“DEBEMOS DESVIAR LA ATENCIÓN”
No podemos controlar lo que pensamos pero sí manejar la sensación que nos genera. Debemos aprender a dejar pasar ese pensamiento despejando nuestra mente con otras cosas o actividades. Con ello, evitaremos ponernos nerviosos. Realmente, al dedicar demasiado tiempo a ese pensamiento, lo que provocamos es acentuar una mayor carga de ansiedad hasta causarnos malestar. Muchas veces solamente con cambiar los sesgos atencionales y de interpretación dirigidos a la amenaza será suficiente para mejorar y reducir la fobia.