ROBLE NATURAL Y BLANCO ROTO, UNA COMBINACIÓN CÁLIDA QUE ATRAPA LA LUZ
Muy vieja y deteriorada, pero perfecta para inspirarse y hacer lo que quisiéramos». Esa fue la primera impresión que le causó la casa a la interiorista Claudia Garay, quien comenta que desde el primer día que la vio, tuvo claro el potencial y lo que se podía sacar de ella. Este piso madrileño se había utilizado como residencia de sacerdotes marianistas, con muchos cuartos pequeños, altares y confesionario.Tras una profunda rehabilitación, se ha transformado en una vivienda actual, confortable, en la que se mantuvieron algunos elementos originales, como la chimenea del salón o las carpinterías exteriores, que fueron restauradas.
La luz es un elemento fundamental en los trabajos de Garay Studio –Claudia es especialista en este campo: diseña lámparas, instalaciones lumínicas y proyectos integrales de iluminación– y se convirtió en hilo conductor de la rehabilitación. «La casa posee mucha luz –nos explica–, así que decidí que tuviera un fondo neutro claro –un blanco roto con un ligero punto de gris para la pintura, además de puertas muy sencillas lacadas en blanco–, y luego, con otros elementos, fuimos introduciendo notas de color». Al plantear la nueva distribución, no solo se atendió a las necesidades de un piso moderno, también la búsqueda de la mayor claridad posible motivó alguna de sus señas de identidad, como la sustitución de varios tabiques por cristaleras con perfiles de aire art déco. Una vez preparados los flamantes espacios, se fueron llenando de muebles y objetos encontrados en anticuarios, mercadillos y galerías, y de las sugerentes lámparas de Garay Studio.Todo ello compone un puzle lleno de armonía y carácter, en el que impera una relajante sensación de calma.