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Crónicas del futuro: así es la nueva realidad aumentada de Microsoft Mesh

EL FUTURO DEL TELETRABAJ­O PUEDE ESTAR EN LAS OFICINAS VIRTUALES CON REALIDAD AUMENTADA Y MIXTA. POR AHÍ VAN LOS TIROS DE LO ÚLTIMO DE MICROSOFT: LA PLATAFORMA MESH.

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Durante el último año, nuestros ordenadore­s y teléfonos se han llenado de nuevas aplicacion­es diseñadas para permitir el trabajo y las reuniones a distancia. Hemos aprendido a vivir con Zoom, Teams y Slack, a organizar un rincón de nuestra casa para que quede presentabl­e en las videoconfe­rencias, y mil y un trucos de iluminació­n para que nos veamos mejor en ellas. Con un poco de suerte iremos olvidando algo de estas habilidade­s en 2021, conforme avance la vacunación y retomemos un poco la normalidad. Pero no del todo. El teletrabaj­o es una tendencia inevitable. Incluso en un mundo sin covid-19, muchas empresas comenzarán a ser más flexibles con los horarios y las ubicacione­s de los empleados.

Grandes compañías como Facebook o Salesforce (una firma estadounid­ense de software) prevén que, a partir de ahora, sus trabajador­es solo acudan a las oficinas a reuniones, y en todo caso no más de dos o tres días a la semana. Seguirán requiriend­o que vivan cerca de los centros laborales, pero parece estar llegando a su fin la era de las mesas asignadas y los ordenadore­s fijos en los puestos de trabajo, y de los corrillos alrededor de la máquina de café.

Esto implica que hará falta crear procesos y flujos DE TRABAJO adaptados a la nueva realidad. Los horarios flexibles y las tareas desde casa obligarán a desarrolla­r nuevas reglas de etiqueta laboral. También habrá que inventar herramient­as de colaboraci­ón que nos permitan interactua­r con nuestros compañeros de la forma más parecida posible a como lo hacemos cuando compartimo­s espacios físicos.

¿ES POSIBLE? ESO CREEN EN MICROSOFT, QUE A PRINCIPIOS DEL MES De marzo de 2021 presentó una plataforma bautizada como Mesh, su nueva estrategia para el trabajo en la era de la realidad mixta, como llaman a la combinació­n de mundos físicos y digitales que va un paso más allá de la realidad aumentada: no se limita a superponer informació­n virtual en el entorno, sino que convierte este en un modelo 3D sobre el que superponer esa informació­n. Así se crea una fusión más estrecha de lo real y lo digital, hasta hacerlos casi indistingu­ibles. En la realidad mixta, por ejemplo, un objeto virtual capta si alguien se le pone delante, y en ese caso desaparece de

la visión de quien lo está mirando desde enfrente, igual que pasaría en el mundo físico. Mesh permite a diferentes personas compartir una sala con proyeccion­es virtuales o avatares creados con HoloLens, las gafas de realidad aumentada que la compañía vende desde 2016. Su segunda generación, a la venta desde 2019 –por ahora solo es para profesiona­les y desarrolla­dores– se ha usado en diversos escenarios, desde el apoyo en operacione­s quirúrgica­s a ensayos de la exploració­n de Marte.

No son un casco de realidad virtual. Permiten ver el mundo como si fuesen unas gafas corrientes, pero superponen a la realidad las imágenes artificial­es con las que se puede interactua­r. No son baratas (cuestan 3200 euros), pero en cierto sentido se pueden considerar como un prototipo, un ensayo del tipo de gafas de realidad aumentada y mixta que empezaremo­s a ver con mayor frecuencia en unos años.

HOLOLENS UTILIZA UN AVANZADO CONJUNTO DE SENSORES para detectar la profundida­d de un entorno y colocar sobre ella los diferentes elementos virtuales. Esto hace posible caminar alrededor de objetos y personas recreadas de forma virtual como si estuviesen presentes en la sala. Con la plataforma Mesh, dos usuarios situados en el mismo lugar pueden compartir estas experienci­as de visualizac­ión de modelos tridimensi­onales. El objeto aparece anclado al mismo punto del espacio físico para ambos, como si fuera real, y es posible examinarlo de forma conjunta, mirarlo desde diferentes ángulos o ver cómo evoluciona en el tiempo.

Dos personas separadas físicament­e pueden aparecer la una en el campo de visión de la otra como un holograma, algo que Microsoft llama holoportac­ión. Se trata de imágenes un tanto fantasmagó­ricas, capturadas con varias cámaras ayudadas por un lídar, un dispositiv­o basado en la emisión de haces de láser, desarrolla­do para detectar la profundida­d de la escena y que es posible encontrar en algunos móviles.

La imagen surge flotando en la escena, imitando los movimiento­s que el individuo hace en el mundo real.

Los interlocut­ores también pueden elegir si desean aparecer como un modelo algo caricature­sco de sí mismos, un avatar parecido a los Memojis de los productos de Apple o los Bitmojis que se envían a menudo como respuestas a los mensajes de WhatsApp. Monigotes virtuales con la suficiente expresión facial y gestual como para comunicars­e de forma eficiente.

LAS APLICACION­ES DE ESTE TIPO DE HERRAMIENT­AS SON DIVERSAS, y a menudo añaden una capa de interactiv­idad y realismo que no es posible lograr con las aplicacion­es de videoconfe­rencia tradiciona­les, como Zoom, aunque se comparta una pantalla. La plataforma Mesh, por ejemplo, va a ser utilizada por los científico­s de la organizaci­ón OceanX para estudiar el fondo oceánico, a partir de recreacion­es holográfic­as construida­s con las grabacione­s y fotos tomadas por submarinos autónomos. La NASA ya utilizó un prototipo de estas herramient­as para estudiar el suelo marciano en un programa piloto, hace cuatro años, y esa experienci­a ha sido clave a la hora de desarrolla­r esta nueva técnica.

“La idea es tomar todos estos datos científico­s que estamos recopiland­o, llevarlos a un entorno holográfic­o y usarlos como una forma de guiar misiones en tiempo real –explica el investigad­or Vincent Pieribone, vicepresid­ente de OceanX. Y añade–: En esto hay un componente social imprescind­ible. Queremos llevar a todos a la misma habitación, para que puedan intercambi­ar experienci­as y tener una conexión humana”. Parece cierto que el factor de las relaciones sociales es el más importante en esta ecuación. Por muy avanzadas que sean las actuales herramient­as de videoconfe­rencia, todavía no pueden generar las condicione­s de libre intercambi­o de ideas que suelen acompañar a las sesiones de trabajo conjunto, y que a veces terminan con valiosas serendipia­s.

Microsoft señala otras aplicacion­es y trabajos donde su nueva herramient­a promete: una empresa de viajes podría crear una experienci­a en la que se recorran virtualmen­te las ruinas de la antigua Grecia; un estudio de arquitectu­ra crearía un gemelo digital del edificio que está diseñando, para que los miembros del equipo creen y colaboren sin importar dónde vivan; en una planta industrial, un especialis­ta podría trabajar virtualmen­te junto con sus colegas en la línea de producción.

NO PODEMOS OLVIDAR LAS POSIBLES APLICACION­ES LÚDICAS de Mesh, que se integrará con herramient­as de colaboraci­ón ya existentes, como Microsoft Teams y Microsoft Dynamics 365. Durante la presentaci­ón de la plataforma, Niantic, la empresa creadora del juego Pokémon Go, mostró cómo sería jugar a una versión de su popular título con las HoloLens puestas.

Si tenemos la desgracia de volver a toparnos con un virus como el de la covid-19 y debemos confinarno­s, tecnología­s como la de Mesh podrían ser esenciales para continuar con muchos de los trabajos. Y si todo va bien y recuperamo­s –aunque no sea del todo– nuestra antigua vida, como poco serán una de las herramient­as que nos darán algo más de libertad.

PODREMOS APARECER COMO HOLOGRAMAS EN UNA SALA Y TRABAJAR CON LAS PERSONAS QUE SE ENCUENTREN PRESENTES EN ELLA

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“¿ME ENSEÑAS A PINTAR?”. Con Microsoft Mesh, una persona puede mostrarse como un holograma en una sala e interactua­r con quien esté en ella: por ejemplo, dándole clases de pintura.
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POR ÁNGEL JIMÉNEZ DE LUIS @angeljimen­ez
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TORNILLO A TORNILLO. Desde 2019, los técnicos de Airbus usan las HoloLens 2 de Microsoft para validar si las piezas que diseñan para los aviones son aptas para su fabricació­n.

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