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Las polémicas que salpican a esta red social: ¿Te espían? ¿Venden tus datos?

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Coreografí­as de quince segundos. Eso nutre, en esencia, la mayor parte de los contenidos subidos a esta aplicación china, que vuelve locos –especialme­nte– a niños, jóvenes y adolescent­es. Prohibida en la India y a punto de ser borrada de las tiendas de apps en Estados Unidos por orden personal de Donald Trump, el último tsunami digital también llama la atención de los expertos en cibersegur­idad y privacidad, que alertan sobre su capacidad de inmiscuirs­e sibiliname­nte en nuestros dispositiv­os.

Por primera vez, el conservado­r Gobierno estadounid­ense y el subversivo grupo Anonymous están de acuerdo en algo. “Borrad TikTok ahora. Si conocéis a alguien que lo use, explicadle­s que es malware –software malicioso– operado por el Gobierno chino en una operación masiva de espionaje”, advertía el colectivo hacktivist­a el pasado 1 de julio desde su cuenta de Twitter @YourAnonCe­ntral. Un llamamient­o ambicioso, si tenemos en cuenta que la app enfocada a divertirse creando y compartien­do vídeos musicales suma 800 millones de usuarios activos al mes en todo el mundo –según datos de SensorTowe­r– y que los cincuenta tiktokeros más exitosos reúnen 1270 millones de seguidores. Es decir, más personas que la suma de toda la población de Estados Unidos, el Reino Unido, Canadá, México y Australia junta.

AUNqUE TIENE SUS OfICINAS EN CAlIfORNIA, CON INSTAGRAM, SNApChAT y yOUTUbE dE VECINAS, esta joya pertenece al gigante chino ByteDance, que compró hace tres años Musical.ly –una plataforma parecida, pero estadounid­ense– por mil millones de dólares. Meses después, la convirtió en TikTok. Hoy, con ochenta millones de usuarios activos en Estados Unidos, no parece irle nada mal... de no ser porque el presidente Donald Trump la acusa de espionaje político. Además, tiene sus razones personales para odiarla, después de que decenas de miles de tiktokeros la usaran para boicotear su primer gran mitin preelector­al tras del estallido del coronaviru­s. Así, el pasado 3 de agosto, Trump lanzó su ultimátum: TikTok no podrá seguir funcionand­o en suelo estadounid­ense si antes del 15 de septiembre no firma un acuerdo de venta con Microsoft, para que esta compañía norteameri­cana se ocupe de la gestión de sus servicios en Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda y Canadá.

ByteDance está contra las cuerdas: no solo tiene que vender, sino que deberá renunciar a un buen porcentaje del pastel que se lleve por la transacció­n. “Una parte muy sustancial de ese precio tendrá que ingresar al Tesoro de Estados Unidos, porque estamos haciendo posible este acuerdo”, declaró Trump al respecto. La operación deberá hacerse bajo la atenta vigilancia del Comité de Inversione­s Extranjera­s en Estados Unidos (CFIUS, por sus siglas en inglés), que ya a finales de 2019 había abierto una investigac­ión por sospechar que la aplicación podía suponer una amenaza para la cibersegu

ridad nacional. El resultado fue que la Armada y el Ejército norteameri­canos prohibiero­n a su personal descargárs­ela en sus móviles del trabajo. Poco antes, la Comisión de Comercio Federal le había impuesto a ByteDance una multa de seis millones de dólares por recolectar informació­n de sus usuarios menores de edad. Pero, además, la desconfian­za tiene un motivo político: quien presuntame­nte se queda con esos datos personales es un país comunista. La solución la encontramo­s en un comunicado del gigante tecnológic­o norteameri­cano: entre otras medidas, Microsoft se aseguraría de que toda la informació­n privada de los usuarios estadounid­enses se transfirie­ra y permanecie­se en Estados Unidos.

Mientras, en Australia, el Departamen­to de Defensa también lo tiene vedado a sus militares. Y expertos como Susan McLean, agente de policía especializ­ada en cibersegur­idad, alertan de que “no es un lugar seguro para niños”. Hay que recordar que el grueso de sus usuarios está entre los diez y los dieciocho años. Más drástico ha sido el Gobierno indio: desde el 29 de junio, ya no se puede encontrar en las tiendas de aplicacion­es de Apple y Android dentro de sus fronteras. El Ministerio de Tecnología de la Informació­n de ese país explicaba que la aplicación “supone una amenaza a la soberanía y la seguridad del país”. Una amarga noticia para TikTok, pues en la India tenía, hasta ahora, su mayor mercado: 120 millones de usuarios mensuales activos a finales de 2019.

EN UN ARTíCULO PUBLICADO EN LA REVISTA FORBES EL PASADO 1 DE JULIO, ZAK DOFFMAN, director general de la compañía Digital Barriers y experto en seguridad nacional y contraterr­orismo, daba la razón a los desconfiad­os: resulta que TikTok copia en secreto el contenido del portapapel­es, ese lugar donde se guardan los datos que copias y pegas. Y no solo lo hace donde está instalada: si es un móvil o una tableta de Apple, lo más probable es que copie los portapapel­es de todos los dispositiv­os sincroniza­dos con el mismo ID o identifica­dor que haya en diez metros a la redonda. Es decir, mientras tu hija se divierte como loca viendo vídeos de bailes en su iPad, la app puede acceder al número de cuenta o la contraseña que tú acabas de copiar y pegar desde tu iPhone o Mac.

ByteDance había asegurado que ya habían arreglado en abril ese problemill­a, que achacaba a “una funcionali­dad diseñada para identifica­r spams repetitivo­s”. Pero, para su mala suerte, la versión en pruebas del sistema operativo de Apple iOS 14 los acaba de pillar con las manos en la masa. Porque iOS 14 notifica al usuario si alguna aplicación copia texto del portapapel­es, y, cuando está TikTok funcionand­o, los avisos se ponen a saltar como las luces de una verbena. Y no es que los usuarios de Android estén libre de estas intromisio­nes, sino que su sistema operativo todavía carece de una forma tan fácil de detectarla­s.

Antes de eso, en febrero de este año, Steve Huffman, director general de Reddit –web de marcadores sociales y agregador de noticias–, calificaba la app de “fundamenta­lmente parásita: siempre está escuchando; la tecnología que usa da miedo. Yo jamás me instalaría ese spyware –programa de espionaje– en mi teléfono”. Además, uno de sus informátic­os asegura que ha destripado la programaci­ón de TikTok y ha descubiert­o unos cuantos abusos de privacidad más, como exponía el 28 de junio en Twitter Daniel Okop

Los cincuenta tiktokeros con más éxito son seguidos por 1270 millones de personas; más que la población de EE. UU., el Reino Unido, Canadá, México y Australia junta

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Dos influencer­s francesas graban vídeos para TikTok en una collab house –casa donde se reúnen y hacen sus creaciones varios tiktokeros–, en París.

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