La cruz (verde) que da la cara ........................
LAS MÁS DE 22 100 FARMACIAS EXISTENTES EN ESPAÑA SE HAN MANTENIDO EN PRIMERA LÍNEA DE LA ATENCIÓN SANITARIA Y REVELADO COMO RESPUESTA A LOS CIERRES O LIMITACIÓN DE ACTIVIDAD DE LOS CENTROS DE SALUD.
Es posible que con anterioridad al mes de marzo de 2020 fuese ya difícil encontrar ciudadanos que desconociesen la ayuda que ofrecen las oficinas de farmacia o las ventajas de disponer de uno de estos establecimientos a escasos metros de su domicilio. Pero si alguien tenía dudas, a buen seguro que desde que irrumpió la pandemia quedaron disipadas. El potencial de la red de 22100 boticas en la lucha frente a la covid-19 y su labor en primera línea de la atención queda resumido en un lema empleado en estos meses: “la cruz verde de farmacia no se apaga”.
Desde la constatación de los primeros casos, las farmacias vienen llevando a cabo múltiples acciones en el ámbito sanitario –su principal razón de ser–, pero también en el social y el tecnológico. Muchas respuestas –y soluciones– que los ciudadanos no podían encontrar en los centros de salud por el cierre o la limitación de actividad las han hallado en las boticas: alivio de síntomas menores, renovación de tratamientos, derivaciones de casos… y la coordinación en la dispensación de fármacos del ámbito hospitalario con las farmacias comunitarias que ha demostrado generar ahorros al sistema sanitario y a los pacientes, al evitarles desplazamientos innecesarios.
Pero el radio de acción no se ha limitado a pie de mostrador: también se sitúa puertas afuera de estos establecimientos. Es el caso, por ejemplo, de la entrega de medicación en domicilios de pacientes vulnerables impulsada durante esta crisis, de la que se han beneficiado millones de ciudadanos. “Algunas de las actuaciones ya formaban parte del día a día de las farmacias, y en el actual contexto se han afianzado o acrecentado; pero, sobre todo, se ha reflejado el valor que tienen”, destaca Juan Pedro Rísquez, vicepresidente del Consejo General de Farmacéuticos (CGCOF). “Nadie puede dudar ya de la capacidad y capacitación de esta profesión”, añade.
RÍSQUEZ DESTACA ADEMÁS QUE LAS FARMACIAS SON UNA SUERTE DE TERMÓMETRO. “No hay mejor lugar para conocer por dónde pasan las preocupaciones y las necesidades de la población. Incluso se pueden detectar tendencias sociales negativas, como acopios inusuales de medicamentos que no desembocaron en desabastecimiento gracias a la labor coordinada del Consejo General de Farmacéuticos y la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, que permitieron tomar las decisiones adecuadas”, explica Rísquez.
El farmacéutico ha sacado en la crisis de la covid-19 su raza sanitaria, “pero también la social”, destaca Ana López Casero, tesorera del CGCOF. “La empatía, cercanía y confianza con el ciudadano son cualidades intrínsecas de este profesional, que se han visto potenciado aún más durante la pandemia”, apunta López Casero.
Lo saben los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. La Guardia Civil, por ejemplo, promovió un convenio de colaboración para que las farmacias alertaran de pacientes habituales en situación de fragilidad y vulnerabilidad que llevasen tiempo sin acudir a por su medicación, y, por ende, pudiera ser señal de algún problema relacionado con la covid-19. “Es una de las iniciativas que más orgullo nos genera, ya que nos tiene en cuenta como radares sociales”, destaca López Casero.
EL ABANICO DE ACTUACIONES SOCIALES INCLUYE TAMBIÉN ALIANZAS CON OENEGÉS, COMO CÁRITAS Y CRUZ ROJA, “para llegar a los colectivos más vulnerables allí donde el farmacéutico no podía llegar”, apunta López Casero. O qué decir de la iniciativa Mascarilla 19, puesta en marcha durante el confinamiento domiciliario y hoy aún vigente. Facilitando esa contraseña al ser atendida en el mostrador, una mujer víctima de violencia de género que esté conviviendo con su maltratador puede pedir ayuda en la farmacia sin levantar sospechas y el farmacéutico activar así inmediatamente el protocolo para estas situaciones.
Desde hace ya años, las recetas públicas emitidas en el seno del Sistema Nacional de
Salud son electrónicas.
Salvo casos esporádicos, el formato papel pasó a la historia: basta con presentar la tarjeta sanitaria en la farmacia para retirar la medicación.
La digitalización ha sido clave en estos tiempos de predominio de las teleconsultas o los avisos de evitar acudir a los centros de salud. Asimismo, la irrupción de la covid-19 acarreó que se aplicara una sexta marcha al desarrollo del sistema de receta electrónica privada, en el que ya se venía trabajando y cuya puesta en marcha tuvo lugar en mayo de 2020. “Los pacientes de la sanidad privada estaban en desigualdad, porque tenían las mismas recomendaciones o impedimentos para nos salir de sus domicilios”, apunta Raquel Martínez, secretaria del CGCOF, entidad que ha trabajado en el sistema junto a la sanidad privada. En este tiempo, se han computado más de 800000 operaciones.
Pese a esta cantidad ingente de ejemplos, los farmacéuticos hacen suyo el lema de “suma y sigue”. Desde el CGCOF nos recuerdan: “Estamos para lo que se nos necesite y dispuestos a todo en la lucha contra la pandemia”.