HENRY CAVENDISH ANUNCIA QUE EL AGUA NO ES UN ELEMENTO QUÍMICO
EL HOMBRE TARDÓ EN SABER QUE EL «LÍQUIDO ELEMENTO» ESTABA COMPUESTO, EN REALIDAD, POR OTROS DOS: HIDRÓGENO Y OXÍGENO. PUDIENDO PASAR A SÓLIDO Y GASEOSO, SIEMPRE TUVO GRAN IMPORTANCIA PARA ALQUIMISTAS E INVESTIGADORES.
Allá por el siglo v a. C. los filósofos presocráticos buscaban una explicación materialista, no divina, a la diversidad apreciable en nuestro mundo. Vistos los cambios y las transformaciones que la naturaleza ofrecía (a una vaca, que únicamente se alimenta de hierba y agua, le crecen los cuernos y da leche), parecía lógico pensar que cualquier objeto material debería estar formado por unas sustancias elementales, y que estas podrían ser pocas, pudiéndose combinar en múltiples y variadas proporciones. Demócrito de Abdera nos propuso la existencia de los átomos y Empédocles de Agrigento lanzó su idea de que todo lo material estaba compuesto por cuatro elementos: agua, tierra, aire y fuego. Aristóteles aplicó a esa propuesta la costumbre de jerarquizar que había aprendido de Platón, y decretó que entre esos elementos la tierra era el menos noble, al que le correspondía la posición inferior, seguido por el agua, el aire y el fuego, en ese orden. El estagirita se inventó además un quinto elemento, el éter, exclusivo de los cuerpos celestes.
Todavía hoy seguimos designando al agua como «líquido elemento», recordando aquel modelo donde el elemento tierra sería emblemático del estado sólido mientras al aire le tocaba representar el papel de lo gaseoso. El agua, que en la naturaleza observaban que podía convertirse en tierra (hielo) y en aire (vapor), siempre gozó de especial importancia. El primero de los filósofos, Tales de Mileto ( vi a. C.), ya la había considerado como el componente primordial -origen de todo lo que existe- y hasta el siglo xvii fue de gran interés para alquimistas y experimentadores en general. Al destilar distintas aguas de ríos podía comprobarse que estaban formadas no solamente por el elemento líquido, sino que también dejaban un pequeño residuo
de elemento tierra y había desprendimiento de aire. Tiene fama el experimento de Van Helmont, quien tras pesar un pequeño sauce y hacer lo mismo con la tierra una vez seca en el horno, lo plantó en una maceta; durante cinco años regó solamente con agua de lluvia o agua destilada, y luego volvió a pesar el árbol y la tierra, nuevamente seca, concluyendo que el notable incremento de materia en la madera, corteza y raíz del sauce provenía casi exclusivamente del agua.
DURANTE LA EDAD MEDIA LOS ALQUIMISTAS HABÍAN LLEGADO A IDENTIFICAR DISTINTOS ELEMENTOS TÉRREOS, como el estaño, el arsénico, la plata, el azufre, el mercurio o el deseado oro. Un contrapunto escéptico lo puso Robert Boyle -un entusiasta experimentador- en el siglo xvii, quien planteó la primera definición moderna de elemento químico que luego perfeccionaría Lavoisier: aquella sustancia pura a partir de la cual nunca podían obtenerse otras dos diferentes. Los elementos eran la materia básica que podía dar lugar a las sustancias «mixtas», que hoy llamamos compuestos químicos, y que se pueden llegar a descomponer. En su obra El químico escéptico Boyle afirma haber probado que ha de desecharse la idea de que todos los cuerpos estén formados por solamente tres o cinco elementos.
A finales del siglo xviii el agua dejó de ser un elemento. Fue el 15 de enero de 1784 cuando el químico Henry Cavendish anunció en la Royal Society de Londres que al quemarse un gas descubierto por él y al que denominó «gas inflamable» se producía agua, demostrando así que el agua es un compuesto, y no uno de los elementos. Basándose en esa propiedad, a aquel gas Antoine Lavoisier lo denominó pocos años después hidrógeno (generador de agua). Lavoisier incluyó el oxígeno y el hidrógeno en su lista de 33 sustancias elementales, que por cierto está encabezada por la luz y el calórico.
Paralelamente fue avanzando la teoría de los átomos, y John Dalton propone a principios del siglo xix algunas fórmulas para compuestos, suponiendo que a la del agua corresponde un átomo de hidrógeno y otro de oxígeno. Habría que esperar a los trabajos de Amedeo Avogadro para explicar que el hecho de que en la electrolisis del agua se obtuviera siempre un volumen de hidrógeno doble que el de oxígeno se explicaba atribuyendo al agua la fórmula H O. Hoy sabemos 2 que el agua es un compuesto químico que responde a esa composición molecular: dos átomos de hidrógeno unidos a uno de oxígeno. □