PRÁCTICAS BDSM
EL ABANICO DE MODALIDADES, DETALLES Y COMPLEMENTOS ES TAN AMPLIO COMO EL DE LOS GUSTOS DE LAS PERSONAS.
Muchas parejas, antes de iniciarse en el BDSM, y en el marco de una relación íntima y sincera, se permiten recorrer, a veces con la ayuda de un cuestionario como el que se recoge en Cuadernos de BDSM N.º 16 - Whipmaster 2011, distintas posibilidades para establecer de común acuerdo y a partir de su deseos cuáles serán tanto sus experiencias como sus límites.
Adornos corporales –brazaletes, collares, grilletes…–; aspecto –pelucas, ropa interior, maquillaje…–; calzado –botas altas, botas de montar, zapatos de tacón de aguja…–; depilación; agujas; anillados; inmovilizaciones –en muñecas y tobillos, en brazos y piernas, momificación, plastificación, con cuerdas, con cables, con cinta adhesiva–; azotes; flagelación –con la palma de la mano, con cinturón, con fusta, con palas de pimpón, etc., y en las nalgas, en la planta de los pies, en los pechos, sobre las rodillas, sobre un potro, sobre la cama…–, cera caliente; luchas; ceremonias; confinamiento –en armarios, en jaulas, en lugares oscuros…–; dildos; disciplina –prohibiciones, castigos, silencios impuestos, obligaciones, permiso para hablar, premios…–; humillación; penitencias –enemas, dolor suave, medio, alto o progresivo…–; juegos de rol; fetiches –guantes, látex, medias, máscaras…–; juegos con fluidos; lamer o chupar; penetraciones; masturbaciones, accesorios –pinzas, velas, asientos, barras, lubricantes…–; mordazas; marcas –visibles, no visibles, de propiedad, arañazos…–.
No obstante, lo fundamental es establecer todo de manera consensuada y con seguridad, lo que implica también pactar códigos verbales o no verbales que permitan dar por finalizada la sesión si alguien se siente incómodo. Por supuesto, la higiene, la prevención, el conocimiento sobre el instrumental y sobre los posibles riesgos de las distintas prácticas también son imprescindibles.