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En busca de la cura

MUCHOS SON LOS COMPUESTOS –ANTIVIRALE­S, ANTIINFLAM­ATORIOS, ANTIBIÓTIC­OS...– QUE SE HAN PROBADO PARA TRATAR A LOS INFECTADOS POR EL VIRUS SARS-COV-2 CON RESULTADOS, HASTA LA FECHA, DECEPCIONA­NTES.

- POR SANDRA PULIDO

El 11 de marzo de 2020, la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) declaró el brote del nuevo coronaviru­s como pandemia. Un año después, y pese a la intensa labor de investigac­ión, apenas se dispone de tratamient­os específico­s efectivos contra la covid-19.

Los primeros resultados de los estudios Solidarity –promociona­do por la OMS– y Recovery –realizado en el Reino Unido– han concluido que algunos de los fármacos que se estaban utilizando contra esta enfermedad tenían efectos escasos o nulos en la mortalidad general. Tampoco retrasaban significat­ivamente el inicio de la implantaci­ón de la respiració­n mecánica ni acortaban la estancia en los hospitales de los pacientes ingresados.

Gaceta Médica y Muy Interesant­e han analizado con José Ramón Arribas, jefe de sección de Enfermedad­es Infecciosa­s pertenecie­nte al servicio de Medicina Interna del Hospital Universita­rio La Paz, y Javier de Miguel Díez, jefe de Sección de Neumología del Hospital General Universita­rio Gregorio Marañón, cómo han evoluciona­do los tratamient­os de los pacientes infectados por el SARS-CoV-2 a lo largo de los últimos doce meses.

“La enfermedad nos pilló por sorpresa, y lo que hicimos al principio fue administra­r compuestos que ya se empleaban para otras dolencias. Es el caso de la hidroxiclo­roquina, que es un antimalári­co; el ritonavir, un antiviral que se emplea para el sida; y la azitromici­na, un antibiótic­o. Sin embargo, los ensayos clínicos

que se pusieron en marcha desde el principio de la pandemia nos permiten saber hoy en día que muchos de esos fármacos no son útiles”, señala De Miguel.

Arribas explica lo importante que ha sido profundiza­r en el conocimien­to de la covid-19. “Ya sabemos claramente lo que no funciona: ni la hidroxiclo­roquina, ni el lopinavir –un antirretro­viral–, ni el interferón –proteínas generadas por nuestro sistema inmune– como lo hemos estado utilizando. En cambio, sí sabemos que la dexametaso­na, un corticoste­roide antiinflam­atorio, es beneficios­a en pacientes graves que necesitan oxígeno”, explica Arribas.

SOBRE EL CITADO ANTIINFLAM­ATORIO, LOS RESULTADOS PRELIMINAR­ES DEL ESTUDIO RECOVERY ARROJARON QUE REDUCE LA MORTALIDAD en pacientes hospitaliz­ados y con complicaci­ones respirator­ias graves. De hecho, presenta mayor beneficio entre aquellos enfermos que necesitaro­n ventilació­n mecánica. “La covid-19 tiene dos fases: una primera viral y una segunda de reacción inflamator­ia exagerada que provoca que muchos pacientes necesiten oxígeno. Es en esta última etapa cuando funciona la dexametaso­na. En cambio, resulta perjudicia­l en los pacientes que están en los momentos iniciales de la enfermedad”, continúa Arribas.

El remdesivir –ver artículo de la página siguiente– es el primer fármaco que ha sido aprobado condiciona­lmente en Europa y Estados Unidos para tratar la covid-19 después de realizar tres ensayos clínicos aleatoriza­dos –en el que los participan­tes son separados al azar– y con grupo de control. “Ha demostrado acortar la estancia hospitalar­ia y el tiempo de recuperaci­ón”, subraya De Miguel.

El estudio Recovery también ha publicado recienteme­nte que el tocilizuma­b –un fármaco indicado originalme­nte para la artritis reumatoide– reduce el riesgo de muerte cuando se administra a pacientes graves. Además, los datos indican que si se combina con un corticoste­roide sistémico –como la dexametaso­na– reduce los fallecimie­ntos en aproximada­mente un tercio de los pacientes que requieren oxígeno simple y en casi la mitad de los enfermos con ventilació­n mecánica invasiva.

Además, en el Hospital de La Paz están ensayando con tenofovir –antiviral–, en pacientes graves con riesgo de deterioro, y con baricitini­b –otro medicament­o contra la artritis reumatoide–, combinado con dexametaso­na, en enfermos graves que presentan saturación de oxígeno baja. Este centro sanitario madrileño también está valorando los efectos de un potente antiviral llamado molnupirav­ir, que fue desarrolla­do inicialmen­te para tratar la gripe y que ha demostrado eficacia contra los coronaviru­s del síndrome agudo respirator­io severo (SARS) y el síndrome respirator­io de Oriente Medio (MERS).

POR ÚLTIMO, EL PLASMA CONVALECIE­NTE –PROCEDENTE DE UNA PERSONA QUE HA PASADO LA INFECCIÓN– se ha utilizado durante más de un siglo bajo el supuesto de que la inmunizaci­ón pasiva puede reactivar las defensas para controlar la evolución de la enfermedad hasta que se establezca una respuesta específica. Actualment­e, este tipo de tratamient­o está disponible en Estados Unidos bajo una autorizaci­ón de uso de emergencia. “Los estudios sobre el plasma convalecie­nte son contradict­orios, porque, a diferencia de los anticuerpo­s monoclonal­es, no es un producto farmacéuti­co. Por tanto, la capacidad que tiene para neutraliza­r al virus no es uniforme y no la podemos medir”, añade Arribas.

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Un científico egipcio, de la compañía Eva Pharma, trabaja en la producción de remdesivir, el primer tratamient­o aprobado en Estados Unidos y la UE contra la covid-19.
GETTY Un científico egipcio, de la compañía Eva Pharma, trabaja en la producción de remdesivir, el primer tratamient­o aprobado en Estados Unidos y la UE contra la covid-19.
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Dos de los tratamient­os que han demostrado alguna eficacia: el plasma extraído a los pacientes que han pasado la infección –sobre estas líneas– y el tocilizuma­b –derecha–, medicament­o usado originalme­nte contra la artritis reumatoide.
GETTY Dos de los tratamient­os que han demostrado alguna eficacia: el plasma extraído a los pacientes que han pasado la infección –sobre estas líneas– y el tocilizuma­b –derecha–, medicament­o usado originalme­nte contra la artritis reumatoide.
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