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LAS COBERTURAS DE VACUNACIÓN EN ESPAÑA: EL «EFECTO COVID-19» PIERDE FUERZA LA TASA DE INMUNIZACIÓN EN ADULTOS, ESPECIALMENTE CONTRA LA GRIPE, CAE TRAS EL IMPULSO QUE SUPUSO LA PANDEMIA
La vacunación no solo es cosa de niños. España confía en la eficacia de las vacunas, pero sigue arrastrando la creencia de que la inmunización, salvo contadas excepciones (por ejemplo, contra la COVID-19), está reservada a la población infantil. No solo no es así, sino que la disponibilidad de nuevas vacunas para el adulto está transformando el modo de prevenir a esta población. Así lo quiso visibilizar el Ministerio de Sanidad ya en 2019, cuando introdujo el Calendario común de vacunación a lo largo de toda la vida, que por primera vez establecía recomendaciones de vacunación más allá de la infancia. Este calendario ha ido evolucionando, incorporándose nuevas vacunas indicadas para la población adulta.
Si en algo destacó España durante la pandemia fue en la gestión de la campaña de vacunación. El éxito cosechado no solo reforzó la confianza de los españoles hacia las vacunas, sino que reafirmó la necesidad de contar con herramientas de seguimiento para monitorizar el proceso y, así, ajustar la estrategia si fuera necesario. El Ministerio de Sanidad creó entonces el registro nacional REGVACU para homogeneizar la información obtenida de los sistemas de información autonómicos. Ahora, pretende seguir informando «al estilo COVID» y por ello se pondrá en marcha el Sistema de Información de Vacunaciones e Inmunizaciones (SIVAIN), un registro centralizado con el que disponer de los datos de coberturas de vacunación, así como de otros fármacos.
Hasta entonces, esta labor la cumple, desde antes de la pandemia, el Sistema de Información de Vacunaciones del Ministerio de Sanidad (SIVAMIN), que trata de organizar los registros y sistemas de información autonómicos, aunque con ciertas limitaciones debido a las lagunas en algunos datos que aún no proporcionan las regiones o la ausencia de vacunas para la población adulta que se han incorporado recientemente al calendario, como la del herpes zóster (HZ), recomendada para adultos mayores de 65 años y mayores de 18 años con patologías de riesgo. Las comunidades, que son las que tienen la competencia específica sobre la ejecución, la gestión y de los programas de vacunación, aportan sus datos a este sistema dos veces al año; de modo que los últimos definitivos corresponden a 2022. Esto será muy diferente con el lanzamiento de la herramienta SIVAIN, ya que el volcado de los datos por parte de las regiones será automático y estandarizado, por lo que se dispondrá de información sobre el registro de vacunaciones en cualquier punto de España de manera instantánea y homogénea.
DESPUÉS DE LA PANDEMIA
Así, las coberturas de vacunación en 2022 aumentaron respecto a las de 2021. Al menos, en lo concerniente a la población infantil y adolescente. Las comunidades registraron excelentes datos de inmunización con la vacuna hexavalente; es decir, contra seis tipos de enfermedades infecciosas, entre ellas, frente a una bacteria causante de enfermedades graves como la meningitis. Esta campaña alcanzó el objetivo del 95 % con tres dosis y superó el mejor dato registrado para la serie básica. Asimismo, se contabilizaron cifras récord en la vacunación con neumococo durante el primer año de vida. Entre la población adolescente, la vacuna contra el meningococo (MenACWY), la causa más común de meningitis bacteriana, registró también tasas superiores al 90 %.
En adultos, el efecto positivo de la pandemia sobre la vacunación solo se mantuvo durante la temporada 20202021, y comenzó a caer con fuerza en 2022. La inmunización contra la gripe, esencial para prevenir los casos graves que pueden derivar en hospitalizaciones, ha perdido fuerza, especialmente entre el personal sanitario. Entre este grupo, el porcentaje de vacunación cayó del 60 % en 2021 al 50 % en 2022, aunque supera ampliamente los datos prepandémicos. La tendencia es la misma en todos los sectores, al descenso, y se prevé que continúe
también al término de la presente campaña. «Nos tememos que los datos del 2023 serán peores aún», advertía Guadalupe Fontán, coordinadora del organismo de investigación del Consejo General de Enfermería (CGE).
LA GRIPE, EL FOCO DE ATENCIÓN
Precisamente, la vacunación antigripal ha estado en el centro de la atención debido a la ola de infecciones respiratorias agudas que en las últimas semanas ha puesto en aprietos a los hospitales y centros de salud. A falta de los datos oficiales definitivos, el Gripómetro adelanta ya tasas de cobertura por debajo de los objetivos fijados por las autoridades sanitarias, que deberían ser iguales o superiores al 75 % en personas mayores de 60 años y en el personal sanitario. Sin embargo, el 64,4 % de los mayores de 65 años se habría vacunado, mientras que en personas de entre 60 y 64 años esta cifra cae hasta el 34,7 %, según el Gripómetro. Serían las tasas de cobertura más bajas de los últimos cuatro años, pese a los datos registrados por comunidades como Navarra (el 75,3 % de los mayores de 65 años estarían vacunados contra la gripe), La Rioja (74,9 %) o Galicia (74,3 %).
El descenso generalizado de la vacunación entre la población diana (mayores de 60 años, personas institucionalizadas en centros de discapacidad y residencias de mayores y grupos considerados de riesgo) responde, en buena parte, al hartazgo de la ciudadanía tras la pandemia. «Hemos perdido el miedo, sobre todo, a los riesgos asociados y a la mortalidad que puede provocar la enfermedad», explica Ángel Gil, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Rey Juan Carlos. En cualquier caso, la cobertura vacunal en España supera ampliamente a la registrada en Francia, donde el 56,2 % de los mayores de 65 años se vacunaron durante la temporada 2022-2023, frente al 68,4 % que lo hizo en España; pero se mantiene por debajo de lo visto en Portugal, donde un 83,2 % se habría vacunado durante esa misma temporada.