Guerra tecnológica contra el coronavirus
INTELIGENCIA ARTIFICIAL PARA ANALIZAR DATOS MÉDICOS Y TOMAR DECISIONES, REDES 5G Y REALIDAD VIRTUAL PARA LA TELEASISTENCIA SON ALGUNAS DE LAS ARMAS MÉDICAS PARA COMBATIR LA COVID-19. Y HAN VENIDO PARA QUEDARSE.
Así es como la Wikipedia define zona de confort: “Es un estado en el cual la persona opera en una condición de ansiedad neutral, utilizando una serie de comportamientos para conseguir un nivel constante de rendimiento sin sentido del riesgo”. Y así es como tendemos a mantenernos. Controlando. Sin sobresaltos. Con tranquilidad. Hasta que sucede algo que irremediablemente nos saca de esa ansiedad neutral, perdemos el control y tenemos que volver a acomodarnos. A veces, ese algo tiene una dimensión inaudita y lo trastoca todo. El ejemplo más cercano, doloroso y todavía insuperado se llama SARS-CoV-2.
Vivíamos confiados en que estábamos cubiertos por un sistema de salud pública eficaz y suficiente, a pesar los recortes generalizados y de los avisos que lanzaban las marchas blancas de médicos. Si te dolía algo, ibas al médico; si necesitabas recetas, te acercabas al ambulatorio del barrio; había listas de espera, pero las enfermedades más graves se atendían con cierta rapidez; te operaban; había camas suficientes y plazas de UCI... Las herramientas para atender mediante telemedicina estaban ahí, listas, pero preferíamos ir a la consulta. Hasta ahora.
“A los españoles no nos gusta la asistencia médica a distancia, pero la pandemia nos ha obligado a utilizarla —dice Norberto Mateos, director general de Intel para España y Portugal—. Los países nórdicos, por sus características geográficas y climatológicas, llevan años usándola. Gran parte de la población permanece aislada y dispersa durante varios meses al año”.
PERO, A LA FUERZA, HEMOS TENIDO QUE APRENDER. “LOS NÚMEROS HAN EXPLOTADO —explica Mateos refiriéndose a la teleasistencia. Y añade—: La tecnología que lo ha permitido estaba ahí. No partíamos de la nada, sino que se aceleran las tendencias. Y la salud, junto con la educación, son las áreas más sensibles a la aplicación de la tecnología”.
La imagen más extendida de Intel es la del fabricante de los procesadores que están en la mayoría de los ordenadores. Ello bastaría de sobra para considerarlo uno de los interlocutores fundamentales también en el área de salud pública. Por ejemplo, gracias a superordenadores, se ha podido dibujar la proteína del coronavirus con la cubierta de azúcares que la envuelve.
Intel, además, ha dedicado un fondo de 50 millones de dólares para proyectos que agilicen la adopción de herramientas
para plantarle cara a la pandemia. Gracias a esa inversión, han trabajado para mejorar la prevención, detección, tratamiento y monitorización a distancia en el entorno covid.
No hay mejor fórmula para prevenir el contagio que evitar el contacto. Por eso, la citada compañía está trabajando con robots en diferentes entornos, desde funciones de recepción en edificios hasta tareas de desinfección y esterilización de residencias mediante luz ultravioleta. “Aportamos la inteligencia, la navegación y la ayuda en la toma de decisiones, en función de la información en cada momento”, señala Mateos.
LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL ES LA BASE DE UN PROYECTO EN QUE INTEL COLABORA CON LA CHINA HUIYING MEDICAL. Mediante su aplicación a la tomografía, han logrado aciertos del 96 % a la hora de diagnosticar si una neumonía está o no causada por el SARS-CoV-2.
Asimismo, en el área del diagnóstico móvil, ha colaborado con General Electric en la creación de soluciones más manejables. Los equipos necesarios para las tomografías son muy caros, escasos y se necesita trasladar al paciente; sin embargo, un equipo de ultrasonidos lo puede llevar un médico en un maletín, como una herramienta útil y práctica para hacer diagnósticos in situ.
Otro de sus socios es Sickbay, una compañía especializada en la monitorización, visualización y análisis de los datos de pacientes. Intel está trabajando con ella para poder manejar la ingente cantidad de información que se llegan a generar en una unidad de cuidados intensivos. Y, además, hacerlo con la confidencialidad exigida, basándose en el federated learning: los algoritmos se entrenan en local, sin compartir historiales privados con otros centros, equipos, hospitales... y, posteriormente, lo aprendido se pone en común con el resto de equipos federados. De esta forma, se mantienen a salvo los datos, tratados como especialmente sensibles.
EL APROVECHAMIENTO DE LOS DATOS Y SU ANÁLISIS ALGORÍTMICO ES LA PASIÓN DE LA INGENIERA DE TELECOMUNICACIONES Nuria Oliver, actual comisionada de la presidencia de la Generalitat para la Estrategia Valenciana para la Inteligencia Artificial. Esta experta volcada en enfrentar la pandemia, que también está al timón de la Fundación Ellis Alicante, nos confía su visión de la salud del futuro: “Personalizada, preventiva y participativa”. En su opinión, “el estado de salud depende del comportamiento y el contexto, el fenotipo y el genotipo. Y cada una de estas dimensiones ha experimentado un proceso de digitalización, de conversión del mundo físico a datos. Son cantidades ingentes de datos no estructurados que necesitan de la inteligencia artificial para interpretarlos”.
¿Qué hemos aprendido de esta crisis sanitaria? “Lo que ha quedado claro durante la pandemia es que en el contexto médico y de la administración, la toma de decisiones no estaba basada en los datos. El punto débil del sistema ha sido la ausencia de una sistematización de su captura, su análisis mediante inteligencia artificial y la toma de decisiones basada en los resultados”, recalca.
En cuanto al futuro inmediato de la salud pública, Oliver apunta a la medicina de precisión, en cuatro áreas. “En biología, se están creando algoritmos de inteligencia artificial para acelerar el desarrollo de fórmulas específicas. En el análisis genético, la reducción de los costes del secuenciamiento de ADN ha sido enorme y, en un futuro próximo, se podría secuenciar el genoma de cada ser humano. En tercer lugar, la inteligencia artificial intervendrá en las decisiones clínicas, tanto en diagnósticos como en los análisis de los historiales para predecir desde evoluciones hasta necesidades de plazas. Por último, destacará el uso de los algoritmos como base para la toma de decisiones y políticas públicas”, nos indica.
¿Y la 5G cómo encaja en todo este esquema? Para Oliver, no es imprescindible para una sanidad de precisión. “Sí es aplicable a la telemedicina y a las intervenciones quirúrgicas a distancia. Además, la baja latencia –que implica lentitud en la transmisión de paquetes de datos– y el gran ancho de banda pueden ser necesarios también en la creación de mundos virtuales...”.
En todos estos apartados es en donde han estado experimentando con proyectos pilotos las grandes operadoras, en su afán por mostrar aplicaciones prácticas de la nueva generación de telefonía móvil.
Movistar, por ejemplo, está trabajando en varios proyectos médicos que se apoyan en la 5G, aunque podrían ser soportados en la mayoría de las situaciones sobre conexiones de banda ancha por cable. “No hay limitación tecnológica hacia una sanidad digital —dice Mercedes Fernández, gerente de Innovación de
la compañía—. Lo único necesario es la innovación. Las herramientas ya están: videoconferencias, apps, VPN...”
La primera de las experiencias en las que están trabajando tiene que ver con la detección temprana y la descentralización de las pruebas diagnósticas. Ocuexplorer es un equipo portátil con una cámara de super alta definición que utiliza la misma óptica que se emplea para evaluar el estado de las ruedas en Fórmula 1. Toma imágenes de los ojos sin necesidad de desplazarse al hospital. Mediante inteligencia artificial y técnicas de edge
computing –la potencia de cálculo no se lleva a la nube, sino en el borde más cercano de la red para evitar al máximo la latencia– analiza esas imágenes y da como resultado un diagnóstico probable, con la recomendación de acudir o no al hospital.
Por otra parte, Movistar ha aportado gafas de realidad virtual para mejorar la calidad de vida de los mayores con demencias a través de la música, en una residencia de la tercera edad en Segovia. En la misma línea, participa en un proyecto para rehabilitación de pacientes con esclerosis múltiple en el Hospital de la Princesa de Madrid. El objetivo es convertir en un juego de realidad virtual una tarea pesada y repetitiva que hay que 30 realizar todos los días y hacerlo desde casa, pero sin sentirse aislados, ya que el rehabilitador puede intervenir en la experiencia. La primera fase ha consistido en trasladar los ejercicios a una historia gráfica de fantasía, en la que los pacientes son héroes manejando una espada y acciones similares. La segunda fase de esta colaboración de la operadora española con Roche sacará el
mayor partido de las ventajas que aporta la 5G.
Una de ellas es la reducción de la latencia, lo que confiere mayor rapidez a la circulación de la información. Esto permite, por ejemplo, compartir en tiempo real todos los parámetros de un paciente que está siendo operado en la clínica Quirón de Málaga, incluso, las imágenes de la endoscopia, con otro especialista en Japón, que no solo aporta su experiencia por voz, sino que puede compartir anotaciones sobre las imágenes. Esta experiencia la realizó el doctor Pedro Rosón.
ADEMÁS, LA RED 5G ES LA BASE DEL EXPERIMENTO DE SEGUIMIENTO DE PACIENTES CRÓNICOS del Servicio Gallego de Salud en Taboada (Lugo). En el centro de salud, se ha instalado el primer rúter 5G para empresas del mercado. El objetivo es dotarlo de buena conectividad con el hospital de referencia, para que los médicos puedan realizar consultas rápidas de los historiales de los pacientes en remoto.
Vodafone tampoco quiere quedarse atrás en la carrera. Su directora de Red, Julia Velasco, observa que “la pandemia nos ha hecho romper la tendencia de vernos cara a cara con el médico (y en el trabajo, la escuela...). No nos ha quedado más remedio que acelerar la adopción de la telemedicina. Es cierto que la gestión a distancia de la medicina ya se estaba empezando a hacer, pero desde casa. El paso siguiente es hacerlo en movilidad. Y eso es lo que va a facilitar la 5G. Va a posibilitar soluciones amplias para un volumen general de la población”.
En sus proyectos pilotos centrados en Andalucía, está probando un “avatar afectivo” con la Cruz Roja. De momento, se trata de un sistema de recordatorios para tomar medicación a las horas exactas. Pero tiene “truco”: se simula, por ejemplo, que la llamada la hace el nieto del paciente. La evolución lógica es la realidad virtual.
También está experimentando con drones para transportar tanto medicamentos como material médico (desfibriladores...) a lugares de difícil acceso o en emergencias. En este caso, se puede desplegar una red 5G que permitiría volar a los drones sin línea de visión. Por último, Vodafone se suma al empleo de la realidad virtual y aumentada para apoyar la rehabilitación física y como método para tratar determinadas fobias.
MÁS AVANZADO TODAVÍA ESTÁ EL USO DE AMBULANCIAS CONECTADAS Y LA CIRUGÍA REMOTA. En la primera, no solo se envía información anticipada al hospital al que acude, sino que se comparten todos los datos monitorizados en tiempo real y recibe indicaciones en función de su análisis. Mientras, la inteligencia artificial se encarga de definir las rutas de transporte más adecuadas.
La cirugía remota asistida se está convirtiendo en un clásico cuando se habla de telemedicina y 5G, y es que Vodafone ya mostró un caso real de una intervención en el Mobile World Congress de 2018. “Tiene una ventaja añadida y es lo que se conoce como network slicing que, explicado de una manera básica, permitiría reservar parte del ancho de banda para determinadas actividades”, añade Velasco.
La tecnología presenta, así, un campo fértil para la salud, donde, como corroboran todos los expertos consultados por MUY, la digitalización está extendidísima. Prácticamente, todas las pruebas, radiografías, resonancias, ecografías... son digitales, es decir, permiten la extracción y el análisis de los datos, aunque todavía nos queda un camino por recorrer en cuanto a la sistematización y el análisis de la información.
En lo que se refiere al lugar donde se albergan en remoto los datos médicos que han de ser gestionados, la compañía de Bill Gates ha lanzado la Microsoft Cloud Healthcare, una nube específica para acelerar la digitalización del sector sanitario. Cuando se inauguró en octubre de 2020, todavía no sabíamos nada de la covid-19, sin embargo, resultó de lo más oportuno. Del mismo modo ocurrió con su AI for Health, un programa de 40 millones de dólares para dotar a investigadores, organizaciones sin fines de lucro y otros organismos de tecnologías avanzadas que ayuden a solucionar desafíos sanitarios, precisamente, como el que estamos viviendo.
PERO LLEGARÁ ALGÚN DÍA EN QUE LA PANDEMIA SERÁ SOLO UN RECUERDO. ¿QUÉ SUCEDERÁ ENTONCES CON los desarrollos que se han implementado a marchas forzadas para combatirla? Basta dar un vistazo a tecnologías como la aplicación de la realidad aumentada a la cirugía mínimamente invasiva o la radiología asistida por IA de Philips para intuir que, en muchos aspectos, ya estamos experimentando la salud del mañana. Por el momento, el SARS-CoV-2 ha llevado el sistema al límite, tanto que ha obligado a utilizar todo el arsenal disponible. Ha marcado, entre otros, el comienzo de la aplicación sistemática de la inteligencia artificial para extraer y analizar datos y ayudar en el diagnóstico y toma de decisiones.
A este respecto, Xabi Uribe-Etxebarria, fundador de Sherpa (cuyas soluciones de IA están siendo empleadas por el Gobierno vasco para predecir la necesidad de plazas de UCI) nos comenta: “Yo no sé cómo será el futuro, no tengo una bola de cristal, pero seguro que pasa por la inteligencia artificial. Durante estos meses, se ha visto que esta ha sido tan importante como la medicina para controlar o mitigar los daños de esta pandemia”.