¿TU GATO ES DE GUSTOS EXIGENTES?
Este animal de gustos tan concretos tiene su abanico gustativo tan selectivo por una simple razón: posee alrededor de 470 papilas gustativas. Aproximadamente una cuarta parte de las que disponen los perros, que poseen en torno a las 2.000, o los humanos, que tenemos ubicadas en nuestra lengua unas 9.000 papilas gustativas, lo que nos confiere una distinción mucho más amplia de los sabores. La dimensión de su lengua es lo que limita la cantidad de papilas gustativas. Las papilas situadas en la parte superior de la lengua están dotadas de sensibilidad táctil y permiten reconocer la textura del alimento, un factor determinante para la aprobación del plato. Su lengua se considera un órgano multifuncional. En el centro de la misma se localizan unas papilas con forma semejante a la de un gancho, orientadas hacia dentro, con el fin de permitirle un correcto peinado y aseado de su pelaje. Por otro lado, su amplio sentido del olfato compensa con creces su acotado sentido del gusto. Su privilegiado olfato es su primer filtro frente a la degustación de una comida y es el más determinante. Este conjunto de características hacen de la degustación sensorial del gato una compleja experiencia que puede variar según la especie o el mismo gato. Si algo es seguro, es que debemos alimentarlo de una forma variada y que cubra sus necesidades funcionales. Asimismo, debemos tener en cuenta su escasa costumbre de beber agua. La mayoría de los felinos beben aproximadamente una tercera parte de lo que su cuerpo necesita. La solución: la inclusión de comida húmeda en su dieta para completar su hidratación.