YO PARA SER FELIZ QUIERO UN SOFÁ
Simpatía:“Modo de ser que hace a una persona atractiva y agradable”.Y quien dice a una persona, dice a una casa. Así lo reivindicamos nosotros. ¿No te ha pasado nunca que has entrado en un salón y te ha parecido precioso y cercano? Vamos, que te has encontrado muy a gusto en él aunque fuera tu primera visita. Simpatía. Pues eso es lo que he sentido yo al ver todas las casas que te mostramos este mes, sumamente afables además de estar realizadas con un notable interiorismo. Porque simpática no significa trivial o superficial, no nos confundamos. Todos conocemos a gente valiosa y muy seria, pero con gran cordialidad en sus comportamientos. Así son nuestros proyectos de esta edición: sólidos, con una realización impecable, en sintonía con la arquitectura a la que se prestan y con la forma de vida de quienes los habitan, y, a la vez, ¡tan fáciles de comprender! Es posible que esta impresión venga inducida ya por el salón, el foco de todas las decoraciones que conozco (y son unas cuantas), y con razón, pues es la zona más vivida y donde mejor se aprecia el carácter de sus dueños. Por ello ponemos tanto mimo a la hora de realizar nuestro anual Dossier Salones. En este recogemos toda la simpatía de la que hablamos, pero, además, adaptándola a los distintos estilos actuales.Te va a gustar.Yo, personalmente, me he detenido en la selección de sofás que presentamos, y es que me pierde un buen sofá. Me seducen las formas envolventes, el golpe de color que pone en el conjunto, las tapicerías tan amorosas, la expectativa de relax que supone... esto es, la felicidad que me da recogerme a solas entre sus almohadones. Sí, benditos sofás.