venus, no tocarías el suelo. Debido a tu escasa densidad, la atmósfera no te permitiría caer; sencillamente, flotarías, tal y como lo haces en el mar”, explica la investigadora norteamericana Vicki Hansen.