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La arquitectura debe anticipar el futuro. Así lo entienden los responsables del estudio parisino XTU, que han ideado un modo de hacer habitable algo en principio tan poco acogedor como una plataforma petrolífera. De hecho, su proyecto Tierras X va mucho más allá de reclamar estos espacios para la civilización y la convivencia. Su idea es convertir estas inmensas moles en enclaves autónomos y ecológicos. Y han optado por ellas por una buena razón: durante décadas, han sido uno de los símbolos de nuestra incansable búsqueda de combustibles fósiles y del impacto que tal actividad está teniendo en la biosfera. Pues bien, en XTU entienden que ha llegado la hora de pensar más allá de la era del petróleo.
UN CAMBIO DE PARADIGMA. “Estas estructuras poseen una interesante capacidad para la mutación. Su naturaleza dura e industrial puede transformarse en algo mucho más sostenible, incluso poético”, señalan en un comunicado.
Así, donde reinan el hormigón y el acero desnudos, estos arquitectos plantean instalar zonas residenciales y espacios culturales arropados por bosquecillos, cultivos inteligentes y cascadas.
Desde luego, espacio no falta. Hay más de 1900 de estas instalaciones en todo el mundo. La más grande, la de Berkut, situada cerca de la isla rusa de Sajalín, en el Pacífico, cuenta con una plataforma de 105 metros de largo por 60 metros de ancho, pesa 200000 toneladas y resiste el embate de olas de 18 metros.