UN PLAN PARA VIAJAR AL NÚCLEO DE UN MUNDO MUERTO
El asteroide Psique-16 intriga a los astrónomos desde hace décadas. Las observaciones por radar muestran que, a diferencia de la mayoría de otros objetos similares, situados entre las órbitas de Marte y Júpiter, no está compuesto por hielo y rocas, sino por hierro y níquel, como el núcleo terrestre. Ello ha llevado a algunos científicos a plantear que, en realidad, podría tratarse de los restos del corazón de un mundo que no llegó a constituirse o que desapareció hace miles de millones de años, como consecuencia de algún impacto cósmico. En todo caso, este cuerpo, de 226 km de diámetro, es lo suficientemente masivo como para originar perturbaciones gravitatorias en otros asteroides cercanos.
TESORO CIENTÍFICO. Una misión a Psique-16 podría arrojar algo de luz sobre este asunto y aportar datos extraordinariamente valiosos sobre la formación del Sistema
Solar; la posibilidad de estudiar un posible núcleo directamente resulta irresistible para muchos investigadores.
La NASA lleva dándole vueltas a ello desde 2014, cuando Lindy Elkins-Tanton, una planetóloga de la Universidad Estatal de Arizona, propuso poner en marcha tal iniciativa. Ahora, la agencia espacial estadounidense ha adelantado que en el verano de 2022 la compañía SpaceX se encargará de enviar al espacio una sonda que alcanzará Psique-16 cuatro años después.
Durante veintiún meses, sus instrumentos trazarán un mapa detallado del objeto y estudiarán sus propiedades y composición. Precisamente, hay quien ha llamado la atención sobre este punto: en los mentideros de la Red se rumorea que también podría contener metales valiosos en gran cantidad, valorados en quintillones de dólares.