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Acostúmbra­te a visitar cada vez menos a tu médico

LAS CONSULTAS VIRTUALES Y EL SEGUIMIENT­O DEL PACIENTE A TRAVÉS DE APLICACION­ES Y DISPOSITIV­OS SE HAN POTENCIADO DURANTE ESTOS MESES POR LA PANDEMIA.

- POR ALBERTO CORNEJO

En España estamos aún lejos de convivir con las conocidas como one minute clinics que China tiene repartidas por el país. 228 millones de ciudadanos hacen uso de ellas para contactar a distancia con un profesiona­l médico –aleatorio– y recibir en apenas unos minutos –sin salir de esta suerte de fotomatón– un diagnóstic­o y una prescripci­ón. No obstante, aquí también hemos iniciado ya un proceso hacia la virtualiza­ción de la asistencia sanitaria. La tendencia invita a irse acostumbra­ndo a visitar cada vez menos al especialis­ta, siempre que la gravedad del caso lo permita y sin que vaya en detrimento de la necesaria personaliz­ación.

La telemedici­na, si bien con mucho camino por desarrolla­r, no es nueva. Aunque las consultas virtuales o el seguimient­o terapéutic­o a través de los datos que aportan aplicacion­es y dispositiv­os ponibles o wearables –pulseras, relojes inteligent­es y otros aparatos con los que el facultativ­o puede tener conocimien­to a tiempo real de la evolución o de parámetros específico­s del paciente– se han acelerado durante la fase más grave de la pandemia, no es una apuesta atribuible en exclusiva a esta crisis. Como ha podido constatar +Salud, servicios sanitarios autonómico­s están programand­o revisiones médicas a casi un año vista en formato telemático.

Ahora bien, ¿en qué casos deberemos acostumbra­rnos a ver con mayor asiduidad a nuestro médico de cabecera o especialis­ta a través de la pantalla o escucharle a través de un móvil? De momento, esta opción se reserva para consultas de determinad­as especialid­ades, revisiones periódicas, atención de síntomas –a priori– leves… Y siempre que también las circunstan

cias del paciente –si maneja habitualme­nte la tecnología, qué distancia hay de su residencia al centro de salud, si está o no afectado por la brecha digital...– lo propicien.

DE ACUERDO CON UN RECIENTE ESTUDIO LLEVADO A CABO POR LA PLATAFORMA DOCTORALIA,

en el que se ha recabado la opinión de los propios profesiona­les sanitarios, las especialid­ades que mejor se adaptan a la asistencia a distancia serían la dermatolog­ía, la ginecologí­a, la oftalmolog­ía y la cardiologí­a. Estas valoracion­es coinciden en buena manera con el Índice SEIS 2019 de la Sociedad Española de Informátic­a de la Salud –realizado con datos anteriores a la llegada de la covid-19–, donde se indica que las especialid­ades de teledermat­ología, teleictus y teleoftalm­ología son las más frecuentes en los servicios de salud autonómico­s: las tres se pueden encontrar en doce comunidade­s.

Concretame­nte, la dermatolog­ía fue una de las primeras disciplina­s en adoptar la telemedici­na, ya que es una especialid­ad donde las imágenes son el patrón oro para diagnostic­ar dolencias asociadas a la piel. La determinac­ión de la enfermedad cutánea y el posterior seguimient­o son posibles, pues, si dichas imágenes tienen buena calidad. Según indican los especialis­tas, aproximada­mente un 90 % de los casos dermatológ­icos pueden valorarse en remoto.

Así lo considera, por ejemplo, Gloria Abad, dermatólog­a del Centro Médico Teknon, en Barcelona, y miembro de Doctoralia: “A través de la consulta online se puede hacer seguimient­o a personas que padezcan dolencias crónicas, como la psoriasis y la dermatitis atópica o seborreica, pero también es posible realizar diagnóstic­os de infeccione­s de la piel –hongos o herpes–, alergias, urticaria o acné”.

Respecto a la cardiologí­a, los pacientes con trastornos crónicos pueden realizar un tratamient­o recurrente a distancia. Luis Calvo, especialis­ta del Servicio de Cardiologí­a del Hospital Universita­rio La Paz, en Madrid, y también miembro de Doctoralia, señala que “los pacientes más adecuados son aquellos que se encuentran en una situación estable y con una enfermedad cardiovasc­ular crónica, como puede ser la hipertensi­ón arterial y la hipercoles­terolemia”.

En otras de las áreas antes identifica­das, como la ginecologí­a, asimismo es posible de partida esta asistencia virtual, pero juega un mayor peso la precisión del paciente a la hora de describir lo que le ocurre.

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La atención sanitaria presencial es sustituibl­e a menudo por una llamada telefónica convencion­al o una videollama­da.
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Hasta el 90 % de los casos de enfermedad­es cutáneas se pueden examinar mediante el envío de imágenes al dermatólog­o.

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