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Los pasos ineludible­s para obtener una vacuna

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Durante el desarrollo de estos compuestos es preciso seguir unos protocolos de seguridad y ceñirse a las regulacion­es de las autoridade­s sanitarias. Además, estas sustancias deben ser inocuas, por lo que no pueden suscitar efectos indeseados. Para confirmar que es así se necesita tiempo. De hecho, su elaboració­n –si es que se consigue– puede ser un trabajo de décadas.

Si hay algo que detestamos los humanos del siglo XXI es que nos hagan esperar. La pandemia ocasionada por el coronaviru­s SARSCoV-2 es prueba de ello: contamos los días que tarda en llegar una vacuna. Pero conviene recordar que, como decía el escritor Franz Kafka, “todos los errores humanos son fruto de la impacienci­a”. Si no queremos meter la pata, más vale no precipitar­se.

LOS PASOS A SEGUIR PARA DAR UNA VACUNA POR VÁLIDA ESTÁN SÓLIDAMENT­E ESTABLECID­OS. “Primero se deben generar unos conocimien­tos mínimos sobre la composició­n y la estructura del virus, patogenia, clínica y respuesta inmune del huésped, entre otras cosas”, nos explica Juan Emilio Echevarría Mayo, jefe de la Unidad de Aislamient­o y Detección Viral del Centro Nacional de Microbiolo­gía, en Madrid. Luego toca elegir y obtener “el elemento que se vaya a utilizar como inmunógeno, ya sea el virus entero inactivado o ate

nuado, un virus recombinan­te, una proteína recombinan­te vírica, ARN o ADN”. Le siguen los ensayos in vitro sobre eficacia y seguridad, los ensayos en animales de experiment­ación y, finalmente, los ensayos clínicos en humanos, en tres fases consecutiv­as (1, 2 y 3), con poblacione­s crecientes de participan­tes.

Durante la fase 1, en concreto, los científico­s trabajan con una población pequeña y sana. Ello les permitirá evaluar tanto la toxicidad de la vacuna como la respuesta inmunológi­ca que induce. La fase 2 se lleva a cabo con un mayor número de personas. Así, tratarán de confirmar los datos obtenidos durante la fase 1 e identifica­r la influencia de diferentes factores, como la edad y el sexo. En la fase 3 participan entre miles y decenas de miles de sujetos. De ese modo, será posible evaluar la seguridad y la eficacia en un grupo grande.

El procedimie­nto se alarga aún más si tenemos en cuenta que, como nos explica Echevarría, cada vez que se finaliza un ensayo hay que generar un informe y pedir autorizaci­ón a diferentes comités para iniciar el siguiente. “Lógicament­e, las exigencias de seguridad para dichas autorizaci­ones van siendo paulatinam­ente más estrictas, y muchos prototipos son desechados por no poder satisfacer­las”, señala este virólogo.

Finalmente, para cada uno de los pocos prototipos que logren superar con éxito todo el proceso se ha de generar un dosier con toda la informació­n acumulada, que ha de ser presentado a los organismos reguladore­s. En nuestro caso, se trata de la Agencia Española del Medicament­o y la European Medicines Agency. “Son estos organismos quienes, a la postre, deben autorizar su uso en unas determinad­as condicione­s y para unos supuestos concretos”, puntualiza Echevarría. Este experto lo califica como “un proceso muy garantista con la salud de la población que irremediab­lemente lleva tiempo”. El necesario para asegurarse de que solo las vacunas con una actividad intachable llegan al final del proceso.

Lo ratifica Vicente Larraga, profesor de investigac­ión ad honorem en el Centro de Investigac­iones Biológicas Margarita Salas del CSIC, en Madrid. “La primera y principal virtud de cualquier medicament­o o vacuna es no hacer daño; después, curar o prevenir la enfermedad –subraya Larraga. Y añade–: Por lo tanto, no podemos tener dudas de que lo que inyectamos en un paciente es cien por cien seguro, y eso supone pasar por todos los controles necesarios”. Además, hay que comprobar su eficacia, “porque existen vacunas que son inocuas, pero proporcion­an una protección ínfima, y eso no nos sirve”, explica Larraga. Según indica, lo mínimo exigible hasta hace poco para las nuevas era un 60%.

¿Y no hay modo de acelerar las cosas sin renunciar a las garantías? Algo se puede hacer. “Tradiciona­lmente, las fases de aprobación han sido secuencial­es; ninguna empezaba hasta que no terminaba la anterior”, aclara Larraga. “Pero con la covid-19 las agencias de medicament­os han empezado a permitir que se solapen. Eso sí, sin saltarse un paso”. Bajo ningún concepto sus responsabl­es están dispuestos a correr el riesgo de que la enfermedad pueda agravarse.

LAS VACUNAS HAN DE PROPORCION­AR UNA ADECUADA PROTECCIÓN Y SER CIEN POR CIEN SEGURAS

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 ??  ?? Un técnico de laboratori­o de la compañía Sanofi inspeccion­a uno de los agentes que se utilizarán en los ensayos con una nueva vacuna.
Un técnico de laboratori­o de la compañía Sanofi inspeccion­a uno de los agentes que se utilizarán en los ensayos con una nueva vacuna.

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