Vegetales antisociales
Los árboles son seres sociales y se ayudan unos a otros; su bienestar depende de la vida en comunidad. Pero no todo es compañerismo y altruismo en el mundo vegetal. Algunas especies producen químicos para dañar a quienes consideran competidores, un fenómeno conocido en biología como alelopatía negativa. Es el caso de los eucaliptos –en la foto, arriba–, los sicomoros o las caléndulas, que emiten sustancias tóxicas para dificultar el crecimiento de otras plantas en la vecindad. En estos casos, los micelios de los hongos las ayudan a transportarlas y aumentar su alcance.
Michaela Achatz, bióloga alemana de la Universidad Libre de Berlín, se centró en estudiar el nogal negro americano (Juglans nigra), que segrega juglona, una sustancia que la industria agrícola usa como herbicida y que le sirve al árbol para adueñarse del espacio y no dejar crecer a vegetales que compitan por los recursos. Y el hongo saca partido porque la juglona lo protege de los micófagos –insectos que comen hongos–.
Durante su experimento, Achatz plantó tomates alrededor de los nogales, algunos de ellos con las raíces selladas de forma que no pudieran conectar con las micorrizas. Pues bien, la bióloga observó que los que tenían acceso libre a las micorrizas recibían mucha más juglona venenosa proveniente del árbol, con sus consiguientes efectos nocivos.