Vacunas: ¿cómo actúan y cuándo notaremos sus efectos? ...........
HACE POCO MÁS DE UN AÑO QUE CONOCEMOS LA COVID-19 Y YA HAY VARIAS VACUNAS CONTRA ELLA, ADEMÁS DE UNAS DOSCIENTAS EN DESARROLLO. ¿EN QUÉ TÉCNICAS SE BASAN Y QUÉ PERSPECTIVAS NOS DAN DE ACABAR CON ESTA PANDEMIA?
Lvelocidad del desarrollo de vacunas seguras y efectivas contra el SARS-CoV-2 ha sido tremenda y ha sorprendido a muchos especialistas. Es el reflejo de un esfuerzo científico y económico global sin precedentes. De momento, los compuestos disponibles se basan en el uso de uno de estos dos elementos: el ARN mensajero o los vectores virales. ¿Qué distingue una estrategia de la otra, y cuáles son sus puntos fuertes? ¿Existe alguna diferencia respecto a los grupos de población a los que se pueden administrar? ¿Cuánto tardarán en ayudarnos a terminar con la pesadilla de la actual pandemia?
VACUNAS DE ARN MENSAJERO
Son como un manual de instrucciones para el sistema inmune. Contienen solo una parte del genoma del SARS-CoV-2, compuesto por ARN. Portan los datos que enseñan a las células del organismo a producir una porción de la proteína S, que se halla en la superficie del coronavirus y se adhiere a los receptores de las células para que este penetre en ellas. Con tal información, el sistema inmune aprende a generar una respuesta contra la enfermedad, de igual manera que lo haría si contrajese la infección de forma natural. De las vacunas aprobadas hasta ahora, utilizan este sistema dos: la de las empresas Pfizer y BioNTech, y la de la compañía Moderna.
A destacar: estas vacunas no contienen el virus (ni siquiera atenuado), así que quien las recibe no puede desarrollar la covid-19. Además, el ARN que llevan no puede penetrar en el núcleo celular –sede del ADN–, y por tanto no interactúa con nuestro genoma.
Otras aplicaciones: los científicos llevan décadas investigando este tipo de vacunas y su potencial contra la gripe, la enfermedad por el virus del Zika, la rabia o las infecciones causadas por el
citomegalovirus (de la familia de los herpes). También estudian si servirían para tratar el cáncer, mediante la potenciación del sistema inmune de los pacientes.
VACUNAS BASADAS EN VECTORES VIRALES
Emplean versiones modificadas de virus que introducen en el organismo material genético del enemigo que ayuda a generar una memoria inmunitaria de larga duración. En esta categoría se incluyen las vacunas basadas en adenovirus (muy contagiosos y que afectan tanto a humanos como a animales), con las que se tiene una larga experiencia. La mayor ventaja que aportan los adenovirus es su capacidad de infectar a una amplia gama de células. ¿Qué vacunas se basan en esta técnica? Por ejemplo, la de la Universidad de Oxford y la empresa AstraZeneca: se fabrica con un adenovirus modificado que porta el gen con las instrucciones para producir la proteína S del SARS-CoV-2. Cuando se recibe la vacuna, las células leen esas instrucciones y empiezan a producir la proteína; el sistema inmune la reconoce como extraña y responde generando anticuerpos y activando las células T (linfocitos) para atacarla. Ya ha aprendido a reconocer al coronavirus y a machacarlo si se topa con él.
Las vacunas Sputnik V (rusa, y ya en uso) y la de la firma china CanSino Bio utilizan este mismo método, así como la de la multinacional estadounidense Johnson & Johnson, en su fase final de desarrollo. Las basadas en proteínas recombinantes, como la de Novavax, también utilizan vectores virales; esta última se encuentra en proceso de revisión continua por las agencias regulatorias, para tratar de agilizar su aprobación.
A destacar: el bulo de que el uso de material genético ajeno al organismo humano podría tener algún impacto negativo en la salud ha generado ciertas dudas en parte de la población, pero este tipo de vacunas cuentan con una amplia trayectoria que confirma que no causan alteraciones en el ADN. No contienen el virus completo, así que no pueden desencadenar la infección.
Otras aplicaciones: existen vacunas basadas en vectores virales para contener la gripe, el ébola o la tuberculosis. También se está investigando su uso en terapias génicas orientadas a tratar trastornos hereditarios del sistema inmune, la hemofilia B, la distrofia de retina, el párkinson o el alzhéimer.
¿Y QUÉ PASA CON LA ESTRATEGIA DE VACUNACIÓN?
Con varias vacunas ya disponibles, lo primero ha sido definir a quién administrar las dosis disponibles. Fernando Moraga-Llop, vicepresidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV), indica que el objetivo de los primeros meses de la campaña de vacunación ha sido inmunizar a las personas con más riesgo. “Se ha comenzado por las que viven y trabajan en residencias sociosanitarias y el personal sanitario de hospitales y Atención Primaria, que está en primera línea”. Una vez vacunados estos grupos, ha llegado el turno de los sectores de población de alto riesgo, empezando por los mayores de ochenta años y bajando poco a poco en las franjas de edad.
Por otro lado, hay dudas sobre la adecuación de las distintas vacunas a cada grupo de edad. En el caso de la de Oxford y AstraZeneca, se está estudiando su utilidad en mayores de 65 años. Moraga-Llop sostiene que la incertidumbre radica en que “en los primeros estudios se incluyó a un número muy pequeño de mayores de esa edad, así que no se han podido establecer conclusiones sólidas. Lo lógico es optar por las vacunas que sí han demostrado con datos su eficacia con este grupo de población”.
¿Cuánto tardaremos en notar los efectos de la vacunación? Moraga-Llop afirma que será “de forma progresiva”. Habrá entornos donde se percibirá antes, como las residencias de ancianos. “En cuanto a la inmunidad de rebaño, no funcionará como mínimo hasta que se vacune el 70% de la población. Y si predominan nuevas variantes como la británica, mucho más contagiosa, habría que irse a un porcentaje de entre el 80% y el 90%”, explica el especialista, que llama a la cautela: “Durante este año –y posiblemente también en 2022– habrá que continuar con las protecciones básicas: mascarillas, distanciamiento físico, lavado de manos y ventilación; quizá en determinados momentos y ambientes podamos ser algo más tolerantes según avance la vacunación”.