MIGUEL ANXO FERNÁNDEZ LORES ALCALDE DE PONTEVEDRA
La ciudad de Pontevedra es uno de los ejemplos de municipios que han sabido conjugar el desarrollo con el reto de humanizar las ciudades, haciéndolas más habitables y cómodas para sus habitantes.
Pontevedra fue galardonada con el Premio Internacional de Dubai, auspiciado por la ONU, que reconoce las prácticas más adecuadas para mejorar las condiciones de vida de sus habitantes. El premio reconoce la contribución para el desarrollo humano y urbano de las ciudades, concretamente las buenas prácticas en materia de movilidad y accesibilidad.
Miguel Anxo Fernández Lores, alcalde Pontevedra, nos explica los logros conseguidos y los retos futuros.
¿Cómo se ha conseguido conjugar el desarrollo con la humanización del espacio?
Poniendo a las personas en el centro de cualquier decisión, aspirando a que tengan la mejor calidad de vida posible.
¿Cuáles eran las prioridades de las autoridades para llevar a cabo este proyecto de sostenibilidad global?
Como te decía, hacer una ciudad para las personas. Esa la máxima a la que aspiramos desde que estábamos en la oposición, momento en el que estudiamos todo lo que había a nivel internacional para encontrar el camino que Pontevedra necesitaba. Toda decisión que tomamos repercute en la calidad de vida de las personas. Hay que entender que no hay vida social entre coches.
¿«Pontevedra a pie» es un logro que ha convencido a todos, ciudadanos, profesionales, comerciantes? ¿
Yo siempre cuento una historia breve, al recordar lo que me dijo un librero de la ciudad: «A mí nunca me ha entrado un coche a comprar un libro». Es un choque de realidad para muchos. Es así. Son las personas las que necesitan espacio para moverse, comprar y, en definitiva, vivir. Siempre habrá alguien que se oponga a este cambio, e incluso de forma virulenta, pero es por el miedo al cambio. La Pontevedra de 1999 era un almacén de coches, una villa enferma y gris. Hoy es, desde la humildad, una ciudad referente.
¿Cómo se conjuga una buena accesibilidad con la peatonalización de las calles?
Hay múltiples maneras. Nosotros hemos apostado por la instalación de lo que llamamos «plataforma única», calles sin aceras ni calzada en la práctica, todo al mismo nivel. No somos muy amigos de las rampas. Las calles deben ser un lugar de convivencia, un lugar donde puede estar todo el mundo, un lugar seguro; debemos ponernos en la perspectiva de los más débiles y desde ahí trabajar, observar el mundo desde sus ojos.
¿La ciudad ha experimentado un aumento del turismo?
Sí, claro. Siempre decimos que el reconocimiento internacional a través de premios, vídeos divulgativos y artículos escritos en todo el mundo es una publicidad impagable. Además, hemos apostado por el deporte turístico, y es raro el fin de semana que no hay una competición deportiva de alto nivel que atrae cientos e incluso miles de personas a pernoctar a la ciudad. Por otro lado, está el Camino Portugués, en plena expansión y que, por cierto, tenemos todo su trazado peatonalizado.
¿Se han reducido las tasas de contaminación?
Sí, se han reducido drásticamente. Pontevedra y Logroño, según el informe elaborado por Ecologistas en Acción, han sido las únicas ciudades del Estado español sin contaminación por ozono troposférico. Desde que comenzó la transformación urbana de la ciudad hemos rebajado la contaminación del aire en un 67 % en términos generales, y cumplimos todos los parámetros recomendados por la Unión Europea y de la OMS.
Puede ocurrir que el centro de las ciudades se convierta en un lugar de paso, casi turístico, sin servicios, acceso
en coche, con el peligro de que allí acabe por no vivir nadie. ¿Cómo se contrarresta eso?
Las ciudades deben ser lugares para vivir. La gran mayoría de la población del planeta ha escogido la ciudad como su hábitat, debemos conocerlo y estudiarlo. Así, claro que hay que cuidar el equilibrio entre vecinos y visitantes. En Pontevedra no existe ningún problema con eso, al menos por ahora. Pero hay que estar atentos. Hicimos en su día una apuesta por potenciar el pequeño comercio y de proximidad, y la ciudad ha sabido conjugar otro tipo de ofertas. Aquí puedes encontrar todo lo que necesitas en un rango de unos pocos metros: la escuela, la farmacia, el súper, el mercado, el restaurante…
¿Cree que este es el modelo urbano del futuro?
Es el modelo urbano de Pontevedra. Cada ciudad debe encontrar su camino. Desde luego yo creo que debemos potenciar ciudades más amables, lugares donde el peatón sea el protagonista y las personas sean el centro de todo. Las calles y las plazas deben servir para socializar, ver un concierto, jugar, enamorarse, trabajar… en definitiva: vivir.
Se insiste en que el espacio público debe estar al servicio de la convivencia y cohesión social. ¿Con las reformas abordadas se ha logrado este objetivo?
Yo creo que sí. Es importante que cuando reformas una calle esta se llene de vida. En Pontevedra se hizo una apuesta decidida por la dinamización del espacio público. No es solo quitar la calzada y ya está, debes conseguir que la gente sienta que ha ganado ese espacio a través de actividades, propuestas de ocio, cultura… Nosotros, por ejemplo, hace años que el programa del verano de las fiestas no solo es en un sitio, se lleva por los barrios, por decenas de plazas. Se trata de descentralizarlas, de aprovechar los espacios que tenemos.
¿Por qué cree necesario recordar que la política medioambiental no son solo paisajes y parques naturales, sino también el entorno más cercano, la ciudad?
Porque es donde vamos a pasar la mayor parte de nuestras vidas. La gente tiene derecho a vivir en un sitio mejor, en un lugar que sienta que le pertenece. Es algo que le debemos al planeta, debemos cuidar de él, no hay plan B, no existe un planeta B. Los niños que traemos a este mundo vivirán en él. Debemos dejarles un lugar mejor del que encontramos.
Carlos Moreno pone como ejemplo de ciudad sostenible y cercana a Pontevedra. Imagino que es un orgullo.
Por supuesto. Carlos ha estado varias veces en Pontevedra, hemos coincidido por el mundo en otras tantas ocasiones y es una suerte que hable así de la ciudad.
Esta teoría de la proximidad y de la supresión de los desplazamientos tiene oponentes, personas que la acusan de ser origen de guetos o de clasificación de la sociedad. ¿Qué opina sobre eso?
Que es ridículo. Precisamente lo que nosotros hemos hecho en Pontevedra ha sido crear un modelo urbano equitativo y democrático, donde todos los ciudadanos disfrutan de lo mismo: de mejores servicios, mejores calles, mejores plazas, mejores actividades… Vamos poco a poco, claro. Pero se va actuando en la medida de lo posible. La idea es llevar a toda la ciudad el mismo estándar de calidad.
Teniendo todos los servicios «a mano» ganamos tiempo y calidad de vida, pero también puede perderse el hecho de moverse a otros barrios y conocer otras realidades. ¿Cuál es la clave para preservar la convivencia y la cohesión?
La propia idea de caminar, socializar y convivir va de la mano para crear esa convivencia y esa cohesión. Si quieres una clave es que una ciudad debe parecer y ser segura. Eso se consigue con más personas en el espacio público, nos aporta seguridad.
¿Cuánto cree que ha mejorado la vida de los pontevedreses con los cambios llevados a cabo?
La verdad es que yo creo que no se pueda cuantificar. Me parece que Pontevedra ha cambiado para mejor, eso es indiscutible. Creo que tenemos una ciudad ejemplar, amable, más sostenible, más justa y más igualitaria, con más oportunidades, más seguridad y más posibilidades en todos los ámbitos.
¿Se atreve a avanzar cuáles son los próximos retos de Pontevedra?
Avanzar, avanzar y avanzar. Llevar el modelo Pontevedra hasta el último extremo del municipio y realizar su aplicación. Hay que pensar que no solo hablamos de reformar calles, hablamos de ahorro energético, de mejorar todos los servicios, de seguir fomentando el compostaje y la separación de residuos, de apoyar la economía circular, recuperar la ría y otras zonas naturales… Queda mucho por hacer, pero estoy seguro de que seguiremos avanzando, que entre todos y todas lo haremos realidad. □