Contando neuronas para rastrear la inteligencia
En 2005, Suzana Herculano-Houzel revolucionó el mundo de la neurociencia. Cuando se hablaba sobre el cerebro humano, solía afirmarse que estaba compuesto por 100 000 millones de neuronas. Sin embargo, Herculano-Houzel y el neurocientífico Roberto Lent descartaron esta cifra tras desarrollar una técnica conocida como «fraccionador isotrópico». Dicho método consiste en convertir los cerebros, o una parte de ellos, en una sopa homogénea de núcleos celulares flotantes, lo cual permite estimar cuántas neuronas y otros tipos de células los conforman.
Con esta nueva herramienta en la mano, Herculano-Houzel calculó que el cerebro humano contiene aproximadamente 86 000 millones de neuronas. La técnica también ha sido aplicada en unas 200 especies de vertebrados actuales, lo cual está ofreciendo pistas para rastrear la inteligencia. Gracias a estas investigaciones, se ha descartado la idea de una relación universal entre la masa corporal y el número de neuronas cerebrales. También ha permitido comprender mejor cómo ha evolucionado el cerebro en distintas ramas de vertebrados y, con esta información, tratar de estimar cómo habrían sido los cerebros de especies pasadas. Por ejemplo, el equipo de Herculano-Houzel ha calculado la cantidad de neuronas que tuvieron Australopithecus (27 000 millones), Homo erectus (62 000 millones) y H. neanderthalensis (80 000 millones), entre otros representantes de nuestra rama evolutiva.
Sin embargo, contar neuronas es solo una parte del puzle para comprender la inteligencia. Debemos tener en cuenta que existen otros aspectos como, por ejemplo, el número de conexiones existentes entre las neuronas o la cantidad de energía que el organismo es capaz de destinar al metabolismo de estas.