ASÍ TOMARON EUROPA LOS PRIMEROS AGRICULTORES
Una investigación impulsada por las universidades británicas de Roehampton y Cambridge, en colaboración con otras instituciones, ha demostrado por primera vez que, en el Neolítico, el clima influyó de manera determinante en los movimientos migratorios de los primeros agricultores por Europa, así como en la velocidad de esa expansión, que dio comienzo desde el sudeste del continente.
Para llevar a cabo este estudio, se combinaron datos arqueológicos y reconstrucciones paleoclimáticas. Asimismo, se analizaron las interacciones entre esos primeros agricultores y los cazadoresrecolectores locales. En la primera fase, los primeros expulsaron a los segundos, algo que queda patente por lo poco que se mezcló el ADN de ambos grupos.
INTERESES COMUNES. Sin embargo, a medida que los granjeros avanzaban hacia el norte y el clima se volvía menos propicio para sus cultivos, el ritmo de los movimientos migratorios disminuyó –los científicos han observado una gran desaceleración de estos desplazamientos entre 6100 a. C. y 4500 a. C.– y cambió su forma de interactuar con la población local –las relaciones se volvieron más estrechas y hubo una mayor mezcla genética–.
Los expertos sugieren que el intercambio de bienes y el conocimiento de la caza local podrían haber favorecido que los citados agricultores se mantuvieran en estas regiones, pese al menor rendimiento de los campos. La única ruta en la que la expansión no se ralentizó fue a lo largo del Mediterráneo, ya que quienes se movieron por ella hallaron un clima más propicio para el desarrollo de sus cosechas.