LIFESTYLE
CRUZAMOS EL RÍO GUADALQUIVIR PARA EMPAPARNOS DEL ESPÍRITU DE ESTE BARRIO SEVILLANO QUE HOY LUCE CON TODO SU ESPLENDOR Y MÁS. Y ES QUE A SU TRADICIÓN FLAMENCA, TORERA Y ALFARERA, SE UNEN NUEVOS TESOROS ARTÍSTICOS Y GASTRONÓMICOS.
Triana enamora. Un paseo por las direcciones a conocer de este barrio sevillano en auge.
El puente de Isabel II es el paso más espectacular para entrar en Triana, el precioso barrio de Sevilla, al otro lado del río, que vuelve a estar de plena tendencia. Sus calles más representativas –como Betis, siguiendo el cauce del Guadalquivir, o la peatonal San Jacinto– son cuna de toreros y artistas de flamenco,y en ellas se respiran aires marineros y mucha tradición ceramista. Una atmósfera muy pintoresca que mantiene vivo el pasado y a la que hoy se añade una oleada de nuevos espacios.
Tienes rincones emblemáticos que esconden secretos geniales. Por ejemplo, la plaza de Abastos, un mercado de puestos muy bien conservado, junto a los restos del castillo de San Jorge, que entre verduras, hortalizas, pollos y huevos frescos oculta un diminuto, pero encantador, teatrito donde se representan obras de flamenco, con capacidad para 28 personas.A escasos minutos andando puedes visitar el flamante Centro Cerámica Triana. En este lugar, localizado en la antigua fábrica de Santa Ana, se levanta en la actualidad un maravilloso edificio diseñado por AF6 Arquitectos.
Aquí conocerás la historia de esta tradición artesanal y una colección permanente de obras desde el s.XII.Muy cerca se encuentra asímismo la Fundación Cristina Heeren, una escuela de arte flamenco, creada en 1996 por esta mecenas norteamericana, en la que se promociona la enseñanza del cante, el flamenco y la guitarra, y donde a partir de este mes podrás asistir a las actuaciones de sus alumnos.
Pero el barrio también acoge a nuevos creadores y aventureros que han querido arriesgar con negocios muy atractivos.Es el caso de Triana House, un alojamiento de lujo con seis habitaciones –amplía el próximo año– y un servicio muy cuidado y personal, decorado al detalle por el interiorista Amaro Sánchez de Moya. O del pastelero Manu Jara, que ha abierto allí obrador e imparte pequeños talleres a quienes quieran aprender el arte de hacer un auténtico croissant francés. Por no hablar de los nuevos restaurantes de producto local e inspiración tradicional, pero con cartas que suponen una vuelta de tuerca, como Mariatrifulca o De la O. Y si te queda tiempo, déjate caer por el CAAC, el convento, en los límites de Triana, donde Charles Pickman instaló su fábrica de loza en 1841. Hoy se ha convertido en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo.