LA MUSARAÑA GRIS PLANTA CARA AL CAMBIO CLIMÁTICO
La musaraña gris (Crocidura russula), un pequeño mamífero de unos 12 gramos de peso que se encuentra por todo el territorio peninsular –excepto en las zonas más elevadas–, es muy sensible a las variaciones de temperatura.
El clima juega un importante papel en la vida de este animal, pues, en definitiva, acaba dependiendo de él tanto para regular su metabolismo como para ajustar otros procesos biológicos, caso de la reproducción. Entonces, ¿cómo afectará el cambio climático a este sorícido?
“En realidad, podría verse beneficiado, dado que el aumento de la temperatura incrementará su rango de distribución hacia el norte y en altitud”, explica Ignasi Torre, investigador del Museo de Ciencias Naturales de Granollers (Barcelona) y primer autor de un estudio publicado en la revista Science of the Total Environment.
CAMPEONAS DE LA ADAPTACIÓN. De hecho, este fenómeno no parece haber perjudicado a las poblaciones de musarañas que habitan las regiones mediterráneas, como los científicos pensaban hasta ahora.
Tras analizar los datos recogidos durante diez años en cinco parques naturales de Barcelona, Torre y sus colaboradores demostraron que su resiliencia está muy relacionada con su hábitat, abierto y dominado por los matorrales que se desarrollan en las zonas que han sufrido incendios. Estos les ofrecen alimento, un microclima favorable y protección.
El peligro se encuentra en el abandono del uso tradicional del suelo y la aforestación, esto es, la plantación de árboles donde no existían, lo cual, según Torre, amenaza esos entornos abiertos.