Días contados
LAS PRIMERAS EMISIONES RADIOFÓNICAS REALIZADAS POR AFICIONADOS DIERON PASO A UNA FLORECIENTE INDUSTRIA GLOBAL QUE REVOLUCIONÓ EL MODO DE COMUNICARNOS.
En los primeros tiempos de su existencia, a principios del siglo XX, la transmisión inalámbrica mediante ondas hertzianas –poco después pasarían a denominarse ondas de radio– se utilizaba casi exclusivamente en las comunicaciones entre los navíos militares y la costa, algo que se intensificó durante la Primera Guerra Mundial. No obstante, poco a poco se fueron realizando mejoras técnicas y aumentó el número de radioaficionados en todo el mundo. Muchos construían sus propios receptores, capaces de detectar las señales de radio de amplitud modulada (AM) en las bandas de onda media y corta. Al finalizar la contienda, cuando el desarrollo de los micrófonos permitió convertir eficazmente el sonido en ondas electromagnéticas, comenzaron a darse las primeras emisiones de audio en abierto. Así, para sorpresa de muchos, el futuro de las esas ondas hertzianas no estaría en la comunicación interpersonal, sino en la radiodifusión y el entretenimiento.
EN EL NACIMIENTO DE LA RADIO JUGó UN PAPEL
IMPORTANTE FRANK CONRAD, un ingeniero de la planta que la compañía Westinghouse Electric mantenía en Pittsburg. Tras construir un equipo emisor con cristal de galena, obtuvo una licencia de aficionado para su estación experimental, que quedó definida por las siglas 8XK. En principio, solo emitía en código morse, pero en octubre de 1919 comenzó a ofrecer conciertos con la música que reproducía en su gramófono. Muy pronto, una tienda local de discos decidió cederle algunos gratuitamente a cambio de que anunciase dónde se podían adquirir. Había nacido la publicidad por radio. En el verano de 1920, Conrad ya emitía programas de 20 minutos dos días por semana desde su garaje. En ellos comentaba desde noticias deportivas hasta novedades discográficas a una creciente audiencia de radioaficionados.
A LA VISTA DEL CRECIENTE INTERéS QUE HABíA DESPERTADO, LOS RESPONSABLES DE LOS ALMACENES JOSEPH HORNE decidieron instalar un receptor que los clientes podían ver funcionar. El 29 de septiembre de 1920 anunciaron en el diario The Pittsburgh Sun que habían puesto a la venta unas sencillas estaciones inalámbricas receptoras de radio que ya venían montadas. Bastaba con enchufarlas para captar la emisora de Franz Conrad. Además, en el futuro podrían hacerlo también con otras frecuencias, pues contaban con un botón para sintonizarlas. Los aparatos se escuchaban con auriculares y podían ser utilizados por varios oyentes a la vez. Aquel anuncio llevó a Westinghouse a poner en marcha una emisora de radiodifusión para estimular la venta de sus nuevos ingenios. En pocos meses se otorgaron más y más licencias, que en Estados Unidos pa