Muy Interesante

EL RETO DE AFRONTAR LA ADVERSIDAD SIN UN HORIZONTE CLARO

LA CRISIS SANITARIA Y SU IMPACTO ECONÓMICO HAN AUMENTADO LAS CONSULTAS POR TRASTORNOS DE ANSIEDAD, INSOMNIO, DEPRESIÓN O CONSUMO EXCESIVO DE ALCOHOL. LOS PROFESIONA­LES TEMEN UNA OLA DE TRASTORNOS MENTALES EN LOS PRÓXIMOS MESES.

- POR ESTHER MARTÍN DEL CAMPO

No es fácil predecir el final de la pandemia que ha puesto patas arriba el mundo tal y como lo conocíamos hasta marzo de 2020. Inmersos todavía en el oleaje de la crisis sanitaria, económica y social, se ha hecho más que evidente también algo que ya se sabía: no hay salud en términos absolutos sin salud mental.

El impacto a nivel psicológic­o y emocional producido por el

SARS-CoV-2 es aún difícil de cuantifica­r. Los estudios recogen ahora los resultados de los primeros envites, pero se desconoce el alcance a medio o largo plazo. Lo que sí se observa es que su efecto se extiende como una mancha de aceite más allá de los propios enfermos de covid-19 o de los profesiona­les sanitarios expuestos a situacione­s de estrés que jamás imaginaron.

La tristeza, el miedo al contagio, los duelos sin despedida en

los momentos más complejos, la incertidum­bre sobre el futuro o la preocupaci­ón por la situación económica, entre muchos otros factores, son los ingredient­es de un cóctel que, sin el antídoto necesario, alimentan una pandemia paralela en el terreno de la salud mental –así lo ha calificado la OMS– que previsible­mente pasará a un primer plano una vez que la emergencia sanitaria se controle.

Los especialis­tas lo ven claro: los trastornos depresivos podrían aumentar hasta un 20 % en los próximos meses y años por esta causa. Así lo afirma Celso Arango, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatrí­a y director del Instituto de Psiquiatrí­a y Salud Mental del hospital madrileño Gregorio Marañón. Ante este escenario, recuerdan la importanci­a de poner en marcha programas de prevención, así como abordar precozment­e las enfermedad­es mentales.

DETRÁS DE ESTE AUMENTO ESTIMADO HAY UNA REALIDAD DE BASE. Y ES QUE LA PANDEMIA, TAL Y COMO EXPLICA Mercedes Navío, coordinado­ra de la Oficina de Salud Mental de la Comunidad de Madrid, “ha puesto en cuestión dos fantasías que caracteriz­an nuestro funcionami­ento habitual: la ilusión de invulnerab­ilidad y la ilusión de control”. Esto hace que “aumente el estrés ante la incertidum­bre, que sintamos amenazada nuestra integridad y la de nuestros seres queridos y que nuestra forma de vida se vea afectada, tal y como ha sucedido”.

Vicente Gasull, coordinado­r del Grupo de Trabajo de Salud Mental de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), asegura que el impacto de la pandemia se empezó a notar ya desde su inicio. Su impresión a día de hoy es que nos hallamos ante un problema que se está prolongand­o en el tiempo y que hace que los factores que desencaden­aban temor y ansiedad en la primera ola no lleguen a desaparece­r. “A ellos se suman los derivados de las nuevas olas, con aumento de número de contagios, fallecimie­ntos, nuevas cepas, problemas laborales y económicos, nuevos periodos de confinamie­nto… un suma y sigue de los factores que contribuye­n a este aumento”, subraya.

En la población atendida por los centros de salud, los problemas más frecuentes, detalla el médico, son los trastornos de ansiedad y el insomnio. Les siguen los trastornos depresivos y, por último, los de estrés postraumát­ico, junto a un aumento en el consumo de alcohol.

Dentro de los trastornos de ansiedad, Gasull destaca la ansiedad generaliza­da, las fobias y las crisis aisladas, junto a cuadros particular­es que no pueden diagnostic­arse como tales siguiendo los estándares habituales. Además, y en esto coincide también con la impresión de los psiquiatra­s, se han producido recaídas y agudizacio­nes en procesos ya existentes. El doctor también señala la presencia de ideas recurrente­s de muerte y pensamient­os suicidas, aunque en su caso particular no con mucha frecuencia, admite.

SEGÚN LA EXPERIENCI­A DE LOS MÉDICOS DE FAMILIA, LOS TRASTORNOS SE HAN PRESENTADO EN TODA LA POBLACIÓN, pero especialme­nte en aquellas personas con factores de vulnerabil­idad o antecedent­es previos, y sobre todo en los colectivos más expuestos al contagio, como las profesione­s llamadas esenciales y, en particular, entre el personal sanitario. Gasull es consciente de que no es fácil dar respuesta a todos estos problemas desde los centros de

salud, donde, además, se ha limitado la asistencia directa y se vive un gran aumento de la carga asistencia­l.

Desde la Sociedad Española de Psiquiatrí­a Biológica, su presidente, Víctor Pérez, alerta también del bloqueo de los circuitos habituales que permiten que los casos que precisan atención especializ­ada lleguen a las consultas de psiquiatrí­a. Este experto, que dirige el Instituto de Neuropsiqu­iatría y Adicciones del Hospital del Mar, en Barcelona, asegura que en Cataluña el número de primeras visitas por causa de salud mental se redujo un 40% en 2020. Eso supone, explica, un 40 % de diagnóstic­os menos, pues debemos tener en cuenta que, aunque no se hubieran registrado más casos por la covid-19, lo esperable es que al menos se hubieran mantenido. “Tarde o temprano llegarán, y llegarán peor –augura–. Si hay una cuarta o quinta ola de covid, la siguiente será de salud mental”, pronostica.

EN CUALQUIER CASO, LOS EXPERTOS CONFÍAN EN QUE EL MECANISMO DE RESILIENCI­A SOCIAL, LA CAPACIDAD PARA ADAPTARSE y afrontar situacione­s difíciles, acolche su impacto. En este sentido, Pérez recuerda que, según los datos disponible­s en tiempos de guerra, por ejemplo, la incidencia de muchos trastornos sospechoso­s de aumentar no siempre lo hacen. “Quiero pensar que la unión y la situación que hemos vivido todos nos ayudará a superarlo juntos”, sentencia.

Para la psiquiatra Mercedes Navío también es importante “no patologiza­r el sufrimient­o y no dar una respuesta sanitaria a aspectos que no correspond­an”. De hecho, Navío cree que aunque la crisis nos ha puesto al límite, también ha concitado uno de los mayores factores protectore­s a la hora de promover la salud mental: la posibilida­d de amortiguar el impacto con una respuesta social y familiar. La especialis­ta tiene siempre bien presente una reflexión del neurólogo y psiquiatra francés Boris Cyrulnik: “Una adversidad es una herida que se escribe en nuestra historia, pero no es el destino. El destino no está escrito”.

Una invitación al optimismo respaldada por Pérez, quien insiste en que, afortunada­mente, el ser humano dispone de mecanismos que se activan para adaptarnos a las nuevas circunstan­cias y superarlas. “Ante la nueva situación, también pueden proteger nuestra salud mental y permitirno­s salir fortalecid­os de esta experienci­a vital”, concluye.

 ?? SHUTTERSTO­CK ??
SHUTTERSTO­CK
 ??  ?? La crisis de la covid-19 ha trastocado nuestros hábitos sociales y laborales: en muchas ocasiones, el teletrabaj­o –izquierda– aumenta el estrés y dificulta la necesaria desconexió­n. A esto hay que sumar la ansiedad producida por la incierta situación económica. Muchos negocios –arriba, un restaurant­e de Valencia– han tenido que echar el cierre debido a las restriccio­nes sanitarias.
La crisis de la covid-19 ha trastocado nuestros hábitos sociales y laborales: en muchas ocasiones, el teletrabaj­o –izquierda– aumenta el estrés y dificulta la necesaria desconexió­n. A esto hay que sumar la ansiedad producida por la incierta situación económica. Muchos negocios –arriba, un restaurant­e de Valencia– han tenido que echar el cierre debido a las restriccio­nes sanitarias.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain