RECONCILIARNOS CON EL PLANETA PARA VIVIR MÁS Y MEJOR
CONECTAR LOS EFECTOS DE LA CRISIS CLIMÁTICA CON LA REPERCUSIÓN EN EL BIENESTAR DE LAS PERSONAS ES UNA DE LAS CLAVES PARA LA VICEPRESIDENTA CUARTA,
“Imaginemos por un momento que un virus se contagiara por el aparato digestivo. ¿Cuánto nos importaría entonces el estado del agua o de los suelos?” Este es uno de los mensajes que la vicepresidenta cuarta y ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico (Miteco), Teresa Ribera, lanzó durante el segundo encuentro virtual GreenTalks, organizado por Gaceta Médica y Muy Interesante.
Este encuentro, moderado por el director de nuestra revista, Enrique Coperías, tuvo como objetivo abordar los efectos de la crisis climática en la salud de las personas, así como promover la sensibilización ante cuestiones ambientales. Porque el impacto del cambio climático aún tiene que agitar la conciencia social: “Hay una falta de conexión que nos haga reflexionar sobre qué supone esto para las infraestructuras, la economía o la pérdida de especies”, subrayó Ribera.
La vinculación de la calidad del aire con las enfermedades cardiorrespiratorias, los riesgos asociados con las temperaturas extremas o la relación del estado del agua, los suelos y los servicios ecosistémicos –o sea, los beneficios que nos deparan los ecosistemas– con el bienestar social son algunas de las cuestiones que destacó la vicepresidenta durante el debate digital, que contaba con el apoyo de la compañía GSK. En este sentido, valorar los factores ambientales que influyen en la calidad de vida es una necesidad que debe transmitirse para poder “reconciliarnos con el planeta”, dijo.
“EL HOMBRE HA PECADO DE SOBERBIA O IGNORANCIA AL NO DARSE CUENTA DE QUE VIVIMOS EN UN PLANETA FINITO con un equilibrio que, al quebrarlo, puede poner en riesgo muchos de los elementos más importantes para nuestro bienestar y prosperidad”. Según la vicepresidenta, el nexo de unión entre la aparición del SARS-CoV-2 y la zoonosis –transmisión de enfermedades por animales– es una manifestación muy clara del impacto de la crisis climática en la salud de las personas. La pérdida de biodiversidad en los ecosistemas impulsa a pensar “hasta qué punto ese equilibrio roto puede hacer que aparezcan nuevos patógenos para los que no estamos preparados”, precisó Ribera.
Su ministerio está trabajando, junto a la comunidad científica española, para examinar la posibilidad de que la contaminación y la calidad del aire estén vinculadas con los factores amplificadores del SARS-CoV-2, o la prevalencia e intensidad del mismo en aguas residuales. La interrelación de las variantes ambientales con la si
tuación epidemiológica y sanitaria es uno de los motivos que explica la existencia del Plan de Salud y Medio Ambiente del Miteco.
“Hay aspectos que, a medida que son estudiados, permiten ofrecer respuestas a los ciudadanos y a los decisores públicos para tomar las medidas correctas”, indicó la vicepresidenta. En este sentido, destacó que son necesarios tres pilares para incorporar en la agenda gubernamental iniciativas que reduzcan ese impacto en la salud. Diseñar una estrategia que permita ordenar el conjunto de políticas de forma transversal es el primer paso, según la vicepresidenta, que destacó la importancia de establecer objetivos “muy claros respecto a dónde queremos llegar”.
“ESTAMOS CONVIVIENDO CON UN RIESGO INMENSO Y QUEREMOS DELIMITARLO; LAS DECISIONES DEBEN ser intuitivas y sencillas”, resaltó. Una vez que están formados los objetivos primarios, valorar las políticas sectoriales que competen al agua, la energía, las políticas sanitarias o el suelo es fundamental para de este modo poder vincularlos con la sociedad. Con este fin, Ribera insiste en fusionar la inclusión, la prosperidad y las oportunidades de innovación con la acción climática y la salud “de una forma natural”. En este sentido, la vicepresidenta propone repensar las políticas para que “estén orientadas hacia las personas, pero también hacia el medioambiente. Una política de suelo, por ejemplo, que nos permita acoger todas las ventajas de capturar CO2 y, al mismo tiempo, preservar lo que necesitamos del suelo, para darnos alimento y proteger los ecosistemas”.
El tercer pilar de las políticas gubernamentales se establece sobre la integración de una política presupuestaria y fiscal compatible con los objetivos antes detallados. “El Gobierno tiene una responsabilidad muy grande, pero es fundamental que cada uno pensemos en cómo podemos contribuir a ese objetivo compartido”, indicó la vicepresidenta. Una finalidad mutua que también se fortalece por “interés, no solamente por altruismo”.
En este contexto, las relaciones entre los actores decisivos en la acción climática cobran más sentido que nunca. La necesidad de trasladar decisiones en inversión, en los costes financieros o en la viabilidad y el empleo es “determinante del éxito”, aseguró Ribera.
A PESAR DE ELLO, CONECTAR CON TODAS LAS PARTES DE LA SOCIEDAD CONTINÚA SIENDO UNA ASIGNATURA PENDIENTE. Ejemplos de catástrofes ambientales en España, como Filomena y el colapso del mar Menor, son algunas situaciones recientes destacadas por Ribera. “No acabamos de creer que aquello podía ocurrir de verdad, no estuvimos lo preparados que deberíamos y funcionó mal en muchos casos”, ha señalado ante circunstancias en las que es clave “poder anticipar reflexiones, de una forma más compatible, con los riesgos que se está dispuesto a asumir”.
En esta línea, la educación y la prevención constituyen los cimientos de la concienciación social. Ribera destaca la evolución de los valores ambientales y la demanda social en factores como la calidad del aire, “prácticamente desconocido u olvidado durante mucho tiempo y ahora muy presente en el debate público”.
Por ello, con el fin de poder fomentar la conciencia sostenible, la vicepresidenta abogó por la colaboración de científicos, administraciones públicas, divulgadores mediáticos y la sociedad civil: “Si combinamos bien este vínculo, podremos tener éxito”.