Muy Interesante

OTRA EPIDEMIA SILENCIOSA: LA SOLEDAD

- POR CARLOS B. RODRÍGUEZ

EN LOS ÚLTIMOS AÑOS, EL PORCENTAJE DE PERSONAS QUE VIVEN SOLAS INVOLUNTAR­IAMENTE SE HA INCREMENTA­DO DE MANERA DRÁSTICA, CON LOS PROBLEMAS FÍSICOS Y PSICOLÓGIC­OS QUE ACARREA. ES UN RETO PARA LAS AUTORIDADE­S SANITARIAS Y LA SOCIEDAD.

En España, casi 4,8 millones de personas vivían solas en 2019. De esta cifra, un 41,9% tenían 65 años o más. Y, de ellas, un 72,3% eran mujeres. Por debajo de los 65, el 59,2% eran hombres. En total, el número de hogares unipersona­les creció un 1,3 %, lo que apuntala la tendencia de los años anteriores.

En el futuro, no parece que esto vaya a cambiar. Teniendo en cuenta que la forma de convivenci­a mayoritari­a a partir de los 65 años es la pareja sola, Joaquín Pérez, responsabl­e Nacional del Área de Personas Mayores, Personas con Discapacid­ad y Personas Cuidadoras de Cruz Roja, asegura que se esperan “consecuenc­ias en la redistribu­ción de los cuidados dentro del hogar, con el hombre con algo más de protagonis­mo en este aspecto”.

ESTO TAMBIÉN APUNTA A LAS CARACTERÍS­TICAS de la soledad no deseada. Es mucho más que vivir sin compañía: se relaciona con el nivel de apoyo social del individuo, por lo que no se circunscri­be exclusivam­ente a hogares unipersona­les, ni tampoco a mayores de 65 años. Y tiene un fuerte impacto sobre la salud, ya que se asocia a problemas psicológic­os o físicos o un empeoramie­nto de los mismos. “Al medir la fragilidad y la vulnerabil­idad de las personas mayores, el factor que más influye es la falta de apoyo social”, comenta Guillermo Fouce, doctor en Psicología y presidente de la Fundación Psicología Sin Fronteras (Madrid). En cuanto a los problemas que aparecen, con independen­cia de la edad, este experto habla de depresión y ansiedad, así como de trastornos de sueño y gastrointe­stinales, entre otros.

El hecho de que las autoridade­s españolas estén diseñando una estrategia –actualment­e en fase de consulta– para paliar sus efectos indica también, corrobora Fouce, que el sistema sanitario no está preparado para abordar esta realidad. Preocupant­e antes del coronaviru­s, ha podido verse influida por el confinamie­nto y el miedo antes, durante y después del mismo. Con el tiempo, las medidas contra la COVID-19 “pueden tener consecuenc­ias negativas en términos de inactivida­d física, deterioro cognitivo y demencia o fragilidad”, dicen desde Cruz Roja, que de hecho ha intensific­ado estas semanas de cuarentena sus actividade­s online.

EL ÉXITO DE LA ESTRATEGIA DEPENDERÁ, SOBRE TODO, DE UN BUEN

MODELO de alerta que permita realizar un diagnóstic­o rápido y un abordaje oportuno. Pero, al mismo tiempo, esa responsabi­lidad no puede recaer solo sobre el sistema. La respuesta, según Fouce, debe venir de la mano de una vuelta a la iniciativa colectiva; es decir, de una plataforma nacional similar al movimiento ciudadano francés Red Monalisa, acrónimo de Movimiento Nacional contra el Aislamient­o de las Personas Mayores. Ya hay trabajos inspirados en esta filosofía, como el proyecto Radars, que desde 2008 implica en Barcelona a vecinos, comercios y farmacias.

SABÍAS QUÉ… La falta no deseada de compañía ha adquirido tales dimensione­s en el Reino Unido que, en enero de 2018, se llegó a crear un Ministerio de la Soledad. Esa decisión propició un amplio debate internacio­nal que en el caso de España impulsó la actuación del Gobierno.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain