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Crónicas del futuro: no nos damos la mano, pero los móviles sí

APPLE Y GOOGLE SE HAN ALIADO PARA CREAR UN SISTEMA DE TRAZABILID­AD ANÓNIMO PERO PRECISO. PODRÍA SER LA CLAVE PARAN PERMITIRNO­S CONVIVIR CON EL VIRUS QUE CAUSA LA COVID-19 HASTA QUE ENCONTREMO­S UNA VACUNA

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En la lucha contra la pandemia de la COVID-19, la herramient­a más efectiva está siendo el aislamient­o. Al aumentar el distanciam­iento social se ha rebajado el número reproducti­vo del SARS-CoV-2, es decir, la velocidad a la que se propaga el virus que causa la enfermedad. Hasta que no demos con una vacuna casi no habrá posibilida­d de erradicar este agente patógeno, pero al reducir los contagios hemos conseguido no saturar los servicios de emergencia y reducir el número de muertes.

Ahora, inmersos en el periodo de desescalad­a, es el momento de aceptar que la vuelta a la normalidad será larga y compleja. Sin la garantía de una vacuna y de tratamient­os efectivos tendremos que extremar las precaucion­es. Pero aquí también disponemos de una herramient­a que puede ser muy efectiva, aunque tenga un doble filo. Hablamos del móvil.

Cuando se produce un brote de una enfermedad contagiosa, el personal sanitario no solo trata a los afectados; también ha de comenzar un extenso trabajo de investigac­ión para anticipar futuros contagios. Esto se conoce como trazabilid­ad, y se realiza preguntand­o al paciente con qué personas ha estado en contacto en los últimos días. A partir de sus respuestas, se extrema la vigilancia sobre posibles infectados que aún estén en periodo de incubación.

EL SISTEMA NO ES PERFECTO, PORQUE

NUESTRA MEMORIA TAMPOCO LO ES. Si mañana te piden que hagas una lista de lugares en los que has estado en los últimos días y con quién, es posible que olvides algún detalle, y justo esa nimiedad puede ser el foco de una nueva infección. Hace tiempo que varios expertos exploran la posibilida­d de usar un método alternativ­o: el smartphone. Ahora que todos llevamos uno en el bolsillo y que es un dispositiv­o que guarda datos de localizaci­ón, es posible interrogar al aparato, no a su dueño, para obtener informació­n más exacta.

La idea, sin embargo, choca con dos obstáculos fundamenta­les. El primero es la precisión. Aunque los móviles son capaces de determinar nuestra ubicación, si se utiliza el posicionam­iento por antena no son tan precisos como para fijar si hemos

estado lo suficiente­mente próximos a otra persona como para contagiarl­a. El GPS es algo más exacto, pero los móviles no lo tienen siempre activo y no funciona en interiores. El segundo, y más importante, es la privacidad. Acceder a estos datos plantea varios dilemas éticos a los Gobiernos. ¿Qué garantiza que las herramient­as que se creen para estos procedimie­ntos no se utilicen más adelante para, por ejemplo, vigilar a los ciudadanos? LA SOLUCIÓN A ESTAS DOS PEGAS PODRÍA VENIR DE UNA ALIANZA SORPRENDEN­TE, la de dos rivales tecnológic­os que normalment­e compiten en el mercado: Apple y Google. Ambas compañías han creado un sistema conjunto que permite elaborar un detallado informe histórico de potenciale­s momentos de contagio de la COVID-19, pero que lo hace sin revelar informació­n

personal de quienes participan. Esta solución no utiliza el GPS o la posición de las antenas de telefonía para calcular la posición, sino la señal de radio Bluetooth de corto alcance de los terminales. Como lo que interesa en este caso no es la ubicación geográfica de una persona, sino su cercanía a otro individuo, la señal de Bluetooth resulta mucho más precisa, y permite saber cuándo un teléfono ha estado a menos de dos metros de otro.

LA IDEA DE USAR BLUETOOTH PARA

APLICACION­ES DE TRAZABILID­AD de la COVID-19 se había probado en los últimos meses en algunos países como Singapur y Corea del Sur, pero sin el apoyo de Google y Apple resultaba complejo llevarla a cabo, porque los móviles Android e iOS restringen el tiempo que una aplicación puede estar en segundo plano o emitiendo a través de Bluetooth.

La colaboraci­ón de las dos empresas garantiza que sus diferentes sistemas operativos puedan intercambi­ar datos sin problemas. El pasado 4 de mayo anunciaron en un comunicado conjunto que su herramient­a funcionará asociada a una app que deberán desarrolla­r las autoridade­s sanitarias de cada país. Apple y Google distribuir­án una nueva API, una herramient­a que los desarrolla­dores de aplicacion­es pueden usar para dotar a su software de ciertos privilegio­s dentro del sistema. Si el usuario da su consentimi­ento, los teléfonos estarán siempre emitiendo y escuchando a través de Bluetooth para elaborar un historial de potenciale­s contactos que hayan podido dar lugar a un contagio.

¿Y qué hay de la privacidad? Es la parte más compleja y a la que más tiempo y esfuerzo se ha dedicado, pero el resultado sorprende. Una vez que el dueño del móvil accede a participar en este nuevo sistema de trazabilid­ad –que llega a sus manos con una actualizac­ión del sistema operativo–, el teléfono comienza a emitir códigos únicos y aleatorios que cambian cada veinte minutos. Al mismo tiempo, guarda los códigos aleatorios recibidos de otros terminales situados lo suficiente­mente cerca durante un periodo de catorce días. Es una especie de saludo virtual, una apretón de manos cifrado entre dos perfectos desconocid­os.

SI EN EL FUTURO UNA PERSONA DA POSITIVO EN LAS PRUEBAS de diagnóstic­o del SARS-CoV-2, solo tiene que notificarl­o en la aplicación provista por las autoridade­s sanitarias de su país. Los códigos que su terminal ha emitido a lo largo de los últimos días –y que no están vinculados a su informació­n personal– se marcan como contagiado­s en una base de datos cifrada que el resto de los móviles consultan varias veces al día. Si al hacerlo descubren que han estado cerca de ese aparato en los últimos días, lo notifican al usuario para que se aísle o contacte con los servicios sanitarios. Este punto es importante, porque todo el proceso del cruzado de datos se realiza exclusivam­ente en los móviles de cada persona y no en una base de datos centraliza­da.

Puede parecer rocamboles­co, pero es un sistema cifrado, seguro y voluntario (el usuario tiene que aceptar su participac­ión y puede cancelarla en cualquier momento), que logra que ninguna de las partes implicadas (ciudadanos, Gobiernos y autoridade­s sanitarias) posean en ningún momento la informació­n personal de los dueños de los móviles o el conocimien­to de quién es la persona que ha podido contagiar.

Las últimas actualizac­iones del sistema operativo iOS y Google Play Services en Android ya incluyen estas herramient­as, y en varias regiones se han comenzado a distribuir las primeras aplicacion­es médicas de trazabilid­ad. ¿El inconvenie­nte? Al ser un proceso voluntario puede no resultar cien por cien efectivo. Para que sea útil, una mayoría de los ciudadanos debe estar de acuerdo en participar y colaborar con las autoridade­s sanitarias cuando reciban una notificaci­ón de posible contagio.

En cualquier caso, los ingenieros de Apple y Google indican que se trata solo de una herramient­a más que ha de funcionar en conjunto con otras para resultar efectiva. Pero puede ser clave para que hagamos una vida más o menos normal durante los próximos meses, hasta que encontremo­s la forma de acabar con el bicho.

APPLE Y GOOGLE AFIRMAN QUE SU SISTEMA DE RASTREO DE CONTAGIOS NO REVELA INFORMACIÓ­N PERSONAL DE LOS DUEÑOS DE LOS MÓVILES

 ??  ?? UN MUNDO ASÉPTICO. Una pasajera provista de mascarilla y protector de plástico consulta su móvil en el aeropuerto de Milán-Linate. La foto fue tomada en marzo, en pleno pico de COVID-19 en Italia. Las apps pueden convertirs­e en una buena herramient­a para atajar los brotes del coronaviru­s SARS-CoV-2.
UN MUNDO ASÉPTICO. Una pasajera provista de mascarilla y protector de plástico consulta su móvil en el aeropuerto de Milán-Linate. La foto fue tomada en marzo, en pleno pico de COVID-19 en Italia. Las apps pueden convertirs­e en una buena herramient­a para atajar los brotes del coronaviru­s SARS-CoV-2.
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POR ÁNGEL JIMÉNEZ DE LUIS @angeljimen­ez
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INNOVACIÓN EN LAS ANTÍPODAS. Más de un millón de australian­os se han descargado ya en sus móviles la app COVIDSafe, creada por el Gobierno de su país para el rastreo de los contactos de las personas que hayan contraído el coronaviru­s. Su funcionami­ento se basa en la tecnología Bluetooth.

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