HACIA UNA INTELIGENCIA ARTIFICIAL CON ÉTICA
LA CONSULTORA DELOITTE SEÑALA EN UNO DE
SUS ÚLTIMOS INFORMES la creciente inquietud por el mal uso y los fallos de las tecnologías habilitadas por y para la inteligencia artificial (IA). Cita entre ellas los algoritmos de las redes sociales, que pueden reforzar prejuicios, desinformar y acelerar la propagación de rumores, amplificar las cámaras de eco de la opinión pública, secuestrar nuestra atención y perjudicar el bienestar mental; los vehículos semiautónomos, que fallan de formas inesperadas; y el temor a que las tecnologías inteligentes nos quiten el trabajo. Gracias en parte a inquietudes como estas, dice Deloitte, han aumentado las peticiones de analistas, científicos y grandes empresarios para que la IA se diseñe y adopte de manera que refleje valores éticos y culturales importantes.
En los últimos años proliferan entidades y organismos que defienden una IA con principios. Un equipo de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich ha analizado 84 declaraciones recientes sobre este asunto de empresas, agencias gubernamentales, universidades, oenegés y diversas organizaciones, y aunque ha encontrado algunas inconsistencias, ha extraído una conclusión tranquilizadora: se está trabajando muy en serio para desarrollar inteligencias artificiales cada vez más éticas.