Muy Interesante

Días contados

DESDE QUE CHARLES MESSIER LO OBSERVARA POR PRIMERA VEZ EN EL SIGLO XVIII, NADIE HA VUELTO A TENER NOTICIA DE ESTE MISTERIOSO OBJETO.

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ACharles Messier (1730-1817) se le suele relacionar con la elaboració­n del primer catálogo de los llamados objetos del espacio profundo, una especie de nubecillas que, atisbadas con los telescopio­s, permanecía­n en la misma posición relativa con respecto a las estrellas fijas. Hoy sabemos que, en realidad, se trataba de galaxias, nebulosas y cúmulos estelares. Curiosamen­te, ese conjunto tenía poco interés para él, centrado como estaba en el descubrimi­ento de cometas. No obstante, pensó que ese índice les resultaría de utilidad a los astrónomos aficionado­s.

Entre 1760 y 1785, Messier detectó trece cometas, de los cuales el más famoso es precisamen­te uno que no lleva su nombre. Lo observó por primera vez en la constelaci­ón de Sagitario el 14 de junio de 1770. Una semana después, ya era visible a simple vista por la noche, y continuó siéndolo durante tres meses, salvo cuando pasó por detrás del Sol, en julio. Messier fue anotando su aspecto y cambio de posición prácticame­nte día a día, hasta el 3 de octubre, cuando lo vio por última vez, al alejarse del astro rey. Desde entonces, no ha vuelto a ser observado.

El caso es que el cometa Lexell, como se conoce en la actualidad, es uno de los pocos que no se llama como su descubrido­r, sino como el astrónomo que calculó su órbita: Anders Johan Lexell (1740-1784). Tras varios años de estudio, este concluyó que aquel objeto seguía una trayectori­a elíptica y presentaba un gran perihelio –el punto de mayor aproximaci­ón a nuestra estrella durante su recorrido–, lo que explicaba que nadie lo hubiera visto antes que Messier. De hecho, este había dado con él gracias a que su órbita, cuyo periodo parecía ser de 5,58 años, había experiment­ado una alteración en 1767, cuando pasó muy cerca de Júpiter durante el afelio, el momento en el que se encuentra más alejado del Sol. Lexell estimó que en ese momento el cometa sufrió una atracción gravitator­ia tres veces mayor que la solar. También predijo que tras un nuevo acercamien­to al gigante de gas en 1779, en la que la citada atracción sería 250 veces superior a la que ejerce el Sol, sería expulsado del Sistema Solar interno.

SIN EMBARGO, EL COMETA YA NO PUDO VERSE EN 1776, LO QUE DESPERTÓ EL INTERÉS DE MUCHOS ASTRÓNOMOS. Hasta la Academia de Ciencias de París ofreció un premio para quien aportase nuevos datos sobre el mismo. Durante las siguientes décadas, las contribuci­ones más relevantes en esta historia fueron obra de Pierre-Simon Laplace y Urbain Le Verrier. El primero señaló que antes de 1767 el cometa tenía un periodo de 48,5 años y presentaba un perihelio ligerament­e menor que la órbita de Júpiter. Estaba tan lejos del Sol que no podía ser observado. Tras el segundo encuentro con aquel planeta, su periodo pasó a ser de 20 años y su perihelio, de más del doble de la órbita de Marte. Por su parte, Le Verrier concretó que el cometa llegó a sobrepasar la de Júpiter. Desde entonces, se han planteado numerosas hipótesis sobre el destino de aquel astro, que el 1 de julio de 1770 pasó a apenas 2,2 millones de kilómetros de la Tierra, unas seis veces la distancia a la Luna.

A DíA DE HOY, EL COMETA LEXELL (D/1770 L1) SIGUE SIENDO UNA

INCóGNITA. En 2018, los astrónomos Quan-Zhi Ye, Paul A. Wiegert y Man-To Hui anunciaron que, a partir de una serie de simulacion­es computacio­nales de su órbita, se podía concluir que hay un 98% de posibilida­des de que a finales del siglo pasado aún formara parte del Sistema Solar. Es más, su núcleo, de hielo y rocas, quizá habría llegado a medir 10 km de diámetro, por lo que se trataría de uno de los mayores cuerpos de su tipo cercanos a la Tierra. En esencia, sería el primer NEO, una etiqueta que hoy se asigna a los objetos celestes pequeños próximos a nuestro planeta y que se acercan a menos de 200 millones de km del Sol. Eso sí, como no se ha detectado una lluvia de meteoritos que pueda asociársel­e, estos científico­s suponen que el cometa cesó su actividad como tal antes de 1800. Y aunque han identifica­do cuatro asteroides que podrían ser remanentes de este cuerpo –el 2010 JL 33 tiene un 99,2 % de serlo–, seguimos sin conocer con certeza lo que ha sido del Lexell.

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El 1 de julio de 1770, el Lexell pasó a 2,2 millones de km de la Tierra. Hasta el momento, es el cometa que más se ha acercado a nuestro planeta cuya aproximaci­ón ha podido ser verificada.
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POR RAMÓN NÚÑEZ
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El cazacometa­s Charles Messier fijó la posición de más de cien nebulosas, galaxias y cúmulos.

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