ACENTO ANDALUZ
LA CASA MARBELLÍ DEL DECORADOR AGUSTÍN MARTÍNEZ GIL UNE PASADO Y PRESENTE PARA RECREAR LA ESTÉTICA DEL SUR CON UNA MIRADA MUY COSMOPOLITA.
La vibrante casa marbellí del decorador Agustín Martínez Gil, con una decoración del Sur en clave actual.
Fue el hogar habitual del interiorista Agustín Martínez Gil durante muchos años, mientras tuvo su tienda y estudio de decoración en Marbella. Desde que cambió su residencia a Madrid, esta casa se ha convertido en su vía de escape, un lugar donde pasa todo el tiempo que puede disfrutando del silencio, la vegetación y la paz que se respira tanto dentro como en el bellísimo entorno en el que se encuentra. Lo explica él mismo de esta manera tan gráfica: «Salgo de la locura de la GranVía, donde está mi lugar de trabajo en la actualidad, y en un poco más de tres horas estoy regando mi patio».
Ubicada en una de las urbanizaciones más antiguas del Marbella Club, la vivienda fue diseñada por el arquitecto australiano Donald Gray, estudioso de las culturas andaluza y marroquí, y hoy afincado en la costa granadina. De ahí, que sea un ejemplo de las construcciones tradicionales: con cubierta de teja a cuatro aguas, encaladas de blanco y con elementos resaltados en otro color como la balconada en arco. Por supuesto, cuenta con un cuidado patio, su joya más preciada. El decorador lo ha llenado de plantas de gran porte que protegen la casa del sol y hacen descender unos cuantos grados la temperatura.
Los interiores tienen el sello indiscutible de Martínez Gil, quien realizó diversas reformas respetando siempre el espíritu original y la idiosincrasia sureña. La clave más destacada es, sin duda, el derroche de color, en una paleta atrevida que usa combinaciones tan arriesgadas como expresivas. Pero también lo es la miscelánea: las estancias rebosan movimiento, son la antítesis del minimalismo. Revestimientos y textiles estampan de motivos vegetales y geométricos paredes, alfombras, cojines, muebles tapizados... Como él mismo asegura: «La variedad y la mezcla son fundamentales en mi trabajo y en mi vida, y tratándose de mi casa, con mas razón». Difícil ejercicio de armonía que solo merece un ¡olé!