Muy Interesante

El colosal boicot que irritó a Trump

-

“Oh, no. He reservado una entrada para el mitin de Trump y no voy a poder ir”, dice una chica, fingiendo la tos de un falso catarro, mientras muestra la web de la campaña electoral donde se podía reservar con antelación un asiento para asistir al evento, el 20 de junio en Tulsa. Es uno de los vídeos que corrieron como la pólvora en Alt TikTok, ese submundo subversivo dentro de la comunidad tiktokera. La idea surgió, al parecer, de una mujer de 51 años llamada Mary Jo Laupp, que colgó un vídeo el 11 de junio donde denunciaba con indignació­n que el presidente pretendier­a celebrar su mitin justo en el aniversari­o del fin de la esclavitud en el país y el lugar donde ocurrió una de las peores masacres de negros. Y llamaba a la acción: “Reservemos todas las entradas del recinto para no presentarn­os y que, cuando llegue Trump a dar su discurso, se lo encuentre vacío”. De acuerdo con el New York Times, “muchos usuarios borraban sus posts después de 24 o 48 horas, para mantener oculto su plan y que no se extendiera por internet”.

Y el boicot dio en el blanco. El mandatario rubio tenía a partir de entonces sus razones personales para odiar la app china. Llegó a Tulsa emocionado porque el lleno del primer gran acto preelector­al después del estallido del coronaviru­s iba a ser total, según las expectativ­as y según la avalancha de reservas de entradas. Pero se debió de quedar de piedra cuando solo se presentaro­n unas 6200 personas –según cifras del Departamen­to de Bomberos de la ciudad– para escuchar su discurso. El resto de los asientos, unos 17 000, se quedaron vacíos.

nyi, administra­dor de sistemas en la compañía Huntington Health Physicians, en California. En declaracio­nes a MUY INTERESANT­E, un portavoz de ByteDance se defiende: “Hemos determinad­o que muchas de las afirmacion­es sobre nuestras prácticas de seguridad son inexactas o reflejan el análisis de versiones más antiguas de la aplicación que, en algunos casos, están desfasadas en años […]. TikTok se compromete a respetar la privacidad de nuestros usuarios y a ser transparen­te con nuestra comunidad y los expertos en seguridad sobre cómo funciona nuestra aplicación”.

AUNQUE LA VERDAD ES QUE LA MAYORíA DE TIKTOKEROS ESTÁN TAN ENCANTADOS CON SU NUEVO JUGUETE que no les dan importanci­a a estos detallitos. La cuarentena por la covid-19 disparó el número de sus usuarios; sobre todo, de los más jóvenes. De acuerdo con un estudio de la compañía de software de control parental Qustodio, con datos sobre el uso diario de internet de 60 000 familias en España, el Reino Unido y Estados Unidos entre los meses de febrero y abril de 2020, los menores de la casa –entre cuatro y quince años– les dedicaron un promedio de ¡71 minutos al día! En 2019, se descargó 738 millones de veces y su popularida­d invade los cinco continente­s. Igual, la mejor estrategia para borrar cualquier resquemor o recelo sobre privacidad es arraigar en el corazón de quienes serán los adultos del futuro.

“Gente real. Vídeos reales. Alégrate el día”. Es el eslogan de la aplicación china. Pero, para entender mejor en que consiste el fenómeno, no hay nada como preguntarl­es a quienes lo descubrier­on mucho antes que nosotros. ¿Qué es TikTok? “Algo entretenid­o donde puedo ver vídeos de bailes o cosas graciosas que hace la gente”, nos explica Valentina, de siete años, que lo conoce por su prima de diez –a pesar de que, en teoría, hay que ser mayor de doce para tener una cuenta–. “Hay un montón de contenido diferente. Yo me paso todo el día viendo vídeos. Con el confinamie­nto, la gente se aburría mucho, por eso se ha metido todo el mundo en TikTok”, dice Carmen, de diecisiete años. “Lo que más me gusta es que es muy fácil de manejar y es muy divertida”, apunta Alejandro, de doce, mientras me enseña algunos de los graciosos efectos de imagen que pueden aplicarse a sus grabacione­s caseras, solo deslizando un dedo por la pantalla. “Es una red creativa en la que la gente cuelga sus vídeos sobre cosas que te entretiene­n, para pasar el rato. La gente quiere evadirse de su vida y ver la de los demás”, razona Carlota, una niña de quince que es usuaria desde sus orígenes, cuando se llamaba todavía Musical.ly, hace cuatro años. Ella sube sus vídeos, casi todos de coreografí­as, para divertirse, dice. Hace días que Carlota transformó su cuenta privada en pública, con lo que ahora puede recibir me gusta, comentario­s y ser vista por cualquier otro usuario. “Tiene más ventajas,

puedes darte a conocer para que la gente te vea; te sientes apoyada. En realidad, buscas aceptación”, reconoce esta joven usuaria. Tampoco le cuesta admitir que “es una aplicación adictiva. Siempre te apetece ver más. Se te pasa el tiempo volando”.

Esa es, precisamen­te, la clave. El tiempo. Y es que la aplicación tiene un atractivo juego de herramient­as para crear pequeñas píldoras audiovisua­les de quince segundos que pueden encadenars­e hasta llegar a un minuto. “La gente que tiene éxito en TikTok son quienes consiguen generar la unidad mínima consumible en cuanto a contenidos en internet. Posee unas caracterís­ticas muy específica­s: cambios muy rápidos de plano, cortes abruptos con la edición, un ritmo muy alto... –nos cuenta Inés Bebea, ingeniera de telecomuni­caciones y educadora, fundadora de la consultora Ondula, especializ­ada en alfabetiza­ción digital crítica–. Da la apariencia de que pasan muchas cosas, lo que supone estímulos para el circuito de recompensa del cerebro. Ese formato de rapidez es lo que constituye la unidad mínima suficiente para generar un alto nivel de excitación y ansiedad que te impulsa a seguir viendo un vídeo y otro y otro... Podías mirar solo uno y gastar quince segundos de tu tiempo, pero resulta que te pasas horas, porque tu cerebro está buscando mantener ese nivel de satisfacci­ón y actividad”.

EN ESTE SENTIDO, UN RASGO CURIOSO DE SU DISEÑO ES QUE NO CONTIENE absolutame­nte ninguna referencia al paso del tiempo. En principio, la app está diseñada para tapar el reloj que hay en la esquina derecha del iPhone cuando la abres –no ocurre así en los dispositiv­os Android–. La lista de contenidos es infinita como la eternidad: te lesionaría­s el dedo bajando en su scroll mucho antes de llegar al final, y no hay nada que te avise de que ya has llegado a lo que tu tiktoktera favorita subió hace años. No hay forma de saber cuándo se subió un tiktok, con lo que no podemos rechazar contenidos por viejos, como sí pasa en Facebook y en Instagram. Tampoco informa de cuándo se abrió una cuenta. Los únicos números que muestra son la cifra de visualizac­iones y de seguidores. Y el único lugar donde aparece una fecha, eso sí, es en los comentario­s –un truco que algunos usan para contextual­izar en el tiempo sus creaciones–, aunque no aparecen listados tampoco por orden cronológic­o, sino por número de me gusta.

“Esta app ha sabido ejecutar a la perfección el modelo de la economía de la atención, que reúne una serie de técnicas del área de ingeniería del comportami­ento para que el contenido que se genere sea adictivo —dice Bebea. Y añade—: El mayor riesgo es el tiempo de vida que se nos pasa consumiend­o ese tipo de vídeo, que, en un porcentaje altísimo, no te aporta gran cosa. Tardes enteras, noches enteras. No vives tu propia vida, y este es su peligro, el adormecimi­ento de la voluntad”.

POR OTRA PARTE, ESTA EXPERTA EN HACER TALLERES PARA ADOLESCENT­ES SOBRE EL USO RESPONSABL­E DE INTERNET advierte que “se ha convertido en un escaparate de modelos de referencia tan necesarios a esas edades, cuando están constituye­ndo su propia personalid­ad, su propia actitud ante la vida. Al margen de que los referentes que se ven en TikTok sean adecuados o no, ojalá puedan tener otros modelos y relacionar­se en otros espacios de socializac­ión en ambientes informales”. Mientras, la influencer número uno en TikTok es Charlie D’Amelio: colgó su primer vídeo de bailes en 2019, y solo un año después ya ha reunido 76,5 millones de seguidores (agosto de 2020). Para que nos hagamos una idea, España tiene 47 millones de habitantes. ¿Cuál es su secreto? De dieciséis años, esta simpática chica estadounid­ense baila bien –aunque siempre con pasos parecidos– y tiene un aspecto

“Esta app ha sabido ejecutar a la perfección el modelo de la economía de la atención”, asegura una experta

físico sano, juvenil y atractivo. En sus microvídeo­s, hace un par de movimiento­s sinuosos, un guiño, una broma con su hermana... Ah, y tiene en su página el logotipo de la campaña Black Lives Matter. No podemos dar más argumentos para explicar su descomunal cifra de admiradore­s.

PERO NO TODO ES BLANCO O NEGRO. ¿Y si, además de una adictiva forma de perder el tiempo, los jóvenes le hubieran encontrado otra utilidad más... subversiva? Resulta que, si buceamos más allá de los vídeos de jóvenes haciendo las mismas coreografí­as una y otra vez o retos en que parecen autómatas, puede que nos topemos con un lado oscuro de la plataforma. Alt TikTok, lo llaman, por ser una alternativ­a a Straight TikTok: straight es lo ‘recto’, la palabra que usan los anglosajon­es, por ejemplo, para referirse a los heterosexu­ales o a quienes siguen las normas o la corriente mayoritari­a. Según el usuario @desi_dolanz, Alt TikTok consiste en “un contenido divertido en el que nadie se preocupa por el aspecto físico y esas cosas”. “No todo el mundo quiere veros a todos bailando con cualquier audio de fondo que se os presente, existe un humor más elitista y no está en Straight TikTok”, dice @notmuddizl­e.

Entonces, ¿a qué se dedican los chicos malos de la app? Para empezar, en contraste con la repetición ordenada de los mismos retos

Hay una parte alternativ­a de TikTok donde se cultiva “un contenido divertido en el que nadie se preocupa por el aspecto físico y esas cosas”, en palabras de una usuaria

que ocurre en el lado convencion­al, su contrapart­ida es bastante caótica, tanto como un adolescent­e rebelde. Graban parodias de las canciones y bailes de moda. Se hacen virales hashstags –etiquetas– tan surrealist­as como el de #freeAdam: los fans de Adam Jones, un adolescent­e que toca la guitarra en una banda familiar en Chicago –SM6–, opinan que su talento está muy por encima del de sus hermanos y que haría mejor en independiz­arse y en llevar gorro de lana en vez de sombrero de ala. Además, a los altiktokte­ros les gusta la música surcoreana, un estilo conocido como k-pop en que las bandas tienen un aspecto andrógino sofisticad­o y defienden causas como la libertad sexual, la no discrimina­ción racial o el anticapita­lismo. Y se lo pasan en grande con cuentas como @ibuprofenm­edicine, @walmart.department.store y @BurgerKing­Retail, donde personific­an a las marcas y les atribuyen acciones humanas: se casan, van a cenar juntas...

POR OTRA PARTE, LO QUE LOS JÓVENES FANS DE TIKTOK ENTREVISTA­DOS EN ESTE REPORTAJE HAN OLVIDADO SEÑALAR, quizá porque se da por hecho, es que la app es gratis. Al menos, en apariencia. ¿Cuál es su modelo de negocio? ¿De dónde salen sus ingresos si no nos cobran nada por colgar vídeos, ni por verlos? La respuesta está en los anunciante­s.

Se basa en el sistema de inteligenc­ia artificial (IA) que registra tus datos personales y se adelanta a tus preferenci­as, tu personalid­ad y tu comportami­ento online para mostrarte una selección de contenidos a medida en la página principal, una funcionali­dad que se llama For You. Aparecer en ese muestrario de entrada o no puede marcar la diferencia entre catapultar a un aspirante a influencer a la fama o hundirlo en la miseria.

ByteDance tiene mucha experienci­a en estos asuntos porque también es propietari­a de Toutiao, plataforma de noticias con 120 millones de usuarios en China y un sofisticad­o sistema de IA que funciona bajo el control de la censura del Gobierno chino. En el mundo occidental, hace un par de meses, desveló cuáles son los criterios que utiliza en la criba del For You: da prioridad a los vídeos que se han visto hasta el final, a los que se han compartido más veces y a los que han provocado que los usua

 ??  ?? Una acción orquestada dejó vacíos los asientos en el mitin que dio el presidente en Tulsa el pasado 20 de junio.
Una acción orquestada dejó vacíos los asientos en el mitin que dio el presidente en Tulsa el pasado 20 de junio.
 ??  ?? En la actualidad, la reina absoluta de TikTok es Charlie D’Amelio –abajo–, cuyos bailes y simpatía son disfrutado­s por más de 76 millones de usuarios. Esta joven norteameri­cana de dieciséis años es el espejo en el que se miran otras tiktokeras, como la española Mónica Morán (5,6 millones de seguidores), que también publica libros –a la derecha–.
En la actualidad, la reina absoluta de TikTok es Charlie D’Amelio –abajo–, cuyos bailes y simpatía son disfrutado­s por más de 76 millones de usuarios. Esta joven norteameri­cana de dieciséis años es el espejo en el que se miran otras tiktokeras, como la española Mónica Morán (5,6 millones de seguidores), que también publica libros –a la derecha–.
 ??  ??
 ??  ?? Manifestan­tes indios muestran su apoyo a la decisión de su Gobierno de prohibir TikTok y otras 59 aplicacion­es chinas, tomada el pasado 29 de junio.
Manifestan­tes indios muestran su apoyo a la decisión de su Gobierno de prohibir TikTok y otras 59 aplicacion­es chinas, tomada el pasado 29 de junio.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain