SU MAJESTAD EL MAR
El Mediterráneo se vuelve profundamente azul en la costa de Niza. A este espectáculo se asoma una casa rehabilitada para disfrutarlo con plenitud.
PRIMAN LOS RINCONES PARA EL RELAX, CÓMODOS Y LUMINOSOS
Si hay algo que marca a esta casa es, sin duda, el entorno que la rodea. Junto al mar, en un emplazamiento único entre Niza y Mónaco, con el azul como telón de fondo y unas vistas inolvidables sobre el horizonte. Esto fue lo que enamoró a su dueño, el diseñador gráfico y fotógrafo Grégoire Gardette. Un flechazo sin remedio le alcanzó cuando descubrió este impresionante y enigmático rincón de la costa francesa, y la vivienda en ruinas que colgaba sobre el mar, enclavada sobre el terreno aterrazado.
La edificación había sido levantada en 1920 y cuando la compró, en 2008, estaba totalmente abandonada. El arquitecto Gilles Nesa fue el encargado de las obras de rehabilitación y «aunque, dado el panorama, podía haber optado por derribar la casa y volver a construir, le pedí que conservase su esencia», evoca Grégoire. Para ello, se mantuvo la estructura y se emplearon materiales tradicionales. Eso sí, todo concebido bajo un registro contemporáneo que modernizase el espacio y lo hiciese más confortable.
Hoy, los interiores son bellos, cómodos y aparecen dotados de personalidad propia, que no es otra que la de su propietario. Allí reside la mayor parte del año junto con su mujer, Pauline, y su hija, Nefelie. Mientras que en el exterior, la maravillosa terraza, amplia y despejada, acapara todo el protagonismo, en el interior de la vivienda, la cocina y las zonas de estar comparten un gran ambiente diáfano en la planta baja. Por una escalera con una original barandilla se asciende al primer piso, en el que se localizan los dormitorios y los cuartos de baño. Además, Grégoire Gardette habilitó una zona de estudio sobre el nivel superior en la que poder evadirse del mundo.
La decoración es actual y serena, repleta de piezas contemporáneas. Una gama de colores neutros y un repertorio de materiales naturales sirven de escenario a las colecciones de cerámica y arte contemporáneo. «Así transcurre la vida en esta casa sencilla, pensada para recibir a los amigos y también para abstraerse. Zonas para compartir y para estar a solas... », explica.Y el azul profundo del mar que todo lo inunda.