AVES QUE ELIGEN PRESAS POR SU COLOR
Las aves tienen una notable agudeza visual. Poseen cuatro tipos de receptores de color en sus ojos –los conos–, uno más que nosotros, lo que les permite ver en longitudes de onda menores y detectar la radiación ultravioleta.
Las insectívoras asocian ciertos tonos con sabores desagradables, lo que se conoce como aposematismo. En algún momento, sus ancestros descubrieron una relación entre el color de las presas y su toxicidad, un conocimiento que heredaron sus linajes. “Un ejemplo sería la larva de la mariposa macaón, que luce este tipo de color aposemático. Así, advierte a los depredadores de que es dañina”, explica a Sinc Juan A. Hernández Agüero, de la Universidad Rey Juan Carlos, que lidera un estudio sobre el comportamiento de esas aves. CEBOS DE PLASTILINA. No obstante, hasta ahora existían discrepancias sobre su respuesta a la coloración de los insectos de los que se alimentan. Para arrojar algo de luz, Hernández Agüero y su equipo observaron cómo actuaban los reyezuelos, petirrojos, pinzones, herrerillos o carboneros ante unas orugas de plastilina de diferentes tonos que situaron en trece bosques mediterráneos del centro de España durante siete meses.
“En las primeras semanas, presentaron una mayor cantidad de daños, mientras que después estos se redujeron. Lo interpretamos como un proceso de aprendizaje”, apunta el experto. En general, las amarillas y verdes tuvieron tasas de ataque más bajas. Las oscuras eran igualmente detectadas que las aposemáticas, pero sus colores no representan un peligro en caso de ser comidas.