PURA POESÍA
El jardín y los interiores de esta casa de campo en la comarca de La Vera, realizados por el paisajista Jesús Moraime, son un deleite que puedes alquilar.
Así es esta casita de La Vera extremeña rodeada por un delicioso jardín de campo con rosas antiguas, plantas aromáticas, robles y castaños. El paisajista Jesús Moraime concibió una y otro con proporciones acogedoras, a la escala del hombre, y para deleite de los cinco sentidos.
La casa idealizada en las fábulas de cuento, la que siempre se asocia a la campiña inglesa decimonónica, la que se imagina en la Provenza francesa o la Toscana italiana. Esta vivienda podría formar parte de cualquiera de esos paisajes. Sin embargo, no es necesario cruzar ninguna frontera. Está a dos pasos, en LaVera cacereña, una comarca de increíble belleza al pie de la sierra de Gredos. Fue construida y ampliada su superficie a partir de un edificio ya existente, lo que hoy es el salón. El proyecto, que responde a los cánones de construcción tradicional, es obra de Jesús Moraime, en colaboración con la arquitecta Alicia López-Izquierdo. El primero es un reconocido paisajista con veinte años de experiencia y autor, además, del jardín que abraza la casa y al que indisolublemente está unida.
El gran interés de Jesús Moraime por el mundo rural impulsó una emocionante y a la vez atractiva experiencia empresarial:
construir en este enclave extremeño una serie de viviendas campestres para alquilar. Surgieron así Las Casas del Naval (casasdelnaval.com), inmersas en la naturaleza del valle de la Garganta del mismo nombre y muy próximas aVillanueva de laVera. La más representativa es esta, San Julián, con tejados a dos y cuatro aguas, interiores con vigas de madera de castaño vistas, y las paredes y el resto de los techos de yeso negro. El suelo de barro se encargó en un alfar de la zona.
La decoración se ha cuidado al máximo para transmitir sensación evocadora, inspirada en un rústico aristocrático con sabor añejo. El jardín, dividido en sectores, es un lujo para los sentidos. La zona sur está provista de una alberca que se utiliza como piscina. En vez de césped, poco indicado para un clima seco y caluroso, se ha cubierto el suelo con gravilla de mármol dolomítico de Montesclaros. En el del norte, más fresco, hay instalada una tranquila área de estar junto a la fuente de Los Jardines, un elemento ya existente en el lugar, al que venían a beber los pastores. Estampa más bucólica, imposible.