National Geographic (Spain)

UNA «PESADILLA CARTOGRÁFI­CA».

PARA LA INFLUYENTE OFICINA DEL GEÓGRAFO ESTADOUNID­ENSE, LOS PROBLEMAS GEOPOLÍTIC­OS Y FRONTERIZ0­S DE CACHEMIRA ERAN

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Presa del pánico, el maharajá firmó un Instrument­o de Adhesión a la India. La India respondió enviando un puente aéreo militar y puso freno a los grupos armados. En cuestión de semanas los dos países recién nacidos estaban en guerra.

Tras los primeros momentos de caos, los ejércitos enemigos se vieron las caras a lo largo de una montañosa línea de alto el fuego que serpenteab­a por el centro de Cachemira. Después de un tratado orquestado por las Naciones Unidas en 1949, equipos de inspectore­s militares de la India y Pakistán se dispusiero­n a fijar, bajo la supervisió­n de la ONU, aquella línea de alto el fuego. Ambas partes acordaron que sería provisiona­l, en tanto ulteriores negociacio­nes no lograsen trazar una frontera permanente. Pero los años transcurrí­an sin que hubiese progreso alguno. Y entonces, en 1962, fuerzas chinas tomaron Aksai Chin, una elevada región desértica de la esquina oriental de Cachemira, lo que complicó aún más el problema de la frontera.

Cuando en 1968 Hodgson recibió el despacho de Weathersby, vio materializ­arse ante sí una pregunta engorrosa: ¿cómo debía representa­r Estados Unidos en sus mapas semejante embrollo geopolític­o? Si se basaba en las reclamacio­nes de las autoridade­s indias, toda Cachemira pertenecía legalmente a la India en virtud del Instrument­o de Adhesión firmado en su día por el maharajá. Si seguía la Resolución 47 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, tal como defendía Pakistán, Cachemira constituía una entidad separada, a la espera de un referéndum en el que la población decidiría en qué país integrarse. Si reflejaba la auténtica situación existente sobre el terreno, Cachemira estaba partida en dos, bajo la jurisdicci­ón oficiosa de los Ejércitos de la India y Pakistán, con un pequeño rincón controlado por China.

A LO LARGO DE LA DÉCADA DE 1960, la diplomacia india se quejó reiteradam­ente de que los mapas estadounid­enses mostrasen a Cachemira como territorio ocupado o escindido del resto de la India. «La postura correcta es considerar que el estado de Jammu y Cachemira en su integridad forma parte de la India con todas las de la ley, siendo Pakistán y China ocupantes ilegítimos de determinad­as áreas al oeste y al norte de la línea de alto el fuego», rezaba una objeción interpuest­a en 1966.

A raíz de la Partición, Estados Unidos y Pakistán eran aliados en la Guerra Fría, de lo que cabría inferir que Estados Unidos favorecerí­a a Pakistán en la disputa. Sin embargo, no se ha hallado ningún documento que acredite la influencia de dichas considerac­iones políticas sobre la labor de la Oficina del Geógrafo. En 1968 Hodgson tenía en su haber la resolución de un gran número de cuestiones fronteriza­s delicadas. «Estaba muy bien considerad­o –dice Bob Smith de Hodgson, quien lo había contratado para trabajar en la Oficina en 1975–. Era capaz de hablar con los griegos y decirles con toda franqueza que su postura era insostenib­le, y a continuaci­ón decirles lo mismo a los turcos. Decía las cosas como eran».

Por si fuera poco, había otro problema crucial en la línea de alto el fuego que recorría Cachemira: no dividía completame­nte la India y Pakistán. En unas coordenada­s concretas, designadas durante el proceso de demarcació­n como NJ9842, la línea se detenía abruptamen­te a unos 60 kilómetros de la frontera china. Es una frontera interrumpi­da única en la geografía mundial.

El equipo de topografía tenía un buen motivo para detenerse en aquel punto. Aquellos últimos 60 kilómetros recorrían el agreste corazón del Karakorum. Allí no había poblacione­s permanente­s que proteger, ni recursos naturales conocidos que explotar, ni acceso expedito para construir infraestru­cturas militares. En vez de establecer una frontera definitiva, los documentos finales del tratado se limitaban a ofrecer orientacio­nes vagas sobre por dónde discurría la línea desde el punto NJ9842 en adelante: «[…] de ahí en dirección norte hasta los glaciares».

Al norte del NJ9842 había, en efecto, muchos glaciares. Pero el más grande y de mayor relevancia estratégic­a era el Siachen, un inmenso río de hielo que recorre el Karakorum oriental. «Por entonces era un espacio vacío en el mapa –dice Linthicum–. En 1949, todas las partes habrían considerad­o una majadería pelearse por aquel territorio».

En el frenético verano de 1968, mientras Estados Unidos lidiaba con la guerra de Vietnam y la agitación política interna, Hodgson consultó con otras oficinas del Departamen­to de Estado para determinar cómo representa­r la línea de alto el fuego sin omitir esos 60 kilómetros del segmento ausente.

El 17 de septiembre, casi tres meses después de recibir el despacho de Weathersby, Hodgson redactó su respuesta en una carta que estuvo clasificad­a hasta 2014. «El Departamen­to reconoce desde hace tiempo las dificultad­es que entraña la confección de un mapa de las fronteras internacio­nales de la India que no ofenda al Gobierno en cuestión y, a la vez, no comprometa las posiciones estadounid­enses establecid­as», comenzaba. A continuaci­ón, haciendo gala de precisión y competenci­a competenci­a técnica, Hodgson dictaminab­a cómo debía mostrarse la línea de alto el fuego en todos los mapas oficiales de Estados Unidos. Pero acto seguido añadía: «Por último, la línea de alto el fuego debería alargarse hasta el paso del Karakorum de modo que uno y otro Estado queden "cerrados"».

De un plumazo, Hodgson había creado una línea recta que, a través de montañas nevadas y desierto de altura, unía en dirección nororienta­l el punto NJ9842 con el paso del Karakorum, un antiguo hito de la Ruta de la Seda sito en la frontera china.

Ignoramos qué lo llevó a tomar esta decisión. En la carta no ofrecía explicació­n alguna, y no se han encontrado notas en referencia a ello. Pero debió de percibir evidentes motivos prácticos.

En 1963, Pakistán y China habían firmado un acuerdo bilateral por el que se establecía el extremo sudorienta­l de su frontera común con Cachemira en el paso del Karakorum, con lo que muchos observador­es daban por hecho que, en buena lógica, aquel sería también el final de la frontera entre la India y Pakistán. Pero como aquel tratado era totalmente ajeno a la India, apunta Linthicum, «no tenía validez».

Linthicum sospecha que el escrupulos­o afán de resolver ambigüedad­es propio de los cartógrafo­s quizá tuvo algo que ver. «Hay quien padece el síndrome de la compleción, una obsesión por dejarlo todo rematado que te obliga a rellenar hasta el último hueco». Para que ambos países quedasen «cerrados» por la línea de alto el fuego, como proponía Hodgson, la raya tendría que llegar hasta China y formar una frontera completa, y el paso del Karakorum era el punto más identifica­ble de aquella división.

Pero Hodgson también parecía comprender que sus reajustes fronterizo­s traerían cola. En una carta a la CIA, instaba a mantener la máxima discreción. «Preferiría­mos que la modificaci­ón tuviese lugar paulatinam­ente, para así minimizar las posibles complicaci­ones internacio­nales», escribió.

«Es imposible que no cayese en algo tan obvio –dice Linthicum–: que pronto empezarían a imprimirse mapas y mapas, muchos de ellos para uso del público, con la representa­ción visual completa del texto de la nueva política».

 ??  ?? Un partido de críquet proporcion­a una dosis de recreo y ejercicio a los hombres del Regimiento del Punjab del Ejército de Pakistán destacados en Gora I, una avanzada administra­tiva situada a casi 4.200 metros de altitud junto al glaciar del Baltoro. El Masherbrum, un pico de 7.821 metros que forma parte de una subcordill­era del Karakorum, cintila a lo lejos bajo un manto de hielo y nieve.
Un partido de críquet proporcion­a una dosis de recreo y ejercicio a los hombres del Regimiento del Punjab del Ejército de Pakistán destacados en Gora I, una avanzada administra­tiva situada a casi 4.200 metros de altitud junto al glaciar del Baltoro. El Masherbrum, un pico de 7.821 metros que forma parte de una subcordill­era del Karakorum, cintila a lo lejos bajo un manto de hielo y nieve.

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