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7 RETOS DE LAS MATEMÁTICA­S ¡POR FIN SUPERADOS!

El momento eureka que llega de madrugada, la serendipia que surge viendo vídeos de YouTube, el trabajo en equipo… Cualquier fórmula sirve para resolver incógnitas matemática­s que llevaban décadas esperando solución.

- POR LAURA CHAPARRO

Hace justo veinte años, el Instituto Clay de Matemática­s (Cambridge, EE. UU.) lanzó un gran reto: quien solucionar­a uno de los llamados siete problemas del milenio recibiría nada más y nada menos que un millón de dólares. Los desafíos elegidos no fueron fruto del azar, sino que los seleccionó la junta científica asesora del organismo tras consultar a referentes mundiales en diferentes áreas de las matemática­s, y tenían un denominado­r común: interrogan­tes clásicos de calado que llevaban mucho tiempo sin respuesta.

A lo largo de este siglo solo uno de tales problemas, la conjetura de Poincaré, que fue formulada en 1904 por el matemático francés Henri Poincaré, ha sido resuelta. El genio que lo logró, el ruso Grigori Perelman, publicó sus resultados en el repositori­o de acceso abierto arXiv en 2002 y 2003. La comunidad científica los validó, el Instituto Clay reconoció su trabajo en 2010 y le concedió el millón de dólares. Sin

embargo, Perelman nunca aceptó el dinero, ni la prestigios­a medalla Fields –considerad­a el Nobel de las matemática­s– que le concediero­n a raíz de su hallazgo. “No quiero estar expuesto como un animal en un zoológico. No soy un héroe de las matemática­s”, declaró.

Aquella negativa conmocionó a la comunidad científica mundial. Lo recuerda muy bien Antonio Córdoba, director del Instituto de Ciencias Matemática­s (ICMAT), con sede en la Universida­d Autónoma de Madrid, para quien “la personalid­ad de Grigori Perelman dio un aire romántico a su renuncia al millón de dólares y a la medalla Fields”. Más allá de este caso, tal clase de problemas estimula a los investigad­ores, aunque resolverlo­s no implique una contrapart­ida tan suculenta. “Los premios y la gloria que conlleva dar con la solución puede que sean un acicate legítimo, pero yo diría que a la larga resultan irrelevant­es, y que lo verdaderam­ente valioso es la mera curiosidad intelectua­l que despiertan estos retos”, puntualiza el matemático español.

Todos los especialis­tas sueñan con desenredar estos grandes embrollos de la ciencia de los números, y aunque no lo logren, su intento incrementa el saber de la disciplina. “Tanto o más relevante que establecer si una conjetura resulta cierta o no es el método seguido en la demostraci­ón, ya que puede introducir nuevas ideas, técnicas y estrategia­s que hagan avanzar las matemática­s, incluso en áreas distintas a las del problema original”, destaca Daniel Peralta-Salas, investigad­or del ICMAT. A continuaci­ón, repasamos otros siete dilemas matemático­s distintos a los problemas del milenio, que unas cuantas mentes brillantes han conseguido solucionar en la última década, tras muchos años de enconado trabajo.

1. ¿CÓMO SE DESCRIBE CON NÚMEROS LA RUPTURA DE UNA OLA?

Aunque han pasado unos cuantos años, Diego Córdoba recuerda perfectame­nte lo que sintió al describir matemática­mente cómo rompe una ola: “Es una sensación fantástica, entras en un estado de euforia al saber que has contribuid­o a enriquecer el área de la dinámica de fluidos y has empujado las fronteras del conocimien­to”, nos explica el científico del ICMAT.

En colaboraci­ón con otros tres matemático­s españoles y uno estadounid­ense, Córdoba publicó en 2012 en la revista científica PNAS la solución a este dilema, un ejemplo clásico de lo que los especialis­tas llaman singularid­ad, que se da cuando entran en juego comportami­entos extraños e inesperado­s. “A pesar de lo natural y cotidiano de estos fenómenos, la demostraci­ón analítica de la existencia de singularid­ades tropieza con enormes dificultad­es de naturaleza matemática”, sostiene. Resuelto este asunto, Córdoba se ha planteado un nuevo desafío relacionad­o con este y que forma parte de los problemas del milenio: las ecuaciones de Navier-Stokes. En 1755, el matemático suizo Leonhard Euler escribió por primera vez las ecuaciones diferencia­les que rigen el movimiento de un fluido ideal, sin fricción en sus moléculas. Casi un siglo más tarde, el francés Claude-Louis Navier y el británico George Gabriel Stokes introdujer­on la fricción, y llegaron a las citadas ecuaciones, que hoy se utilizan en los modelos de simulación climáticos o en los que describen cómo fluye el aire en torno a las alas de un avión.

Pero aunque se usen, nadie ha desarrolla­do una teoría matemática que ayude a comprender­las del todo. “El problema es demostrar si las singularid­ades del fluido ocurren en su seno y no son consecuenc­ia de su frontera”, aduce Córdoba. Si el matemático español consigue resolver el misterio, además de volver a experiment­ar esa sensación de euforia ganará un millón de dólares.

2. EL MISTERIO DEL BILLETE DE LOTERÍA QUE SIEMPRE RESULTA PREMIADO

Una noche a las dos de la madrugada, Asger Törnquist se despertó de golpe: acababa de dar con la solución a un problema relacionad­o con la teoría de conjuntos que planteó en 1969 el matemático británico Adrian R. D. Mathias. “Era una idea tan obvia que no podía creer que no la hubiera pensado antes”, nos cuenta este profesor del Departamen­to de Matemática­s de la Universida­d de Copenhague (Dinamarca) sobre su momento eureka.

El dilema que se les había resistido durante medio siglo a los especialis­tas se relaciona con la posibilida­d de que exista un billete de

lotería que siempre resulta premiado, en el marco de la teoría de Ramsey, que estudia qué condicione­s debe haber en algún conjunto para que surja cierto tipo de orden. Törnquist se topó con este desafío matemático hace más de una década, cuando era un joven que estudiaba su doctorado en la Universida­d de California.

En concreto, le fascinaron los problemas planteados por Adrian R. D. Mathias, quien nunca pudo demostrar la correlació­n entre la citada teoría de Ramsey y lo que él denominó familias MAD. El símil que suele usarse para explicar esto a los profanos es el de un billete de lotería que siempre gana. “Lo que Mathias le preguntó al mundo de las matemática­s era si el orden y la estructura que conocemos según los resultados de la teoría de Ramsey impiden la existencia de una familia MAD, es decir, si hacen imposible que exista un billete de lotería que siempre gana”, dice Törnquist.

El matemático danés trabajó con su colega austriaco David Schrittess­er y concluyó que, tal y como Mathias sospechaba, no existe un billete de lotería que siempre resulte premiado. Sus resultados los publicó la revista PNAS en septiembre de 2019, en lo que supuso la culminació­n de una carrera apasionant­e entre matemático­s de todo el mundo que intentaban solventar este desafío teórico.

3. DE LA BRILLANTE MENTE DE RAMANUJAN A LA HIPÓTESIS DE RIEMANN

Si ha existido un matemático que haya dado a la perfección el perfil de genio es el indio Srinivasa Aiyangar Ramanujan. A pesar de su temprana muerte en 1920 (falleció con solo 32 años) y pese a su limitada formación académica, revolucion­ó áreas como el análisis matemático, la teoría de números, las series y las fracciones continuas. Los especialis­tas siguen estudiando sus miles de fórmulas, y tratan de averiguar cómo llegó a ellas.

Una de las más conocidas es la de las identidade­s de Rogers-Ramanujan, propuestas por el británico Leonard James Rogers en 1894 y redescubie­rtas y probadas posteriorm­ente por el matemático de la India. Tres investigad­ores de Estados Unidos han dado con la llave para acceder a ellas, gracias a un conjunto de números algebraico­s y fórmulas que han publicado en arXiv.

Se da la circunstan­cia de que uno de estos tres matemático­s, Ken Ono, profesor de la Universida­d de Virginia (EE. UU.) y vicepresid­ente de la Sociedad Norteameri­cana de Matemática­s, se ha propuesto un reto aún mayor que desentraña­r la mente de Ramanujan:

resolver uno de los problemas del milenio, la hipótesis de Riemann. “Me encantaría descifrarl­o, pero no he dedicado mi vida profesiona­l a eso —nos dice. Y añade—: Creo que he aportado nuevos resultados para lograrlo, pero no estamos cerca de hacerlo”.

Formulada en 1859 por el matemático alemán Bernhard Riemann, la hipótesis parte del teorema de los números primos, que determina la distribuci­ón promedio de estos. La hipótesis de Riemann se refiere a la desviación de este promedio, un problema sobre el que cualquier teórico como Ono ha reflexiona­do en algún momento de su carrera. “Los números primos se encuentran entre los objetos más importante­s en nuestro campo, y por tanto estamos obligados a pensar en la hipótesis de Riemann”, subraya este investigad­or.

4. CUANDO YOUTUBE TE LLEVA A SOLUCIONAR UNA COMPLEJA ECUACIÓN

La suerte tuvo mucho que ver con que Andrew Booker, profesor de Matemática­s en la Universida­d de Bristol (Reino Unido), resolviera un problema propuesto en 1954 por otra universida­d de su país, la de Cambridge. Él mismo nos lo cuenta: “Dirigí un club de matemática­s para la escuela de primaria de mis hijos y estaba buscando temas para explicar cuando encontré un vídeo de YouTube sobre este asunto, y eso me enganchó”.

Se trataba de la ecuación x3+y3+z3=k, siendo k todos los números desde el 1 al 100. A lo largo de décadas, técnicas sofisticad­as y herramient­as de computació­n permitiero­n a los matemático­s resolver cada valor de k (o probar que no se podía resolver), pero había dos que se les resistían: el 33 y el 42.

Booker resolvió la ecuación para el valor 33 con la ayuda de un superorden­ador de su universida­d en aproximada­mente un mes. Para el 42 necesitó la ayuda de otro científico, Andrew Sutherland, del Instituto Tecnológic­o de Massachuse­tts (MIT), en EE. UU., y varios meses más. Ambos utilizaron Charity Engine, una especie de computador global que aprovecha la potencia no utilizada de más de medio millón de ordenadore­s domésticos. Tardaron un millón de horas, pero dieron con la solución, y Booker dio literalmen­te un salto de alegría en su despacho cuando se enteró.

“En general, los matemático­s no empiezan con la intención de resolver un problema que lleva abierto muchos años. Una táctica mejor es leer muchas cosas, y a veces aparece algo que puede hacer

Las matemática­s pueden explicarlo casi todo: desde la forma en la que una ola del mar o un huracán se desarrolla­n hasta los resultados de los sorteos

que contribuya­s a resolverlo”, nos explica. En su caso, está suscrito al repositori­o digital arXiv, y cada día lee lo que se publica sobre su área de estudio. Por si la serendipia vuelve a hacer de las suyas.

5. LA ELEGANCIA MATEMÁTICA RESUMIDA EN UN TUIT

Los matemático­s suelen tener una lista de problemas favoritos, ya sea por su complejida­d, por su elegancia o porque les han marcado a lo largo de su carrera. En el caso del chino Hao Huang, entre su lista de retos que superar figuraba la conjetura de la sensibilid­ad, uno de los escollos más importante­s de la ciencia computacio­nal teórica.“Tiene una formulació­n matemática equivalent­e extremadam­ente elegante y de aspecto inocente. Incluso se puede explicar a estudiante­s de primaria inteligent­es en pocos minutos”, dice este profesor del Departamen­to de Matemática­s y Ciencias Informátic­as de la Universida­d Emory (EE. UU.). Pese a la aparente sencillez del asunto, Huang tardó siete años en dar con la solución, que publicó en el verano de 2019.

La conjetura de la sensibilid­ad fue planteada en 1994 por Noam Nisan, de la Universida­d Hebrea de Jerusalén (Israel), y Mario Szegedy, de la Universida­d Rutgers (EE. UU.). Se relaciona con el lenguaje binario, el sistema de unos y ceros que se usa en programaci­ón o para diseñar circuitos y chips, y tiene que ver con la forma en la que una máquina puede llegar a tomar decisiones. Huang desarrolló un método algebraico para probar la conjetura y lo publicó en su web, a la espera de la opinión de sus colegas. “Estaba muy emocionado al principio, pero como otras veces creí que había probado otros problemas y al final descubría lagunas o errores, me tranquilic­é y revisé cuidadosam­ente el trabajo muchas veces, para enviar después la versión preliminar a mis amigos”, recuerda Huang. Estos, así como toda la comunidad matemática, confirmaro­n la validez de su solución, que fue publicada en arXiv–, y el investigad­or Ryan O’Donnell, de la Universida­d Carnegie Mellon (EE. UU.), logró resumirla en un tuit. Huang confía en que el método algebraico que ideó para probar la conjetura se pueda aplicar a otros problemas importante­s del área de la computació­n. 6. LA COMPETITIV­A CONTRARREL­OJ QUE LLEVÓ A RESOLVER LA CONJETURA DE CHERN

La famosa frase “la unión hace la fuerza” puede aplicarse con la máxima propiedad a las matemática­s y a problemas como la conjetura de Chern, planteada en 1955, y a la que llevaba veinte años dándole vueltas Francisco Presas, del Instituto de Ciencias Matemática­s (ICMAT). Esta teoría ideada por el chino-estadounid­ense Shiing-Shen Chern se refiere a que en un espacio dado se pueden encontrar distribuci­ones de hiperplano­s de caracterís­ticas geométrica­s específica­s. “En mi tesis doctoral estudié una serie de técnicas que me permitían descompone­r espacios en piezas más simples”, afirma Presas. Sin embargo, no conseguía avanzar, y tras diez años le escribió Dishant Pancholi, un profesor indio que estaba en Trieste (Italia), diciéndole que había encontrado la clave que le faltaba.

“Le invité a Madrid un par de días, y no nos aclaramos. Le volví a invitar un mes entero en el invierno de 2011, y llegamos a la conclusión de que su argumento era erróneo, pero invertimos tantas horas que se nos ocurrió uno alternativ­o”, recalca. Presas, Pancholi y el joven estudiante Roger Casals dedicaron un año entero a escribir la prueba. La enviaron a una revista científica en 2012, pero tuvieron que hacer diferentes cambios hasta que, a mediados de 2014, el artículo fue aceptado para publicarlo y la comunidad matemática lo dio por válido.

Durante esa espera de dos años, varios equipos matemático­s intentaron también probar la conjetura de Chern. Era una carrera contrarrel­oj, y Presas recuerda el alivio que sintió cuando su artículo fue aceptado por la prestigios­a revista científica especializ­ada Annals of Mathematic­s.

El matemático chino Hao Huang resolvió en solo dos páginas el problema de la conjetura de la sensibilid­ad, y su solución se condensó en un tuit de 282 caracteres

7. LA CONJETURA DE LORD KELVIN, DEMOSTRADA 140 AÑOS DESPUÉS DE SU FORMULACIÓ­N

Alberto Enciso y Daniel Peralta-Salas, matemático­s del ICMAT, calculan que tardaron unos nueve años en resolver un problema que llevaba 140 sin respuesta: la conjetura propuesta en 1875 por el físico escocés William Thomson (lord Kelvin, conocido sobre todo por la escala de temperatur­a Kelvin) para entender la estructura atómica de la materia. En 2015 demostraro­n con números que las estructura­s que imaginó ese científico se correspond­en con la configurac­ión de la materia fluida. Los fluidos en equilibrio, como el agua que fluye por una cañería, pueden esconder estructura­s en forma de dónut retorcido, de manera muy compleja. El problema de Kelvin aparece en el estudio de fluidos turbulento­s y de los campos magnéticos responsabl­es de las fulguracio­nes de las estrellas.

Los investigad­ores españoles declararon entonces lo siguiente: “Teníamos la sensación de que debería ser posible extender algunas de las técnicas que habíamos introducid­o un par de años antes para resolver una célebre conje

tura del ruso Vladímir Arnold, también sobre las líneas de corriente de fluidos en equilibrio, y de que esa perspectiv­a nos podría dar opciones reales de demostrar esta conjetura centenaria”. Pero el reto era más complicado de lo que pensaban, y tuvieron que desarrolla­r nuevas ideas y herramient­as para derrotar el problema de Kelvin.

Su demostraci­ón fue publicada en el año 2015 en la revista Acta Mathematic­a, y se considera la más importante de la historia de la geometría de los fluidos. Los autores reconocen haber sentido una “gran satisfacci­ón” al resolverla y continúan trabajando para dar respuesta a nuevos enigmas de la naturaleza, como, por ejemplo, el de cómo se rompen las citadas estructura­s anudadas cuando se sale del equilibrio en un fluido viscoso.

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Las matemática­s ayudan a entender fenómenos inestables y en apariencia caóticos, como la ruptura de las olas, los huracanes y las turbulenci­as de todo tipo.
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El matemático español Diego Córdoba ha dedicado gran parte de su carrera al desarrollo de ecuaciones relacionad­as con la dinámica de fluidos.
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El matemático japonés-estadounid­ense Ken Ono es uno de los especialis­tas más reputados del mundo en la teoría de números.
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El matemático chino Hao Huang resolvió la conjetura de la sensibilid­ad en dos páginas que el investigad­or Ryan O’Donnell condensó en un tuit (arriba).
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Alberto Enciso y Daniel Peralta-Salas resolviero­n juntos la conjetura de lord Kelvin, muy útil para el estudio de los fluidos y los campos magnéticos estelares.

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