CIENCIA EN TIEMPOS DEL CORONAVIRUS
No sé qué opinión acabará teniendo la sociedad sobre la ciencia, en general, tras estos tiempos de pandemia, pero yo no sería muy optimista. Nunca los científicos han tenido una oportunidad como la de ahora; jamás los medios han estado tan atentos a sus palabras, tan pendientes de sus investigaciones, tan ávidos de sus comentarios. A estas alturas, el ciudadano medio ha visto de todo, desde razonamientos sensatos hasta bailes en los datos, pero, probablemente, lo que más le ha llamado la atención han sido las contradicciones de los expertos.
UN EJEMPLO LO TUVIMOS EN MAYO. MIENTRAS LA VIRÓLOGA DEL CSIC MARGARITA DEL VAL advertía de que en los meses de verano podría darse una nueva oleada de casos, el jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Vall d’Hebron, Benito Almirante, declaraba que en unas semanas el temido coronavirus sería algo marginal. ¿Consecuencia? Pérdida de confianza. Es lo que ha detectado una encuesta realizada en Italia, en la que la mitad de los preguntados estaba de acuerdo con esta frase: “Las opiniones de los científicos han sido disparatadas y han causado confusión”. Pues bien, ello se debe, sobre todo, a que estos no suelen ser conscientes de que cuando hablan en un medio la sociedad no les ve mostrando una opinión –que puede ser discutible–, sino un hecho –algo indiscutible–. Por eso hay que dejar muy claro si están haciendo una cosa o la otra.
ESTA PECULIARIDAD SOLO SUCEDE EN CIENCIA, Y ES ASÍ PORQUE DESDE MEDIADOS DEL SIGLO PASADO hemos estado vendiéndola como si fuera una especie de ente místico cuya misión es ayudar a mejorar el mundo. Y aunque esa misión puede ser cierta, la forma que escogimos para hacerlo es bastante perniciosa. Preocupados por otorgarle una imagen sólida y potente, periodistas y divulgadores nos convertimos en animadores de unos científicos que, desde las alturas, entregaban los resultados de sus estudios para que mostráramos al planeta lo buena y genial que era su labor. Pero el caso es que, al hacerlo, hemos acabado maquillando la tarea para que pareciera que solo podía dar buenos resultados, sin pasos en falso.
¿CUÁNTAS VECES HEMOS ESCUCHADO QUE QUIZÁ NO CONSIGAMOS UNA VACUNA PARA LA COVID-19? Pocos medios se plantean que es posible que todos los esfuerzos que se están haciendo en ese sentido acaben en una vía muerta. La consecución de la citada vacuna se ha convertido en algo indudable, porque la ciencia es el nuevo oráculo de Delfos. Pedid y se os dará. Los ciudadanos no entienden que un científico pueda estar equivocado, quizá porque nunca se lo hemos dicho.